Mis queridas flores: Mis bondades las que Dios creo y el hombre con su ayuda perfeccionó no solo para ser admirada con los ojos y para ser perpetuadas en mi corazón. Hay muchas circustancias bellas que suelo gravar en mi cerebro pero la perfección que vosotras mostráis ante este mundo tan cotizado me hace tan feliz…
Os confieso, no me gusta que me regalen flores ni ponerlas en las tumbas ni que me las lleven cuando Dios me llame. Ya desde niña bastante rara por la edad o porque lo era, sufría bastante que de vuestra madre la tierra os arrancaran. He leído a Benavente decir: No siempre han de estar las flores en el camino para ir cortándolas a nuestros pasos. Es mas seguro llevarlas en nuestro corazón para dejarlas caer, con ellas en los caminos de aridez y asperezas. Tagore en Pájaros Perdidos: He perdido mi gotita de rocío dice la flor al amanecer que ha perdido todas sus estrellas. Desgraciadamente apenas vemos estrellas y como siga la cosa así apenas veremos ni hierbas ni flores. Paso porque no tengáis perfume porque soy tan bella… recién plantadas antes que la contaminación las machaque y alguno sin piedad os arranque y se crea un perfecto idiota dándosela de galante. Como recuerdo aquellas muy pocas tardes cuando apenas la primavera despuntaba. Y con las monjas sobre todo algún jueves solíamos ir a pasear por aquella carretera sin atropello de coches, años después todo no era igual, no era el manto de la tierra alfombra verde para aquellas diminutas amarillas flores, aquellas largas varitas de san José ¡que maravilla! aquellos Plateros cargados de perfumadas matas para el te. Las niñas cortaban sin piedad las multicolores flores alegando que eran para la capilla y llegaban para la basura, para que mas comentario. Al llegar compensaba mi tristeza con la hermana encargada de la terraza. Ella me comprendía, me recordaba a mi padre, me decía si vuelve a crecer. Pero yo de las muchas bobadas que decía si pero le ha cortado la vida, para nada mañana pensaba que será de las mariposas y los pájaros. Un día le pregunté porque hay madres y hermanas, no me pregunte nada, solo de mis rosas. Le diré que en esta vida tiene que haber rosas espléndidas y humildes margaritas, siempre será así. Pregunta usted demasiado, pero piense que Dios con su bondad manda el sol, la lluvia y estas manos, no todo el mundo sabe tratar la tierra, mire, aprenda a plantar, la recuerdo tan bella tan humilde. Gracias a Dios Que todo ha cambiado, ahora todos según dicen somos iguales pero algunos tan diferentes… No censuro quien compra flores, prefiero las plantitas, las rotondas y balcones con plantas y flores. Os diré que uno de mis nietos me regaló un día una rosa blanca y me dijo: abuela no tengo mas dinero, yo como ha veces me emociono casi sin motivo le dije de todo, tu llegarás, eres noble, al cabo de un año volvió y vio la rosa en su tubito, me dijo: aun tienes la rosa. Sí, cada vez que la miro soy feliz, estaba después de un año tan poco arrugada, tan blanquita, el comprendió que como seres vivos hay que cuidarlas y mimarlas.
Quiero acabar, pero os comentaré no hace mucho de los espantosos reportajes que la televisión nos da vi un bombardeo que me dio tanto que pensar, las gentes caían, las gentes morían, corrían despavoridas, los niños salvaban sus muñecos de sucios trapos.
Vi a una anciana que solo llevaba una maceta, caminaba por la polvorienta ciudad.
Y una bomba la fulminó, la plantita quedó sepultada entre las piedras de lo que fue su hogar, la vi entre cerca de su dueña toda verde, sus hojas estaban todas mojaditas en una ciudad que según el reportero no llovía hacia tres meses, sus miradas sus hojas no eran rocío eran lagrimas de dolor por todo lo perdido, creerme que si que lloré, os diría tantas cosas, regalar plantas y en las iglesias poner verdes adornos y el dinero para reconstruir esas iglesias que se caen y a vosotras os digo que he visto unas flores que he tenido que tocarlas, son de tela pero tan bellas como vosotras solo os diré que os quiero aunque seáis de tela y sin perfume
