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Atril ciudadano

Felipe Sexto

Corren ríos de tinta tras la abdicación de SM el Rey Juan Carlos Primero. Nada de qué sorprenderse, excepto por las posturas un tanto ‘chillonas’ que se vienen adoptando, por parte de unos a favor de la Monarquía, y por parte de otros a favor de la República, con manifestaciones bandera en mano incluidas. Del monarquismo empalagoso de toda la vida de unos pocos no voy a hablar porque es algo que no hace daño a nadie; es como escuchar a una abuela hablar las mil maravillas de su nieto, “es el primero de su clase, el que marca todos los goles en los partidos, el más guapo y el objetivo de todas las chicas del barrio”. Lo que sí que merece una reflexión es la postura ultra republicana de muchos españoles y españolas que sinceramente, chirría.

Entendería al republicanismo ultra si España no fuese una democracia. Entendería al republicanismo ultra si SM el Rey no hubiese cumplido con su deber durante el fatídico 23F. Entendería al republicanismo ultra si en la persona de SM el Rey no hubiese confluido el consenso más variopinto de la historia de España, en un arco que va desde Carrillo hasta Aznar pasando por Pujol, Felipe González, Zapatero o Rajoy. Entendería al republicanismo ultra si SM el Rey se hubiese opuesto al modelo autonómico, tan generoso este con las distintas nacionalidades que componen el Estado Español. Habría entendido al republicanismo ultra si SM el Rey no se hubiese posicionado pública y notoriamente a favor de los grandes valores del Estado. Habría entendido al republicanismo ultra si SM el Rey no hubiese posicionado internacionalmente la Marca España junto a los más bellos ejemplos de superación que nos ha dado el deporte español. Entendería al republicanismo ultra si SM el Rey no se hubiese dejado parte de su salud facilitando acuerdos comerciales que favorecen los intereses españoles alrededor del mundo, acuerdos que retornan pingües beneficios para España y que cubren cientos de veces los relativamente insignificantes gastos de la Casa Real. Entendería al republicanismo ultra si SM el Rey hubiese tenido una personalidad arrogante y distante.

Las manifestaciones que se han visto estos días con banderas republicanas me parecen desproporcionadas. Con Rey o sin Rey, España no se va a romper. La diferencia sin embargo, es que el Rey es un magnífico ‘soldado’ de la Marca España, el mejor. El Rey es el primer Relaciones Publicas de España, su primer Embajador, su primer Comercial, su primer Representante. Desde un punto de vista totalmente pragmático, el Rey es una buena inversión para España. Sinceramente, nos iría mucho mejor en España si esa misma energía que se emplea para manifestarse y pedir la abolición de la monarquía, se emplease por poner un ejemplo para protestar por la cantidad de robos que se cometen en el metro de Madrid. Si no hubiese monarca, habría presidente de la república y el gasto para las arcas del estado sería similar, pero el beneficio mucho menor. Y personalmente, prefiero a un Jefe de Estado políticamente neutro y con relaciones internacionales bien consolidadas como SM el Rey, a correr el riesgo de tener a un individuo del estilo de Sarkozy presidiendo el país.

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