La decisión de Baleària de implantar una línea triangular para conectar Melilla con Motril y Almería no es el primer intento de esta compañía marítima por hacerse un hueco en el puerto melillense. Exactamente es el cuarto en diez años, en los que la compañía que preside Adolfo Utor nunca ha dejado de mirar las posibilidades de negocio que ofrece Melilla en el sector del transporte marítimo. La vez que más cerca estuvo de conseguirlo fue en 2008, cuando incluso puso fecha a la apertura de una nueva ruta con Motril como alternativa a las que sólo había en ese momento con Málaga y Almería. Tres semanas antes de empezar la operación, esa posibilidad se vino abajo cual castillo de naipes por decisión de la compañía balear. La decisión de Baleària de implantar una línea triangular para conectar Melilla con Motril y Almería no es el primer intento de esta compañía marítima por hacerse un hueco en el puerto melillense. Exactamente es el cuarto en diez años, en los que la compañía que preside Adolfo Utor nunca ha dejado de mirar las posibilidades de negocio que ofrece Melilla en el sector del transporte marítimo. La vez que más cerca estuvo de conseguirlo fue en 2008, cuando incluso puso fecha a la apertura de una nueva ruta con Motril como alternativa a las que sólo había en ese momento con Málaga y Almería. Tres semanas antes de empezar la operación, esa posibilidad se vino abajo cual castillo de naipes por decisión de la compañía balear.
La primera vez que Baleària mostró interés por operar en nuestra ciudad fue en el año 2006, hace justo 10 años, cuando el Gobierno de Zapatero sacó a concurso el contrato marítimo para cubrir las líneas de interés público que conectan históricamente Melilla con Málaga y Almería.
La adjudicación de aquel contrato supuso una lucha encarnizada entre la compañía que hasta ese momento siempre las había gestionado sin competencia, Trasmediterránea, y Baleària, que fue a por todas ofreciendo un menor coste económico al Estado y unos buques más modernos, concretamente barcos monocascos capaces de reducir la duración de los trayectos en un 25%, haciendo el trayecto en tres horas.
Este asunto generó una tormenta política durante semanas, en mitad de la cual el entonces secretario general del PSOE de Melilla, Dionisio Muñoz, defendió que el contrato fuera a manos de Trasmediterránea porque “nadie puede garantizar la unión de Melilla con la Península con esos monocascos” en un “Mar de Alborán que es complicado” y que “incluso ha dificultado a veces que salgan los barcos tipo canguro”.
La adjudicación del contrato llegó a ser impugnada por la compañía marítima Baleària que, dolida en su orgullo, invitó en septiembre de 2006 a una expedición de políticos, empresarios y periodistas de Melilla a la isla de Ibiza para presenciar la regata que lleva su mismo nombre, que era la segunda más importante del circuito de vela mundial. El objetivo era que “los melillenses conozcan más de cerca a la compañía” tras perder el concurso marítimo, como afirmó Utor. Entre otros, acudieron el viceconsejero de Turismo, Javier Mateo, y el presidente de ACOME, Enrique Alcoba.
Quería implantar la línea Melilla-Motril en 2008
Dos años más tarde, Baleària volvió a escena en Melilla con el anuncio en marzo de 2008 de su decisión de implantar una nueva línea marítima, que uniera Melilla con Motril, lo que abría una nueva puerta a la competencia no sólo en compañía, sino también en trayecto. El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, calificó este anuncio como “la gran noticia de los últimos tiempos”, después de meses de negociaciones en los que incluso el Gobierno local pidió a la Autoridad Portuaria de Motril y a su ayuntamiento “aunar esfuerzos” para hacer realidad la implantación de esta nueva línea marítima.
La Ciudad Autónoma llegó a anunciar que establecería bonificaciones para los residentes en Melilla y nuevos paquetes turísticos un 25 por ciento más baratos que los de Trasmediterránea en la nueva línea que Baleària pondría en marcha a partir del 1 de junio de 2008 entre Melilla y Motril. Pero de manera sorpresiva, en los primeros días de mayo, Baleària comunicó su decisión de echarse atrás en este proyecto.
La versión oficial de Baleària fue que el precio del petróleo no hacía factible esta nueva ruta, a pesar de que los trámites burocráticos ya estaban muy avanzados e incluso algún barco de esta compañía había llegado hasta Melilla para realizar maniobras de atraque en el puerto. La decisión cayó como un jarro de agua fría en la ciudad, donde muchos ya se habían interesado por preguntar precios y comprar billetes.
También desembocó en un fuerte debate político, en el que el PP acusó al PSOE, que en ese momento estaba en el Gobierno, de “mover los hilos desde Madrid” para impedir que finalmente la compañía Baleària pudiera operar en Melilla. PSOE y CPM, que entonces iban en coalición por su pacto político, acusaron al PP de haber utilizado a Baleària para buscar votos semanas antes de las elecciones generales de ese año. Los populares negaron electoralismo en todo este asunto.
La realidad es que nada más se supo de Baleària en Melilla hasta enero de 2010, cuando presentó aquí su buque ‘Alhucemas’. Aquel gesto contribuyó a iniciar cierto debate sobre el transporte marítimo y a alimentar los rumores sobre la posible presentación de esta compañía en el concurso de adjudicación del próximo contrato de servicio público, previsto para el verano del año siguiente, 2011.
Sin embargo, Baleària finalmente decidió no presentarse y Trasmediterránea logró el nuevo contrato marítimo de Melilla sin rivalidad. Curiosamente, aquel verano de 2011 sí se hizo realidad el proyecto de la compañía balear de abrir una ruta marítima entre Melilla y Motril, pero quien la impulsó fue Naviera Armas, que sigue a día de hoy operando en esa ruta con gran aceptación.
El tercer intento, en 2015
La tercera tentativa de Baleària de operar en Melilla la protagonizó en 2015, cuando el Ministerio de Fomento sacó a concurso el contrato marítimo que está actualmente vigente, al que se presentaron también Trasmediterránea y Naviera Armas después de dos intentos en los que el concurso quedó desierto.
Baleària, como ya hiciera en el concurso de 2006, apostó en su oferta por la alta velocidad prácticamente todo el año, proponiendo para la línea de Málaga el buque “Nissos Chios”, de 2007 que puede navegar a 28 nudos, lo que hubiera acortado a el trayecto de la línea de Málaga por debajo de las 5 horas. Para la ruta de Almería, Baleària ofertó el ferry “Martín i Soler”, que empezó a operar en su flota en 2009 con una velocidad máxima de 23 nudos. Y para reforzar los periodos de temporada alta, ofertó uno de los siete barcos rápidos que tiene en su flota.
El anuncio que hizo ayer Baleària para empezar a operar entre Melilla y la península desde el 20 de julio es, por lo tanto, su cuarto intento de transportar a los melillenses en 10 años.
