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El rincón de Aranda

Cementerio Nacional de Héroes (otro más, y los que quedan)

melillahoy.cibeles.net fotos 1028 Juan Aranda web

Pues sí señor, otra vez estoy reivindicando que nuestro Cementerio de La Purísima sea declarado “Cementerio Nacional de Héroes”; y me importa un bledo, por no decir un carajo, los hueros comentarios, de algún gilipollas, que circulan por la Red; y como este periódico me ha instalado en un “Rinconcito” muy acogedor, desde el mismo voy a intentar hacerle una réplica a un garrulo por sus “bastos” conocimientos, sobre la Historia de nuestra ciudad. Digo “Bastos”, con “b” de burro, de borrico, ergo pollino, rucho, jumento, o asno, o sea, un bestia.

Dicho esto, y situándome en la poesía, porque me da la gana, que es lo que nuestros Héroes y Mártires se merecen, debo decir igualmente, que el viento que a veces silva en La Purísima se amontona dando saltos en el Panteón de Héroes, contento de haber soliviantado con las olas, las rocas de los cortados; aunque a veces, a mí me gusta ver los patios vacíos, esperando sin desear que llegue, el silencio de sus sepulcros. Yo pienso que el soldado muerto como un Mártir, es realmente una criatura que embellece, con su brillo de Héroe, que te comunica, saludándote con su alma cuando te aproximas a su tumba. Por eso las almas de todos los que los visitamos, de los que les agrada recorrer esos sagrados patios, necesitan absorber los sentimientos de todos ellos, para asimilarlos y así devolverlos enriquecidos al bajar por la escalera semicircular, al salir, hacia Castelar abajo. Yo pienso que sin este fenómeno humano, el corazón no puede vivir, porque le falta el aire para respirar. También hay algunos comentarios de chanza y burla, que se escuchan, o se leen, referente a nuestros Soldados, que agostan y marchitan nuestros corazones, y a la vez hieren los sentimientos de muchas personas. Estos son los orates-insensatos, una definición muy académica, pero que yo los llamo, lisa y llanamente: gilipollas-ignorantes; porque no sé si ustedes saben que un gilipollas es un tonto-imbécil que no sabe que lo es, y que además se cree listo; otros no son imbéciles, pero sí malvados, y con muy mala leche, que cualquiera les diría, que fueron nacidos muy mal.

Hace algunos años pude leer: “(…..) Es facultad de plena soberanía municipal de los Ayuntamientos, en sus municipios respectivos, el dar nombres o cambiarlos, a las calles y plazas, que formen sus núcleos urbanos. Nombres con los que conmemoran o recuerdan hechos gloriosos de recordar a las generaciones presentes y futuras, los patronímicos de entidades y personas, merecedores de perpetuidad por sus hechos, virtudes y méritos que sobrepasan de un modo extraordinario tales cualidades que adornan a los demás semejantes. Personas de realce nacional, mundial o local, con intimidad de la vida del municipio”. Y ahora viene lo de nuestro “amigo” Napoleón, sí señor: Napoleón, porque la verdad es que ya es una vergüenza que en nuestras calles figure el nombre del general que invadió nuestra Patria, y no el de mi maestro de música, D. Julio Moreno, o el de Eladio Algarra, que falleció en Cádiz el 20.03.2011, Poeta, con mayúsculas, que le cantó a Melilla con la dulzura de un hijo bien amado. Recuerdo que al día siguiente de su muerte, muchos palmeros de ojaneta, querían reivindicarle hasta un colegio con su nombre (era maestro de escuela, como a él le gustaba que se le llamase); o un busto, o una calle. Bueno, pues ni busto, ni calle, y menos un colegio le dedicaron. Yo escribí estos humildes versos a su memoria: “Por las callejas del Pueblo/ paseaba Eladio, con su poesía en ristre,/ y en cada esquina, él/ pensaba, y escribía: ´Es para el mar, que a las rocas azota; /también es para las gaviotas/ que, desde el Bonete, / le graznan al sol…..”. A ese gran Poeta yo le llamaba: “Poeta Andariego de Rusadir”, que el sonreía siempre. Me contaba que una vez que fue invitado a recitar uno de sus poemas en El Pueblo, y el político que organizó el evento, muy ufano, y encorbatado, no le hizo ni puto caso. Pero él, con su poema en un bolsillo de su sempiterna chaqueta, bajó por el Túnel de Santa Ana, con su altiva dignidad, y con dolor en su amor propio: -“Juan Jesús, no me hicieron ni caso”-. Entonces yo le conté una anécdota del pintor Tolouse Lautrec, que estando en una reunión con personajes muy encopetados, de estatura normal, siendo él muy bajito, por la deformidad de sus piernas, uno de ellos le dijo: “Debes sentirte un poco ridículo entre nosotros”, a lo que el gran pintor contestó: “Prefiero considerarme una monedita de oro entre un montón de calderilla”. Así era mi buen amigo Eladio: una monedita de oro entre tanta calderilla, oro que debiera brillar en una de las esquinas de nuestra ciudad, donde tanta calderilla de ojana podemos leer en algunos letreros de nuestras calles. Por otra parte, mi humilde manera de honrar a nuestros Héroes y Mártires, es escribir sobre ellos, por eso yo vuelvo a reivindicar a las autoridades, desde S.M. el Rey Felipe VI, hasta el más humilde concejal de ese Ayuntamiento, que nuestro Cementerio sea declarado: “Cementerio Nacional de Héroes”. Y para que no falte nada, como epílogo, lean un poemita que escribí hace algunos años: “Nazarí de Granada,/ reino que tenía Melilla,/ era español, como yo./ Hoy, el único que la reclama/ ni es español,/ ni tampoco de Granada.

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