El comandante general de Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, en el acto de jura de bandera para personal civil que se celebró en la Plaza de San Lorenzo, animó a los presentes a sumar esfuerzos para construir «una España mejor para todos», siguiendo la senda de los que nos precedieron, dejando patente que «su sacrificio no fue estéril». En el acto participaron más de 400 jurandos, la mayoría mujeres, llegados todos tanto de la ciudad como de distintos puntos de la geografía nacional como Cataluña o País Vasco. A las once y media de una soleada y calurosa mañana de otoño daba comienzo el acto de Jura de Bandera para personal civil que se desarrolló en la plaza de San Lorenzo. Lo presidió el comandante general de Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu. Algo más de 400 personas participarán en el acto de jura, de las que 238 eran mujeres y 173 hombres. En cuanto a su procedencia algo más de la mitad procedían de Melilla, pero también se incluyeron jurandos llegados desde Albacete, Alicante, Asturias, Baleares, Barcelona, Cádiz, Cantabria, Córdoba, Granada, Guadalajara, Jaén, Las Palmas, Lugo, Madrid, Málaga, Murcia, Pontevedra, Sevilla, Tarragona, Vizcaya y Zaragoza.
La Fuerza en formación estuvo mandada por el coronel del Tercio «Gran Capitán», 1º de La Legión, Melchor Marín y estuvo compuesta por la Bandera Nacional del Tercio «Gran Capitán», Plana Mayor de Mando de Tercio, Escuadra de Gastadores, Banda de Guerra, Música de la Comandancia General, y Iª Bandera de La Legión, con mando y tres compañías.
Jurandos
En el acto se señaló que según la Constitución los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España, compromiso que en caso de los militares lleva incluso el sacrificio de la propia vida si fuera necesario, tal como se comprometen en el momento de su jura o promesa ante la enseña nacional. Pero el Estado también permite a los españoles que sin tener que vincularse a las Fuerzas Armadas puedan manifestar su compromiso «con la defensa de España prestando juramento o promesa ante la bandera», de ahí la organización del acto de ayer.
La jornada continuó con la participación de una niña melillense, Lucía Morilla Díaz, que recitó ante los numerosos asistentes el canto oficial a la bandera de España, composición de 1906 auspiciado a través de un concurso nacional con el objetivo de que los niños de todo el país «lo recitasen o leyesen cada mañana en clase a modo de invocación» al nombre de la patria: «Salve, Bandera de mi Patria, salve, y en alto siempre desafía al viento, tal como en triunfo por la tierra toda te llevaron indómitos guerreros. Tú eres España, en las desdichas grande, y en ti palpita con latido eterno el aliento inmortal de los soldados que a tu sombra, adorándote, murieron. Por eso eres sagrada, en torno tuyo, a través del espacio y de los tiempos, el eco de las glorias españolas vibra y retumba con marcial estruendo».
Seguidamente los 412 jurandos rubricaron su compromiso con España besando la bandera nacional, tras haber proclamado que juraban o prometían «por su conciencia y honor guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, con lealtad al Rey y si preciso fuera, entregando sus vidas en defensa de España».
Alocución
El comandante general, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, felicitó a los más de 400 españoles, tanto melillenses como llegados desde distintos puntos del país, que tomaban parte en este acto «de compromiso con nuestra patria»; una ceremonia que se llevaba a cabo además en la Plaza de San Lorenzo, donde cada año Melilla festeja a su patrona, la Virgen de la Victoria, con su feria. «Felicito a los 412 patriotas que formalizan su compromiso de servicio con España a través de este juramento o promesa» que rubrican con un beso. «A España, como gran tarea colectiva que todos asumimos, se la sirve todos los días desde el quehacer cotidiano de cada cual ejecutado de la mejor manera posible», indicó.
Recordó que se utilizaba para la jura la bandera del Tercio, un cuerpo vinculado a Melilla desde su fundación cuando en 1921 acudió en socorro de la ciudad ante las tribus sublevadas contra el protectorado español. «La bandera simboliza a la patria, acervo común de los españoles de ayer, hoy y mañana. En sus pliegues se recogen todos los esfuerzos, sacrificios y desvelos experimentados por españoles de toda condición a lo largo de la historia, para hacer posible que hoy nos encontremos aquí y perviva en nosotros, el legitimo orgullo de ser españoles», un sentimiento que animó a trasladar a las nuevas generaciones.
Explicó que esta ceremonia incluía un homenaje y reconocimiento a todos aquellos que perdieron la vida en la defensa de España a lo largo de la historia: «Recuerden a todos esos soldados que entregaron sus vidas para hacer posible que nuestra nación sea la que es y comprometámonos a hacer que su sacrificio no pueda jamás considerarse estéril, mediante nuestra firme voluntad de hace de nuestra nación una realidad cada vez mejor para nosotros y las futuras generaciones de españoles que nos sigan».
Acto seguido, tras el acto de homenaje a los caídos, el recitado de dos de los credos legionarios, se interpretó el himno de la Legión antes de llevar a cabo el desfile con el que se cerró esta jornada tan especial.
