Para que nadie se atenga a error, empezaré por decir que LOS VERDES somos profundamente pacifistas. Y en nuestro ADN tenemos impregnado la no-violencia en la resolución de conflictos, sean estos personales, sociales, entre pueblos, naciones o estados. Por tanto no avalaremos nunca el uso de la guerra, de la represión violenta, de la coacción en las relaciones entre personas, o con los animales o con la tierra. Y por lo tanto ponemos por delante de cualquier otra consideración los derechos de los ciudadanos, de las personas: los derechos humanos. La paz y la negociación son los únicos caminos humanos para el progreso de la humanidad.
Y es por eso que nos duelen profundamente todas las muertes. Todas. Y mucho más aún cuando son producto de la violencia más sanguinaria contra la población civil por parte de un estado que debiera estar sometido al imperio de las leyes internacionales. Y es por eso también que cuando leemos y escuchamos argumentos tan poco edificantes, tan pedestres y simplistas, tan sectarios, como el del señor Alberto Benzaquén Cohen, que menosprecia los muertos palestinos, sin ningún respeto, como “daños colaterales” producto de un “conflicto armado”, nos entra un profundo malestar, una angustia y desazón que no podemos aguantar. Y si encima utiliza a los muertos para –por intereses políticos de ciertos personajes que saben comprar voluntades- atacar a una persona como el señor Aberchán que lo único que ha hecho es solidarizarse con las víctimas de una matanza incomprensible, aún nos apenan más sus opiniones.
Primeramente porque en Palestina no hay ningún “conflicto bélico”. Para que lo hubiera, previamente tendría que haber existido una declaración de guerra entre dos naciones. Cosa que no es el caso. Aquí tenemos un estado reconocido internacionalmente y unos territorios ocupados por ese estado. Y lo que hay es pura y llanamente represión ilegal de un estado contra las personas de unos territorios. Incumpliendo todas las resoluciones habidas y por haber de la ONU.
En segundo lugar porque lo que han hecho un grupo de melillenses, pacíficamente y respetuosamente, es manifestar su rechazo y su solidaridad con unos hechos deplorables.
Y tercero, porque considerar como “daños colaterales” de no sé qué, las muertes –asesinatos- de más de cien personas –la mayoría civiles y niños- como indica la ONU y de más de mil heridos, es de una crueldad, falta de sentimientos y de alma, espantoso.
Así es que, señor Benzaquén, le conminamos a que rectifique su ensañamiento hacia las víctimas de la violencia en Palestina. No las agreda y viole usted más, por favor. Tenga un mínimo de respeto por los muertos. Y aunque no creo que sea el caso, recordarle que Jesús de Nazaret, mandó a todas las personas “NO MATAR”. Y por tanto reflexionemos todos porque el actual genocidio en Palestina no puede ser el camino de nada. Igual que las guerras de Siria, Irak,… Y, estoy convencido, que los dioses de todas las religiones, todos los dioses, no avalarían la consideración de “daños colaterales” para la muerte de niños, mujeres, y ciudadanos de la Tierra. Ni incluso considerarían esa definición de “daños colaterales” adecuada para el caso de la posible muerte violenta de los monstruos sin entrañas que realizan estas matanzas y los que las justifican.
