El pasado jueves, 10 de agosto, fallecía Antonio Parra Ruiz, melillense nacido en 1946, poeta, crítico de arte y periodista, residente en Málaga desde hace muchos años. Durante 1970 y hasta 1972 ejerció el periodismo en la redacción de Sol de España, ocupándose de las páginas literarias y de arte. Al año siguiente marchó a París y de allí a Negrar en Verona (Italia) para trabajar junto al escultor malagueño Miguel Ortiz Berrocal, de quien fue secretario y responsable de sus exposiciones, según ha informado Encarna León, Delegada Territorial de ACE-Melilla. Inmerso en el arte, su siguiente etapa fue Venecia donde participó en la Bienal de 1980. En tierras italianas dirigió varias galerías de arte hasta tener la suya propia. Recorrió toda Europa y parte de América y en 1993 regresó a Málaga para trabajar en la Fundación Picasso y ejercer la crítica de arte en las páginas de Diario 16. Colaboró en los diarios ABC y La Vanguardia. Es autor de numerosos textos sobre arte contemporáneo y fue comisario de importantes exposiciones en Italia y Málaga.
Como poeta publicó una decena de libros y obtuvo los premios Villa de Daoiz, el Salvador Rueda (Rincón de la Victoria, 2011) y el Nacional de Artículo sobre el libro. Formó parte, junto a su amigo José Infante, de las tertulias de El Pimpi, de una manera muy activa; Antonio Parra fue el más asiduo participante y colaborador.
Con Antonio Parra coincidí en numerosas ocasiones relacionadas con la poesía en Málaga, sobre todo en Los lunes del Pimpi que tan bien llevaba Infante. Lo conocí personalmente en 2014 en un encuentro poético celebrado en La Tetería, lugar muy coqueto y con encanto situado en Teatinos, cuyo dueño ofrece todo el año el saloncito de arriba para este tipo de actividades. Allí hablamos de Melilla, de su larga ausencia y compartimos lecturas de poemas.
Últimamente se debatía entre la vida y la muerte a causa de una caída que le produjo un derrame cerebral.
Falleció el jueves pasado y el viernes, en la sala 14 del Parque Cementerio de Málaga, sus amigos le acompañaron en su último viaje y allí, en aquel lugar de recogimiento y despedidas le ofrecieron una velada poética leyendo sus versos, los de Antonio. Se oyeron las voces de José Infante, Inés María Guzmán, Francisco Ruiz Noguera, Rafael Inglada, Antonio J. Quesada y otros muchos.
Los diarios malagueños se hicieron eco de su fallecimiento y de la gran estima que muchas personas le tenían, y le dedicaron reconocimientos.
Hoy, y con un poco de retraso he querido que, como melillense volcado a la literatura y al arte durante toda su vida, aquí, en su tierra de nacimiento, Melilla, también se le recuerde a través de este pequeño homenaje.
