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En el centenario del asedio a “Tifaruín, El Annual… que se evitó” (I)

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Capítulo I

En esta campaña quedaron señalados para siempre los días de los defensores de Tifaruín, ocho días en los que la gloria eclipsó a la tragedia.

Presentación. A lo largo de las Campañas de Marruecos y durante los dieciocho años de duración de éstas han sido numerosos los sucesos bélicos, enfrentamientos entre indígenas celosos en mantener la identidad de su pueblo y las fuerzas hispanas encargadas de la ocupación del territorio del Norte de Marruecos para la efectiva implantación del Protectorado de acuerdo a compromisos internacionales adquiridos por el Estado Español.

Muchos hechos de armas resuenan aún en la memoria colectiva de españoles y marroquíes. Choques armados donde se pusieron en evidencia tanto lo mejor como lo peor que anida dentro de cada hombre. Y junto a las conocidas gestas o descalabros del Barranco del Lobo, Taxdirt, Annual, Monte Arruit, Tizzi Assa y Desembarco de Alhucemas, figuran innumerables acciones a veces menos conocidas por el gran público; y que sin embargo supusieron verdaderos jalones en la trágica historia de las Campañas de Marruecos. Entre éstos últimos combates y localizados en la Zona bajo control de la Circunscripción Militar de Melilla podemos mencionar los que tuvieron lugar durante los años 1923 y 1924 en torno a Tifaruín, Sidi Mesaud y Afrau, unas posiciones españolas que sufrieron una fuerte presión rifeña e incluso asedio y dieron lugar a auténticas demostraciones de valor, abnegación y sacrificio.

Tras la rota de Annual, el aparato militar español se recompondría y a pesar de tener en su contra a la opinión pública española y un adversario rifeño envalentonado, lograría en poco tiempo ocupar nuevamente el territorio perdido en 1921.

En este trabajo, resumido para la Prensa, José Antonio Cano Martín, su autor, tras una ardua labor de investigación y de forma amena nos introduce en un momento histórico decisivo en el devenir de la acción militar española en el Rif. Cuando el pueblo español dudaba entre seguir derrochando sangre y dinero en Marruecos, o abandonar la aventura colonial. El líder rifeño Abdelkrim ordenaría la realización de continuos hostigamientos y cercos sobre las posiciones de la primera línea española en su Zona Oriental: Tifaruín, Sidi Mesaud y Afrau, donde gracias al empeño de sus guarniciones y columnas de apoyo se evitarían nuevos holocaustos de características similares al que provocó la rota en 1921 de las fuerzas de la Circunscripción de Melilla.

Vertebrado este monográfico en once capítulos con numerosas ilustraciones y por tener como fuente principal las informaciones que a diario ofrecían las páginas del periódico melillense “El Telegrama del Rif”, es viva la visión que se nos aporta de los sucesos desarrollados en torno a los años 1923 y 1924. Un aspecto que viene a enriquecer mucho más este trabajo y nos lleva a sentir la actualidad del momento.    Juan Díez Sánchez Como llegar a la antigua posición militar de Tifaruin. Para llegar a Tifaruin podemos seguir principalmente dos rutas. Una de ellas es llegar a Sammar, por el zoko el Had de Beni Sicar, cruzar el río Kert casi en su desembocadura, coger dirección a Kebdani y posteriormente hacia Afrau. Desde ésta seguir camino hacia el Sur para llegar a Tifisuin y Tifaruin. La parte final de este trazado, es decir, a partir del río Kert, es pista y está en muy mal estado, y además casi cortada en algunos tramos. Por decisión unánime de todos los expedicionarios decidimos no hacerla.

La otra ruta es rodeando el macizo del Gurugú, es decir, a través de Nador, Segangan, llegar al cruce de Kandusi, girar a la derecha y alcanzar Dar Kebdani. Al llegar a este poblado giramos hacia la izquierda con dirección a Ben Tieb. Unos kilómetros antes de llegar a este punto nos desviamos hacia la derecha y pasamos junto a la antigua posición militar española de Asdir Asug. Hasta este punto la carretera es asfalto en buen estado. A partir de aquí hay que transitar por pistas, pasando cerca del morabo de Sidi Mesaud, hasta llegar a la posición militar del mismo nombre. Después hay que coger la definitiva pista, que pasando por Farha y Loma Pelada nos lleva a la antigua posición militar de Tifaruin, motivo de la visita. La segunda ruta propuesta es la que se acepta, porque es la que se adapta mejor a nuestro objetivo, aunque de recorrido más largo, tanto la carretera como las pistas están en mejor estado.

Como es normal en este tipo de visitas, nos concentramos muy de mañana, para salir en las primeras horas del día, ya que el recorrido a seguir es bastante largo y duro. Participamos doce personas con tres vehículos todo terreno, imprescindibles en este tipo de rutas.

Aunque el objetivo de la salida es bien definido antes de partir, eso no cambia, que al pasar por los lugares del trayecto, Nador, Segangan, Fortín del Kert, Kandusi, Cuesta de la Muerte, Dar Kebdani, Tuguntz, Afarún, etc. nos vengan recuerdos de otras excursiones realizadas con otros fines.

En Sidi Mesaud aún se conservan en perfecto estado los caminos cubiertos para llegar a la posición principal. También nos detenemos en el Aljibe que hay junto al morabo, lugar donde murió el teniente Valverde. Después visitamos la posición de Farha. Es impresionante el paisaje que se divisa desde este lugar. Se divisa desde Tensaman, al Oeste, hasta Afrau, en la costa.

Este recorrido se nos hace corto, pero estamos deseando llegar a Tifaruin, objeto de la salida. Llegamos a Tifaruin a las diez de la mañana y rápidamente empezamos a la exploración de todo el recinto y alrededores.

Un viejo del lugar nos recuerda constantemente el nombre “Hervás”. Nosotros no sabemos lo que quiere decir. Pero nos damos cuenta de que nos está hablando del capitán de Regulares Joaquín Sánchez Hervás, muerto en el socorro a Tifaruin…

LA EFÍMERA REPÚBLICA DEL RIF

El Amalato del Rif. Ataques a la posición de Tizzi Assa. Ocupación de Sidi Mesaud y Afrau. Desde que se inició la reconquista tras el desastre de Annual, y a lo largo del año 1922, el ejército había llegado a una apoteosis de entusiasmo. Había buen humor, reflejo indudable de una alta moral y de una confianza absoluta en la victoria.

Mientras la guerra seguía su curso, sobre la panorámica del campo de batalla a veces la política hacía su inesperada  aparición, que intentaba a cada instante tomar la iniciativa. El 3 de enero de 1923 cesó como Alto Comisario el general Ricardo Burguete y el Gobierno designó al Sr. Villanueva para sustituirle. Casi un mes después fue nombrado el Sr. Silvela, que se encontró en Marruecos dos problemas bien distintos: «La rebeldía de Abd el Krim, con la presión enconada en el saliente de Tizzi Assa, en la Zona Oriental, y el pacto con el Raisuni, en la Occidental».

El general Burguete había sentado las bases para una acción política que, a su juicio, había de complementarse con la acción militar. Frente a la pretensión de Abd el Krim de hacer del Rif una República independiente, el general Ricardo Burguete concibió la idea de poner esta región bajo el acatamiento del Sultán con la tutela y protección de España. Sometido el plan a un detallado estudio por ambas partes, el 16 de abril se llegó a la entrevista del general Castro Girona con los representantes del cabecilla Abd el Krim. La entrevista se celebró frente a Alhucemas, en una gasolinera del crucero Reina Regente; el general Castro Girona estaba acompañado del intérprete Cerdeira, y como representantes de Abd el Krim figuraban siete musulmanes, destacando entre ellos Sid Hammir, Sid Mohamed, Sid Ahmed, Sid Mohamed Buyibar y Sid Ahmed Buira, quienes reiteraron en una actitud de intransigencia la petición de que el Rif fuera independiente.

De acuerdo con la pretensión de España, el 10 de mayo de 1923 se promulgó un Dahir estableciendo el Amalato del Rif y por otro de la misma fecha se nombró a la persona que había de desempeñar dicho cargo. El texto de ambos decretos reflejaba la importancia de esta decisión y el golpe mortal que su desarrollo asestaba a la rebeldía. El decreto estableciendo el Amalato del Rif echaba por tierra las incongruentes pretensiones de la independencia soñada por Abd el Krim y dejaba clara la voluntad de España en cuanto el sometimiento de la rebelde región, no sólo para evitar la anarquía  reinante, sino también para dar unidad al establecimiento del Protectorado y consistencia al Majzen Central. Hay que tener presente que el territorio del Protectorado que se le asignó a España, era denominado Blas el Siba (nunca sometido al Sultán).

(Continuará)

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José Antonio Cano

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