El 12 de Marzo de 2015 pasará a la historia de la Ciudad como aquella fecha en que se inauguró la nueva sede del Ilustre Colegio de Abogados de Melilla (ICAME) con la asistencia del ministro de Justicia, Rafael Catalá y del presidente del Consejo General de la Abogacía Española, Carlos Carnicer. Un largo proceso que arrancaba en Abril de 1914 cuando se formó en el Círculo Mercantil la Sociedad de Abogados y Procuradores de Melilla. Pero fue en Septiembre de 1932, en la Calle O´donnell, cuando se constituyó el Colegio de Abogados siendo elegido primer Decano, José María Paniagua, integrando además la Junta de Gobierno como Diputado 1º, Vicente Díaz; Diputado 2º, Leopoldo Queipo; Diputado 3º, José Asensi; Diputado 4º, Emilio de Viguera; Secretario, Francisco García Vandewalle; y Tesorero, Juan Castelló. En la primera reunión ya en plena II República se estableció una cuota de ingreso de ciento cincuenta pesetas y una mensual de cinco pesetas. El esfuerzo, la entrega y la vocación de tantos letrados a lo largo de estos ochenta y tres años de vida profesional ha hecho posible que hoy se pueda abrir un edificio para toda nuestra sociedad en particular pero también, como destacó Carnicer, para todos los ciudadanos del mundo que llegan hasta Melilla. El Decano, Blas Jesús Imbroda, aseguró en el Salón de Actos que los abogados pretenden proteger lo consagrado en todas las declaraciones de Derechos Humanos que es el respeto a la dignidad de las personas y a luchar porque no se produzcan injusticias. Y además destacó la gran labor social que se realiza a través del Turno de Oficio para la asistencia jurídica gratuita que tiene como fin que nadie se quede sin asistencia por falta de medios económicos. Mientras el presidente de la Abogacía española, Carlos Carnicer, destacó que los abogados viven para sus clientes que son los ciudadanos. Y el ministro Catalá hizo en sus palabras un recorrido por la labor mediadora que lleva a cabo la profesión para acercar posiciones evitando el conflicto y defendió a la Justicia como una pieza del Estado de Derecho en nuestro sistema de libertades y garantías. Pero si por algo ya destaca su paso por el Palacio de San Bernardo es por haber escuchado la demanda de la abogacía en cuanto a la supresión de las Tasas Judiciales, a lo que se añade su anuncio de incrementar la Justicia gratuita lo que sin duda tranquiliza a un sector muy preocupado en cuanto a la inseguridad que representaba su mantenimiento y a una sociedad que veía perder uno de sus derechos fundamentales consagrados en la Constitución. En la nueva sede de la Calle Querol 44 se van a centralizar todas las prestaciones colegiales como el servicio de orientación jurídica que se traslada desde las Torres. Si hasta ahora el ICAME ponía también sus esfuerzos en la formación continua de sus colegiados, ahora desde esta sede se va a potenciar mas esta línea de trabajo al contar con espacio suficiente y propio. La vitalidad de la labor de los abogados melillenses como reconoció Rafael Catalá, así como su trabajo conjunto con otras instituciones supone un ejemplo de colaboración.Y como decía Ángel Ossorio en su libro, el abogado primero tiene que ser bueno, luego ser firme, después ser prudente, la ilustración viene en cuarto lugar y la pericia en el último.
