Por Rafael Robles Reina, Diputado de la Asamblea y Secretario de Estudios y Programas del Partido Socialista de Melilla
Para los que vivimos ser militantes de un partido político como una oportunidad en la que proyectar nuestros anhelos de transformación social no hay un momento más importante, ni más decisivo, que un proceso congresual. También es el momento de arrancar motores para futuras elecciones. Pero los congresos son los momentos de la democracia interna y difícilmente se puede trasladar a la ciudadanía que se quiere fortalecer a las instituciones que nos permiten convivir en paz sin que la propia organización sea una muestra de aquello que predica para el resto de la sociedad.
Dudo que ningún partido político de esta ciudad haga el ejercicio de democracia interna que hace el PSOE de Melilla, más allá de la elección de candidatos y las luchas de poder entre los seguidores de unos y otros pretendientes por capitalizar todo el poder de la organización. Para los militantes del PSOE la esencia de nuestra participación en política nace de formar parte de un proyecto que nos da voz y nos permite elegir a nuestros representantes de forma democrática. Por eso también fuimos pioneros en el sistema de primarias para elegir a nuestro Secretario General.
Este no es un tema baladí y debería preocupar a todos los partidos políticos que optan por ser representantes de toda la ciudadanía. En algunos casos se convierten en la prueba de fuego que da continuidad a todo el proyecto. En el caso del PSOE, nos avalan 145 años de historia y la garantía de que el partido que va a gobernar a los ciudadanos, más allá de los liderazgos, cuenta con una fortaleza orgánica y un funcionamiento 100% democrático.
No obstante, el liderazgo del Partido Socialista de Melilla, es una muestra más de la oportunidad que representa para esta ciudad. Ningún partido había apostado antes por el empoderamiento femenino para dirigir nuestros destinos como lo hace el PSOE. La compañera Gloria, primera Secretaria General del PSOE de Melilla, defendía en la clausura del último Congreso Ordinario que le “había salido Comisión Ejecutiva Regional paritaria sin proponérselo, que ya formaba parte de nuestro ADN como organización”. Nuestra capacidad de tener por primera vez a mujeres en los principales puestos de decisión de la Ciudad es la que nos convierte en un partido que demuestra conseguir que avancemos con los tiempos. Ningún otro partido con representación asamblearia ha sabido superar como el PSOE esos liderazgos que nos recuerdan que Melilla hace 24 años que entró en el siglo XXI.
El trabajo de nuestras compañeras con responsabilidad de gobierno no solo tiene el mérito de hacerse con una entrega y una honradez intachables, sino que tiene más mérito si cabe cuando tiene que superar arcaísmos mentales que nos impiden despegar como sociedad que cuenta realmente con toda su población y no solo con la mitad de sus ciudadanos.
Sé que a la derecha le molesta que saquemos pecho con una de nuestras principales fortalezas. A la ultraderecha no solo le molesta, sino que trabaja con tesón para que los derechos de las mujeres vuelvan a tiempos oscuros, que ya no parecen ser tan cosa del pasado. Nos jugamos mucho en lo que para algunos es una guerra ideológica, y para los socialistas una cuestión de derechos humanos de primer orden.
Otra de nuestras fortalezas es la honradez en política. Ya el lema de los socialistas de 1979 “100 años de honradez y firmeza” y reivindicaba “la honradez y la firmeza en el presente y en el futuro, en el PSOE y en la sociedad”. Tras estas sabias palabras, no puedo dejar de poner en valor que el PSOE es el único partido que exige responsabilidad a todos sus cargos, orgánicos y políticos. Que nuestro Código Ético, que tan estricto le parece a otras formaciones, pero al que rápidamente apelan cuando quieren que se actúe con ejemplaridad desde la política, en nuestro caso funciona y así ha quedado demostrado.
Una última gran fortaleza que quiero destacar de nuestro partido es que somos el único partido político que apuesta realmente por avanzar socialmente sin dejar a nadie detrás. Defendemos la necesidad de combatir el discurso que nos hace creer que hay “dos melillas”, cuando solo hay una, diversa y plural. Hay potentes altavoces mediáticos que están en ese discurso y debemos romper con esa narrativa. Y eso es lo que hacemos en cada congreso y así lo demostramos con nuestra gestión de gobierno. Podemos decir con orgullo que, igual que en el PSOE somos el partido que más se parece a España, el Partido Socialista de Melilla es el partido el que más se parece a nuestra ciudad.
