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El rincón de Aranda

Cartas desde La Purísima (XI)

Una calle lateral de la Comandancia, está rotulada con el nombre del Cabo Alonso Martín. La hazaña heroica de este Cabo, es merecida que los melillenses sepan cuando ocurrió, y el motivo por lo que nuestro monarca, Carlos III lo ascendió a Sargento. Este militar es el que nos “escribe” hoy, y dice así: “Queridos melillenses:
Como veo que de un tiempo a esta parte, muchos de mis compañeros que cayeron en defensa de nuestra ciudad, os están escribiendo cartas, para que no se nos eche en olvido nuestras hazañas, yo pienso, con toda mi humildad, que los que cayeron en el famoso Sitio de Melilla (1774-1775), también nos hemos reunido para escribiros, y mira por donde, a mí me ha tocado la suerte de dirigirme a ustedes. Soy Alonso Martín Sánchez, y fui Cabo de las Compañías Fijas. Nací en Turón, en el Valle de Lecrín, Alpujarras Granadinas. Como sabrán, mi nombre está rotulado en una calle de Melilla, cosa que me siento muy honrado y feliz. Creo que el motivo de ese gesto, tan emotivo para mí, que tuvieron las autoridades de la ciudad fue, que el día 8.01.1775, salí voluntario, con doce hombres, de los desterrados, todos de reconocido valor, dirigiéndonos a la Puntilla, donde los moros estaban haciendo una contramina para atacar las murallas de la ciudad, cuya tierra la echaban hacia el mar. Unas cuatro toesas, lo que en la actualidad son unos 8 metros, era la distancia que había desde esa contramina al Fuerte del Rosario. Nosotros, después de abatir a los centinelas, echamos cuatro bombas de nueve pulgadas por los agujeros. Al salir los moros despavoridos, de su encerrona, entre los cañones de la ciudad, los de la fragata “Santa Lucía”, que se encontraba cerca, nuestros disparos, y los de los fuertes de Victoria, Rosario y San Antonio, nos cubrieron hasta nuestra llegada a la Plaza. Por ese hecho a los desterrados les perdonaron sus penas de presidio, y a mí, S. M. Carlos III, me ascendió a Sargento. Lo que sí deben saber es que ese mismo día, los moros muy encolerizados, por la derrota sufrida, por el golpe de fuerza llevado a cabo por nosotros, bombardearon con tanta furia la ciudad, que debido a ello, murieron: José Soline, soldado granadero, del Rgto. de Nápoles; Matías Torrijo, soldado del Rgto. de la Princesa; Baltasar Giner, del Bon. de Ligeros de Cataluña, y el desterrado de la Maestranza, Francisco Madrigal. A título personal, tengo que decir que me casé con María López, y llegamos a tener siete hijos. El día 8.07.1805, fue la fecha de mi fallecimiento en Melilla, y me enterraron en el Cementerio de la Iglesia de la Purísima Concepción. Sin más que decirles, me despido de ustedes, con un fuerte abrazo, rogándoles que piensen en los cien días que el emperador de los moros nos tuvo sitiados, y en los que cayeron dentro de las murallas; pero ya ven que a pesar de ello, nuestra ciudad, Melilla, sigue siendo España”.

Y yo, Juan J. Aranda, digo: Per Sécula Seculórum, ¡Amén!.

No sé como les sentará a los políticos, descendientes de aquéllos sitiadores, algunos de la Guardia Negra, lo que un humilde cabo español, de las “Compañías Fijas”, del siglo XVIII, ha “escrito” al respecto. Porque si algunos políticos, en la actualidad, llaman “hecho de armas” a la Conquista, o a los fastos que Melilla celebra en las fechas en que estuvo sitiada por el Emperador marroquí, yo les digo que esa opinión es una solemne falacia; y para todos los melillenses de buena fe, y que sientan el ser español, corriendo por sus venas, deben saber que por una Disposición Especial de fecha 2.09.1775, se asignó una suma de 600 reales de vellón, para que todos los años, se hiciese en la Iglesia de la Purísima Concepción de Melilla, con toda la solemnidad: Tres Capas (Tres Curas), Tedeum, Sermón, Volteo Doblado de Campanas y Desfile de la Guarnición, una función religiosa a San José, en conmemoración del Levantamiento del Sitio el 19.04.1775”. Y como ya digo: El que lo sienta de verdad, que acuda, y el que no, lo tiene muy fácil, que beba agua del Bombillo, para el cabreo, pero antes, que se joda.
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