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Atril ciudadano

“Caja de resonancia”

Dedicado a quienes la accionan, la hacen funcionar. Mujeres y hombres de los Medios de Comunicación arrastrados por esa marea constante de información (la mayor parte intrascendente) partidaria que los políticos ofrecen, especialmente quienes gestionan el poder. Por lo general, por muy poco sueldo y con mucha ilusión, esfuerzo y apego por la profesión, diariamente una avanzadilla de plumillas, cámaras y micrófonos acuden como pueden a las “fuentes de información” que de manera inmisericorde convocan, reconvocan, contraprograman, afirman, niegan, demonizan, ensalzan y desacreditan y en algunos casos, hasta anuncian, pero en buena parte dicen realmente nada.
Esa es la realidad, una profesión en porción considerable dedicada a la vanidad política, especialmente a la que controla el dinero, un dinero de todos, de toda la ciudadanía por otra parte, que ofrece todo un abanico de “verdades absolutas” sin el menor atisbo de autocrítica y que en plena deconstrucción, cuando debiera prevalecer la edificación (no la de las obras en anarquía, sino la del espacio común que se asome al horizonte con relativa esperanza) digiere mal la crítica y llevar la contraria.

Y así las cosas, un “ejército” que en su mayoría no llega a mileurista, ya que a las empresas que los afilian no le salen las cuentas, pese a la inyección pública publicitaria(ahí está la “trampa”, ya que condiciona) y sin la que difícilmente podrían subsistir; así las cosas, hace de caja de resonancia de las “virtudes” políticas y también de blanco de la ira cuando lo contado no es del agrado. Injusto.

De esta manera está establecido y así parece seguirá estándolo y, pese a que no todas las fuentes informativas tratan por igual, el panorama de jóvenes profesionales del periodismo y no tan jóvenes se presenta difícil e impredecible; el futuro, vacilante. No es un mensaje apocalíptico, es simplemente un reflejo de lo que acontece a mujeres y hombres a quienes la precariedad y las condiciones en su desempeño les malacompañan, pese a la digna tarea de contar el día a día de la vida de una ciudad.

Son el eco de mucho de lo que sucede en la sociedad y que es positivo o negativo, pero real; también, porque va en el sueldo, en el altavoz de la cacofonía política, tan frecuente y que incrementa volumen tan pronto se acercan fechas de confrontación electoral. Al menos, ya que justo no es, prevalezca el respeto y la consideración y que no les falte. Bajo esa cacofonía, hay una ciudad amable, con gente amable, diversa, mosaico dentro de una sola comunidad de ciudadanos y siempre dispuesta a intentar mirar con certidumbre al futuro.

Y al citar justicia, un nuevo fracaso se produce en su reiteración, La huelga general de Jueces y Fiscales de este lunes, lo supone para la sociedad en sí que, gestionada por los poderes públicos, ve que la Justicia para por cansancio, esperemos que la injusticia no tome más ventaja. Aunque hay quienes insisten en que “la política exige cabalgar en las contradicciones”, conviene, nos conviene, entre lo que se dice y lo que se hace, más coherencia. Es solo una opinión.

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