Sería importante que hoy, en el día sin coche, sean muchos más los que dejen el vehículo aparcado para empezar a descubrir las ventajas que tienen los medios de transporte más sostenibles y respetuosos. Y que en Melilla logremos ir rompiendo con esa utopía que hoy nos parece desplazarnos sin depender del coche. Ojalá más pronto que tarde, para muchos melillenses sea el día sin coche los 365 días del año pero para eso aún queda por delante mucho camino por recorrer Melilla, como el resto de Europa, celebra hoy el día sin coche. Se podría decir que en esta ciudad, que tiene uno de los parques móviles más grandes respecto a la población, ese día señalado en el calendario ha pasado en años anteriores con más pena que gloria porque la «cochedependencia» permanece e incluso va a más. Ello, a pesar de que se están dando pasos desde las administraciones para intentar cambiar esa tendencia, apostando por una movilidad más sostenible y respetuosa para el Medio Ambiente, nuestra salud y la convivencia. Sí, la convivencia, porque una ciudad con menos coches es un lugar con menos humo, ruido y peligro, elementos que no son buenos para quienes habitan en ella.
El avance hacia la modernidad, al contrario de lo que muchos opinan, no está en el auge del automóvil, sino en el mayor uso del transporte público y otros medios más sostenibles, como las bicicletas o los recorridos peatonales, como forma de vida. Así lo estamos viendo desde hace años en grandes ciudades europeas, y también en otras más pequeñas. No hace falta irse muy lejos para verlo, basta coger un ferry y plantarse en Málaga, por ejemplo, para comprobarlo. Allí el transporte público es una realidad en el día a día de miles de ciudadanos que cogen el autobús o el metro para desplazarse, cada vez hay más calles peatonales de las que disfrutan malagueños y turistas, y los kilómetros de carriles bici van en aumento año tras año. Es un camino lento el que han tenido que seguir para llegar hasta donde están ahora, pero la realidad es que están consiguiendo el objetivo y es una realidad imparable.
En Melilla no somos de otra galaxia para poder lograr también lo que ya tienen en otros muchos lugares, y así conseguir una ciudad más amable, más accesible para todos, y especialmente para aquellos colectivos más dependientes, como son los niños y mayores. El quid está, como siempre, en la concienciación. Eso depende de la voluntad de los ciudadanos, pero como siempre en estas cosas, las administraciones públicas y las entidades sociales deben impulsar la locomotora del tren al inicio del recorrido.
No se puede decir que en esta ciudad no se estén dando ya pasos en el objetivo. Lo estamos viendo en medidas urbanísticas, en iniciativas como la aprobación del Plan de Movilidad Urbana Sostenible y actividades para todo el mundo como las que se han llevado a cabo en esta Semana Europea de la Movilidad. También la Mesa de Movilidad, integrada por partidos políticos y asociaciones, están llevando a cabo sus propias actividades en esta semana simbólica. Los melillenses están respondiendo bien, como se ha podido ver en la gran acogida que están dando, y especialmente los niños, que son nuestras futuras generaciones, de las que depende que este camino que se está iniciando llegue a buen puerto. Pero hay que hacer mucho más. Por eso sería importante que hoy, en el día sin coche, sean muchos más los que dejen el vehículo aparcado para empezar a descubrir las ventajas que tienen los medios de transporte más sostenibles y respetuosos. Y que en Melilla logremos ir rompiendo con esa utopía que hoy nos parece desplazarnos sin depender del coche. Ojalá más pronto que tarde, para muchos melillenses sea el día sin coche los 365 días del año pero para eso, como decíamos antes, aún queda por delante mucho camino por recorrer.
