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Atril ciudadano

Después de Barcelona: 20 cosas que tenemos que aprender

1. Tener nombre árabe no significa ser musulmán.

2. Haber nacido en una familia musulmana no te hace musulmán.

3. Puedes ser musulmán y español o hawaiano.
4. Cualquiera -desgraciadamente- puede decir que mata en nombre de Dios para usarlo solo como excusa. Eso no significa que lo haga creyendo que realmente es lo que le dice su religión. Posiblemente nunca haya recibido una clase de Islam y si lo ha hecho habrá sido conectado mediante parabólica a un canal dudoso…o por alguien que presta más atención a su barba que a comportarse bien con los demás.

5. Todo musulmán tiene la creencia de que Dios no perdona NUNCA: matar a alguien o matarte a ti mismo. Por tanto, es difícil de creer que cualquier musulmán en su sano juicio piense ni por un segundo en hacer un atentado.

6. AllahAkhbar no se traduce como 'Allah es grande', sino como 'Dios es grande'. Allah, para los musulmanes, es el mismo Dios que para cristianos o judíos. Traducirlo como Allah solo provoca que mucha gente lo trate como el Dios de los 'moros', lo que genera más islamofobia y xenofobia. Dios es Dios, aquí y en Indonesia.

7. Por tanto, esa gente que dice matar en nombre de Dios está asesinando en nombre del mío y del de todos los creyentes. También del vuestro. Si Abraham, Moisés, Jesús o Muhammad (todos ellos profetas adorados por musulmanes) levantaran la cabeza…

8. A la comunidad musulmana nos avergüenzan estos actos. Los rechazamos, nos horrorizan, mostramos repulsa, lanzamos comunicados, criticamos con dolor estos atentados, pero no podemos sentirnos culpables por lo que hagan otros. Aunque muchas veces sea inevitable. No podemos pedir perdón continuamente por lo que otros hacen en nombre del Dios de todas las religiones. Y no podemos hacerlo porque no tenemos la culpa ni somos responsables de la barbarie. Porque nosotros también podríamos haber sido víctimas en Barcelona y lo somos en cualquier punto del mundo (los musulmanes son las principales víctimas de los mal llamados atentados yihadistas).

9. Los musulmanes nos vemos afectados doblemente por este tipo de acontecimientos : porque nosotros y nuestros seres queridos también podemos ser víctimas; y porque cuando alguien con nombre árabe mata en nombre de Dios se nos señala con el dedo, la gente se distancia de nosotros, nos piensan extranjeros.

10. Yo también soy española y me duele que asesinen a mis vecinos. Me duele que se utilice mi religión para generar pánico y provocar dolor. Islam no es terrorismo. A los musulmanes no se nos enseña a poner bombas. Y esto no es una cuestión de interpretaciones. Es lo que es. Y punto.

11. Musulmanes y no musulmanes debemos estar unidos más que nunca cuando ocurren estos sucesos. Dividirnos solo nos hará más débiles. Somos parte de una misma sociedad, la española. Somos españoles con los mismos derechos y deberes, le pese a quien le pese. Si tocan a uno nos tocan a todos. Deberíamos dejar de utilizar la religión como excusa por una vez.

12. Deberíamos plantearnos qué es lo que estamos haciendo mal como sociedad para que cuatro chavales sin ningún tipo de educación cívica ni religiosa cometan una salvajada como esta. Estaría bien saber quién les mete esas ideas bárbaras en la cabeza y cómo consiguen convencerles para atacar a sangre fría.

13. Estaría bien dar más licencias para crear mezquitas y que de esta forma mucha gente deje de utilizar garajes como oratorios y lugares de enseñanza. Es necesario tener más control sobre profesores de dudoso reconocimiento y las ideas que difunden entre sus alumnos.

14. Cortar de raíz el problema pasa, entre otras cosas, por no permitir que cualquier chiflado enseñe a nuestros jóvenes.

15. Pasa también por lograr su integración y hacer que no se sientan ni solos ni marginados. Que ninguno sea carne de cañón para ciertos individuos interesados.

16. Ese tipo de gente así como los no musulmanes deberían escuchar alguna jutba (sermón de los viernes en la mezquita) para entender cómo desde dentro de la comunidad islámica se condena la violencia y el terrorismo.

17. Los musulmanes, solo con nuestros actos y nuestro ejemplo, podremos hacer ver al mundo que nada tenemos que ver con este tipo de terrorismo. No obstante, esto es importante: somos los propios musulmanes los que tenemos que trabajar para que el Islam de nuestros abuelos siga siendo el que predomine. Que el dogma no cambie. No podemos permitir que desvirtúen nuestra religión. Somos nosotros los primeros que tenemos que denunciar comportamientos sospechosos y posibles radicalizaciones dentro de nuestra comunidad. De no hacerlo nos convertiremos en parte del problema y de la culpa.

18. Pero también necesitamos que nos creáis a nosotros, que hablamos de paz, y dejéis de creerles a ellos, que hablan de terror.

19. Somos miles de millones de musulmanes en el mundo (y cada día más). Si de verdad nuestra religión hablara de violencia y terrorismo no quedaría ni un ser humano sobre la tierra.

20. Nosotros no somos ellos. Somos musulmanes y nadie mata en nuestro nombre. Quienes lo hacen no nos representan.

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