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En el centenario del asedio a “Tifaruín, El Annual… que se evitó” Capítulo II (y3)

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Domingo 19: El día 19 aumenta el fuego de todas clases sobre Tifaruín, y, principalmente sobre su Avanzadilla, punto que el enemigo consideraba más fácil de ocupar. Como era domingo, en uno de los momentos en que la acción enemiga decrece, los defensores piden la bendición, que no sólo la da uno de los capellanes que se encuentran frente a la posición, sino que el Arzobispo de Valladolid, plaza de guarnición del regimiento de Isabel II, la envía a todos por medio de un telegrama.

En Tifaruín, desde el día 16 no se ha podido realizar el servicio de aguada, por lo que el 19 por la noche el jefe de la posición da la orden de reducir aún más la ración de agua, que a partir de este momento serán únicamente una taza de agua con café al día, para poder atender a los enfermos y heridos, que aumentan de día en día considerablemente. Según las declaraciones que hicieron los defensores al ser liberados, este agua la tomaban con una paja para que les hiciera la ilusión de ser más cantidad.

Lunes 20: Este día se estrecha más el cerco, continuando los duros ataques y el empeño por parte del enemigo de entrar en la posición. Por la mañana escasean los estopines y se solicitan por heliógrafo. El capitán de la posición, Rodríguez Almeida, reúne a los oficiales para considerar la situación. Como resultado de ello envía el siguiente comunicado que revela el alto espíritu de aquellos defensores: «Resistiremos hasta el último momento. Primero muertos que rendidos. Si es preciso, volaremos la posición antes que entregarla».

El mismo día se envían los estopines y unas barras de hielo por avión. Los estopines fueron transportados por el capitán de Ingenieros Joaquín Boy, del Servicio de Aviación, y el piloto Jaime  Baeza, que nada más cumplir la misión fueron derribados, muriendo ambos gloriosamente. Las barras de hielo y frutas, los lanzaban envueltos en trozos de tela, bajando a menos de 12 metros de altura. El avión cayó envuelto en llamas en un barranco cerca de Tifaruín.

El hielo cayó en su mayoría fuera de la posición, dando lugar a uno de los hechos heroicos del asedio: «El sargento Feliciano Blanco Peña y el soldado Félix Torres San José salieron fuera de las alambradas, soportando el fuego enemigo, para recogerlo, logrando una parte muy pequeña, ya que las barras se deshicieron al caer al suelo». El capitán Joaquín Boy lanzó sobre la avanzadilla un mensaje dando ánimos a los defensores y anunciando que Franco llega desde Tetuán. Resaltar que Franco fue uno de los pocos jefes que voló sobre Tifaruín, y lo hizo el día anterior a la última operación de socorro, para tener un conocimiento más profundo del terreno al comparar los planos con las fotos aéreas.

Martes 21: Desde el amanecer del 21 el enemigo arrecia sus ataques tratando de apoderarse de la avanzadilla, que, según reza en los partes de la Comandancia de aquel día, resistieron rechazando al enemigo sin desmayo y obligándole a retirarse ante la heroica resistencia de sus defensores. Aquella noche la posición tuvo un pequeño respiro, pues sólo se produjo el «paqueo» ordinario. Como era imposible la comunicación entre la posición principal (Tifaruín) y la Avanzadilla, esta se hacía por medio de cuerdas que lanzaban y en el extremo opuesto se ponían las municiones, avituallamiento y comunicados, y tirando de ellas los de la avanzadilla, recogían lo que venía sujeto en dicho extremo…

 

(Continuará)

 

Bibliografía consultada al final del último capítulo

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José Antonio Cano

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