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El rincón de Aranda

Celebración de bodas en las dos orillas

melillahoy.cibeles.net fotos 1096 Juan Aranda web

Desde esta orilla peninsular, muchos melillenses poseemos una especie de “patriotímetro”, en el que medimos, con más objetividad, nuestro melillismo, y el españolismo de nuestra ciudad, y si a mucha gente les parece un casposo chauvinismo, -todo rimado-, a mí me importa un bledo, ergo carajo, la opinión que puedan tener de nosotros;…

…o quizás sea una absurda timidez, que solo deseamos ser nosotros mismos, españoles nacidos en la otra orilla de la Península, y no estar siempre en boca de imbéciles, tachándonos con epítetos desagradables que mucha gente, mal informada, dicen aquí de los que somos de allí. Melilla tiene un sedimento único que es el español, el occidental y el europeo; de eso no cabe ninguna duda, pero en ocasiones, debemos quitarnos la visera de los 12 kms. para orearnos, y que el viento de levante, o el de poniente, se lleve el “pelo de la dehesa”, para ver y comparar las diferencias que existen entre algunas ciudades de la Península y la nuestra; y verán que solo es geográfica. Yo creo que no hay que estar constantemente impregnados, y cerrados en un absurdo lastimero por nuestra lejanía peninsular, porque como decía el poeta en unos largos ceniceros de propaganda: “……Que solo es agua y, el agua como el llanto, une a los hombres más que los separa”. Todo el mundo sabe, que a veces desde Madrid, políticos de primera fila, hayan estado en la oposición o en el Gobierno, y que han tenido poder decisorio sobre el futuro de la ciudad, no han estado a la altura de las circunstancias, faltándoles coraje político, o un buen escroto, para defender la ciudad frente a nuestro sempiterno, y coñazo, vecino, de al lado. Y no digamos de los políticos locales, cuando hemos visto en los medios de comunicación algunas escenas de sainete zarzuelero, “tirándose” los trastos a sus testas, para luego darse besos a mordiscos yugulares. Hay una en particular, que parece estar siempre mosqueada, “rajando” de todo lo que huele a contrario político; y eso creo que es porque adolece del mecanismo mental del pensamiento sano, y claro, de no ejercitarlo adecuadamente, quizás pueda tener alguna dificultad para evacuar el contenido intestinal, cosa que con una copita de aceite de “ricino democrático” se quedaría más a gusto que un niño chico recién cagado y bañado. Hace muchos años, siendo yo un chaveílla, un hombre me enseñó la hoja de un diccionario de sinónimos sobre el significado de Altruismo: Caridad, filantropía, beneficencia, sacrificio, desinterés, fraternidad, hermandad, benevolencia, etc.. Juanito, me dijo: todas estas virtudes son las que deben tener los políticos en sus mandatos; -y estábamos en la dictadura-; y yo de vez en cuando le echo un vistazo y compruebo que algunos, no todos, solo reúnen sus antónimos: Tacañería -hacia los demás-, egoísmo, egolatría, endiosamiento, individualismo, misantropía, desamor, avaricia; y algún galafate, con un latrocinio desmedido, -comprobar los juzgados, y presidios, en la actualidad-. De todos estos antónimos, los que más hacen galas, repito que no todos, son los de egolatría y endiosamiento, costándoles un huevo levantar sus culos de las poltronas, cuando se les ha pillado amasando la mierda gusanera que han “guindao”; y que tercos son los muy gilipollas, si al final casi siempre ganamos los buenos, como en las novelas de “comboy”, de Marcial L. Estefanía. Todo esto viene a cuento porque leyendo cada día este periódico, veo que Melilla es igual que cualquier ciudad de la Península: Los políticos, se pegan igualmente sus “tiritos” para que se quite uno y ponerse el otro, como aquél esperpento, de hace casi una década, de los dos presidentes que se pelearon en pleno Pleno, -sin redundancia-, que anduvo coleando una “pechá” de tiempo. Ahora que lo que no se ve en las ciudades de la Península, desde la Edad Media, es una carpa en plena vía pública, sin los correspondientes permisos. Hombre, carpas sí que las hay, pero son de circos, y en esas los enanos no crecen como en las de Melilla que parece ser que estos, con todos mis respetos a las personas bajitas, son los problemas que tuvieron las autoridades, hace varios años, para reorganizar el tráfico de personas y vehículos en un corte de la carretera de Alfonso XIII, a la altura del antiguo Cuartel de Artillería. Bueno que no es para tanto, le dije a un amigo, ahí está la “convivencia” pacífica de las cuatro culturas: Unos hacen lo que les sale de los cojones y otros, más prudentes se aguantan. También aquí en Málaga, que es la que conozco, muchos sábados hay bodas y a eso de media tarde, se escuchan por el centro de la ciudad, o por los barrios, los bocinazos de dos o tres coches que van en caravana detrás del más lujoso, adornado de guirnaldas blancas, -por la pureza himeneo-virginal-intacto-, y no se rían por favor, que es el de los contrayentes que acaban de salir del Juzgado, del Ayuntamiento, o de la Iglesia. Además, me preguntó sobre la convivencia de las cuatro culturas: Dime cuantas bodas de hebreos y musulmanes conoces que se hayan celebrado en tu ciudad: cero patatero, se contestó él mismo; y cuantas de hindúes con cristianos: dos o tres, y va que chuta; y cuantas entre cristianos y musulmanes: unas pocas más. Yo con mi orgullo de melillense guardé silencio. ¿Qué iba a contestar?, si no tenía los datos. Pues eso.

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