Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

El conflicto Palestino-Israelí, sus actores. Slava Ukraini

Palestina 3

El conflicto palestino-israelí no debe hacernos olvidar la guerra en Ucrania. Ambos conflictos tienen claras disimilitudes, en particular que la guerra en Ucrania es una guerra convencional y el conflicto palestino-israelí no lo es. Pero ambos conflictos tienen algo en común, fueron iniciadas por un ataque no provocado de una de las partes, por una parte, y Ucrania e Israel son democracias, mientras que Rusia y Gaza son regímenes autoritarios.

Lo que nos lleva a repasar la carta del editor del día de hoy, de obligada lectura. Hace referencia al libro “Por qué fracasan los países”, en el que se explica cómo, partiendo de condiciones similares, en algunos países hay hambrunas, en otros todo lo contrario, y analiza el papel que juega la política en esos casos.

El origen de esa diferencia, en el caso de Israel y Palestina y especialmente en Gaza, se encuentra en el mismo momento de la creación del estado israelí. Mientras Israel aceptó el mandato de Naciones Unidas, las autoridades palestinas -no el pueblo palestino- influidas entonces por muchos países árabes, decidieron no crear un estado y, por el contrario, dedicaron todos sus esfuerzos a tratar de aniquilar a Israel. Como ya hemos escrito, desde ese día se iniciaron los sucesivos ataques, con el resultado de que Israel aumentó sus territorios y se consolidó como un pujante estado moderno, mientras que los palestinos, de nuevo especialmente en Gaza, siguen viviendo sin estado y en la pobreza. Por citar un caso evidente de mala utilización de los recursos, resaltar que en Gaza parece haber cientos de kilómetros de túneles. La pregunta obvia es por qué no se dedicaron esos recursos y esos esfuerzos a construir las infraestructuras necesarias para la vida de los ciudadanos: centrales eléctricas, depuradoras de agua, redes de telecomunicaciones y demás. Si se hubiera hecho, no dependerían ahora de Israel para satisfacer todas y cada una de sus necesidades básicas. Eligieron la guerra, por lo que no están recolectando los beneficios de la paz.

Los actores del conflicto.

En el actual mundo tripolar, o cuadripolar si consideramos a la Unión Europea, todo lo que pasa en cualquier zona está influido, en mayor o menor medida, por los intereses de las potencias de primer orden. Pero en el caso de los conflictos regionales, también juegan un papel más o menos importante las potencias de segundo o tercer orden.

En el caso de Israel y Palestina, obviamente existen intereses encontrados de Estados Unidos y Rusia, pero también de Irán, Siria, Qatar, Egipto, Arabia Saudí y otros.

Estados Unidos apoya sin reservas a Israel por diversas razones, entre ellas podemos citar: es una democracia en un mar de regímenes autocráticos y/o teocráticos; forma parte de la civilización occidental judéo-cristiana, pero está rodeada de países musulmanes; es un estado consolidado pero en sus fronteras más o menos inmediatas hay estados casi fallidos y otros obviamente antioccidentales; por fin, en Estados Unidos hay un importante lobby judío.

Rusia, por su parte, no quiere dejar a Estados Unidos la primacía geoestratégica mundial y tampoco el control de una zona geográfica de gran importancia. Para ello apoya a cuantos países o grupos se opongan a Estados Unidos: a China en el Pacífico, a Venezuela y Cuba en América, a Siria en medio oriente, a los separatistas ucranianos en el este del país.

China, por el momento, juega sus cartas a cierta distancia, extendiéndose por África y, en las inmediaciones de la zona, habiendo establecido una base militar en Yibuti, a la entada del Mar Rojo.

Los gobiernos de los países de la Unión Europea presentan diferentes matices en su posición sobre el conflicto. Aunque en general condenan a Hamás, como grupo terrorista, algunos parecen pensar que los palestinos, como pueblo, están sufriendo una injusticia histórica. En mi anterior artículo, y más arriba en este, manifiesto mi punto de vista y las razones que lo sustentan, pero entendiendo que, con demasiada frecuencia, son los gobernantes los que toman decisiones erróneas que luego sufren los pueblos.

Irán, régimen teocrático chií, es el principal enemigo convencional de Israel y está empeñado en la adquisición de armas nucleares, lo que eliminaría la ventaja estratégica que ahora tiene Israel. Además, Irán subvenciona a cuantos grupos terroristas quieran atacar a Israel o extender el extremismo violento chií en el mundo.

Hamás, el movimiento islamista palestino que gobierna la Franja de Gaza, está subvencionado por Irán, quien le proporciona fondos, armas, entrenamiento y apoyo logístico. También en Gaza, subvencionados por Irán, están la Yihad Islámica y las Brigadas Ezzedin al Qasam.

En el Líbano encontramos a Hezbolá, el grupo terrorista chiita libanés que ha estado luchando contra Israel desde 2006. Irán ha proporcionado a Hezbolá miles de millones de dólares en armas, entrenamiento y apoyo financiero.

También en Iraq, Yemen, Somalia y otros países de la zona, existen grupos terroristas subvencionados por Irán.

Arabia Saudita, país eminentemente sunita y por ello enfrentado a Irán, se encontraba muy próxima a reconocer a Israel, cuando se produjo el reciente ataque de Hamás a ese país. Es conveniente recordar, muy brevemente, que la práctica de la religión musulmana está dividida principalmente entre dos tendencias, Sunitas y Chiitas, con frecuencia enfrentadas. La división se remonta al año 632, a la muerte del profeta Mahoma, y derivó en una pugna por el derecho a liderar a los musulmanes.

En cuanto a las Naciones Unidas, como siempre, demuestran su incapacidad casi absoluta para gestionar las crisis en el mundo. El derecho de veto de alguno de los componentes del Consejo de Seguridad es una de las razones. Difícilmente los cinco países con ese derecho van a ponerse de acuerdo. Y cuando lo hacen, como en el caso del conflicto en Bosnia-Herzegovina, las reglas de enfrentamiento -las normas para el uso de la fuerza- son tan ridículamente restrictivas que imposibilitan el cumplimiento de la misión a las fuerzas multinacionales desplegadas en la zona.

En julio de 1995, las tropas serbias ocuparon la ‘zona segura’, controlada por UNPROFOR (bajo mandato de Naciones Unidas), donde alrededor de 8000 civiles bosnios fueron asesinados. La mayoría de las mujeres fueron expulsadas a territorio bosnio y algunas asesinadas y violadas. La ‘zona segura’ en ese momento se encontraba bajo la supuesta protección de 400 cascos azules holandeses que, de acuerdo con las reglas de enfrentamiento, solo pudieron observar cómo se producía el genocidio.

OTAN, con mandato ampliado de ONU, desde el 30 de agosto hasta el 20 de septiembre de 1995. respondió con el inicio de la Operación Deliberate Force, imponiendo una prohibición de empleo de medios militares y realizando ataques aéreos contra las infraestructuras y las unidades serbobosnias que no lo respetaran. En 20 días se acabó la guerra, que hasta entonces duraba tres años.

Loading

Gonzalo Fernández

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€