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Columna Pública

El proyecto de MetroMinuto no consigue el aprobado

El diagnóstico realizado por la Mesa de Movilidad encuentra numerosas carencias que desincentivan el transporte a pie por la ciudad. Hace un mes, la consejería de Coordinación y Medioambiente presentó MetroMinuto, un proyecto para incentivar los desplazamientos a pie con un mapa sinóptico que representa la distancia y el tiempo que un peatón emplea en recorrer los principales trayectos en la ciudad.
Para realizar una valoración personal del recorrido, con las siguientes conclusiones, dos grupos guiados por la Mesa de Movilidad han evaluado dos de las rutas de MetroMinuto utilizando los indicadores que ofrecen los servicios técnicos del Ayuntamiento de Vitoria (ciudad pionera en movilidad) y el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medioambiente. Según estos parámetros, nuestras conclusiones son las siguientes:

  • En el reparto público, se considera bueno o muy bueno que el 75% del espacio público esté dedicado a las personas. En Melilla, más del 50% del espacio público es carretera de las calles del MetroMinuto está reservado a la calzada, lo cual favorece la presencia del vehículo.
  • La mayoría de las aceras tienen un ancho inferior a 1,5 metros (distancia mínima para garantizar la seguridad y el tránsito), e incluso algunas tienen comprometida su superficie por la presencia de farolas. En la calle Ibáñez Marín, esta sensación se acentúa especialmente. Físicamente, es imposible que transiten dos personas si una de ellas va en silla de ruedas.
  • Valoramos positivamente la construcción de pasos de peatones elevados en Ibáñez Marín. Esta reivindicación, que ya hizo el grupo Ciudadanos el año pasado, es una demanda vecinal que se remonta a varios años muy necesaria para reducir la peligrosidad, la contaminación y los ruidos.
  • Un elevado porcentaje de pasos de peatones no tienen rebajes, están mal rebajados o se encuentran en mal estado. Se da la circunstancia, incluso, de algunas aceras construidas con rampas para sillas de ruedas en un lado de la calle y en la otra no.
  • Las travesías son suficientemente anchas, lo cual es positivo (luz y ventilación); sin embargo, más del 50% de las calles no tiene vegetación. Los únicos árboles que dan buena sombra son los ficus. El confort térmico es bastante precario para desplazamientos largos, sobre todo si son realizados por personas mayores.
  • Algunas calles no tienen ninguna actividad comercial, lo que las convierte en tramos menos seguros (sobre todo por la noche) y menos atractivas para el ciudadano.
  • La densidad del tráfico es elevada y la contaminación ambiental se siente durante el paseo.
  • La contaminación acústica es asignatura pendiente que urge una respuesta contundente por parte de la Administración.
  • La seguridad del peatón (sobre todo personas mayores y personas con movilidad reducida) se ve comprometida en más de un tramo debido a los suelos de terrazo.
  • Las paradas de autobús COA que no tienen marquesina ni lugar de descanso, abrigo o parasol; en algunas aceras, incluso, se han practicado rebajes para que pueda aparcar el autobús.
  • La suciedad relativa y excrementos de perro, sobre todo en los descampados.

Para convencer se necesita más que un plano
Si queremos una red peatonal que invite al ciudadano a dejar el coche en casa, es necesario dotarla de elementos que hagan agradable el paseo. La iniciativa MetroMinuto es similar a la que Pontevedra presentó hace unos años con resultados muy positivos como última pieza de una batería de medidas de mayor urgencia: eliminación del tráfico innecesario, instalación de pasos elevados, creación de espacios amables, mobiliario urbano, reducción de la velocidad máxima a 30km/h y de los niveles de contaminación y ruidos.

En nuestra ciudad, sin embargo, el proceso ha sido a la inversa: en primer lugar ha sido la presentación y la fotografía, y después un plan de remodelación, que a día de hoy no forma parte de una estrategia global ni tiene fecha definida de finalización.

Son numerosas las calles de nuestra ciudad que no están adaptadas a las necesidades de la población. Algunos tramos de MetroMinuto no se pueden completar a tiempo debido a la inclinación del terreno o la falta de espacio si el ciudadano es una persona mayor o con movilidad reducida. Además, el excesivo promedio de velocidad y la ausencia de puntos de agua y marquesinas, así como lugares de descanso, aceras anchas, iluminación y sombra, son inconvenientes que dificultan la implantación y la concienciación.

Creemos que MetroMinuto es una herramienta utilísima para fomentar los desplazamientos a pie, pero es necesario dar más perspectiva al proyecto. Para la Mesa, esta política es consecuencia de la improvisación y la falta de estrategia global, y convierte al PMUS en un documento estéril, sometido al capricho político, que no responde a las verdaderas necesidades del ciudadano. Si no se mejoran las calles pensando en las personas que caminan, sino en el vehículo, en lugar de fomentar el transporte a pie, MetroMinuto solo será un plano y una excusa para hacerse una foto.

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