El Gobierno de Melilla estudiará la posibilidad de pedir responsabilidades por la pérdida de decenas de árboles en el Parque Lobera, uno de los principales pulmones verdes del centro de la ciudad y que en 1927 cumplirá un siglo de vida.
En rueda de prensa, el consejero de Medio Ambiente y Naturaleza, José Ronda, ha cifrado en, al menos, los 75 árboles que se han perdido en el Parque Lobera, el último un algarrobo hace escasos días, cifra que podría aumentar porque algunos de los que quedan en pie corren un riesgo de caída inminente en próximos temporales.
Ello se debe a que los árboles del Parque Lobera han perdido su anclaje por el corte de “raíces esenciales” por las obras que se empezaron a acometer en este recinto en 2019, y sobre las que el consejero ha dejado claro que fueron iniciadas por el anterior Gobierno del PP, pero que “solo estuvo dos meses” hasta que se produjo el cambio de Ejecutivo en las elecciones.
Por ello, ha señalado a CPM, PSOE y Eduardo de Castro, que conformaban el Gobierno en la pasada legislatura, ya que “han tenido cuatro años para solucionar este asunto y lo han dejado pasar”, si bien el consejero ha agregado que “lo pasado, pasado está” y “se tendrán que pedir las responsabilidades oportunas”, algo de lo que él es partidario.
Proyecto
En cualquier caso, y pese a que ha admitido que en el actual Gobierno están “muy preocupados” por el Parque Lobera, ha puesto de relieve que están “poniendo toda la carne en el asador” para sacarlo adelante con un proyecto de ornamentación y adecuación paisajística que, a falta de concretarse, podría suponer una inversión de unos 900.000 euros.
Ha confiado en que se pueda cumplir el plazo de un año y medio que puso el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, para reabrir el Parque Lobera, “si puede ser antes, mejor”, para lo que se está viendo la disponibilidad de nuevos árboles en viveros nacionales.
No obstante, ha descartado que vayan a trasladar ejemplares de grandes dimensiones “de tres o cuatro metros”, ya que no es algo sencillo, de ahí que la idea sea “empezar con árboles más pequeños e ir cuidándolos para que vayan agarrando bien en el terreno” del Parque Lobera, donde hay zonas que antes eran frondosas y ahora “se han convertido en un erial”.
Además de la plantación de nuevas especies, el proyecto que se está redactando contempla el rediseño de zonas ajardinadas, la mejora del sistema de riego y la reparación de las fuentes y estanques, con la posibilidad de crear uno nuevo en la zona norte, cercana al Parador de Turismo, así como la renovación del mobiliario urbano y elementos arquitectónicos.
Esa es, precisamente, una de las zonas del parque más afectadas por la caída de árboles en los últimos años, sobre todo pinos, aunque también hay otras en la que también se aprecia una “calvicie” por la pérdida de ejemplares y donde hay otros con una inclinación natural que puede llevar a su caída por la gravedad, la edad y el peso “si tiene tocado el anclaje”.
