La Consejería de Bienestar Social concedió ayer alojamiento alternativo a tres nuevas familias, que se suman a las catorce que el lunes tuvieron que ser redistribuidas entre el Hotel Melilla Puerto, el Hotel Nacional y la Residencia de Estudiantes como consecuencia de las deficiencias que el terremoto provocó en sus viviendas. Son más de 60 las personas damnificadas, a las que los técnicos de Servicios Sociales evaluarán al objeto de facilitarles la ayuda que precisen, según lo manifestó ayer a este Diario el consejero Daniel Ventura. Explicó el consejero que tras el temblor, el personal de Bienestar Social supo estar a la altura de las circunstancias participando activamente en el retén que se estableció, incluso hasta las diez de la noche, para responder de la mejor manera posible a los damnificados por el terremoto. El trabajo de realojo de las primeras familias afectadas se inició a las siete de la tarde, cuando eran derivadas por los Bomberos tras la inspección de sus inmuebles.
Realojo
Una vez en la Consejería, se les atendió y facilitó un alojamiento alternativo, en especial a aquellas personas y familias que no pudieron acudir a viviendas de otros familiares. El lunes se facilitó alojamiento a un total de catorce familias, que se distribuyeron en función de las camas disponibles, empezando por el Hotel Nacional, para continuar con el Hotel Melilla Puerto, y la Residencia de Estudiantes. La mayoría de estas familias tenían su vivienda habitual en la zona centro, que es una de las más afectadas por el sismo, así como también del Tesorillo.
Explicó Daniel Ventura que tras ayer muchas familias no se decidieron a regresar a sus hogares tras el temblor, por lo que al volver muchas tuvieron que dar aviso a los bomberos para comprobar el estado de sus hogares. Por ese motivo ayer se concedió el alojamiento alternativo a tres nuevas familias y no se descarta que la cifra pueda aumentar a lo largo de la semana, a medidas que se presenten más informes de Bomberos. Actualmente son 17 las familias acogidas, que suman algo más de sesenta personas.
Evaluación de necesidades familiares
Tras la acogida y realojo de las familias afectadas por el terremoto del lunes, el siguiente paso es realizar una evaluación "más pausada de estas familias por parte de los técnicos de la Consejería, que estudiará más en profundidad las necesidades que presentan y establecer de qué manera pueden salir de las actuales dificultades". Se estudiará si necesitan cubrir otras necesidades como alimentación, además del alojamiento.
Asimismo, "se les asesorará para que en el caso de que tengan casa de alquiler, de que la inmobiliaria en cuestión les pueda buscar otra casa en mejores condiciones, y si son de propiedad, se les mandará a su seguro para que les indique qué les cubre de las roturas producidas”, dijo.
Ahora “se hará un trabajo más lento y con mayor detenimiento de cada familia, para que cuanto antes puedan volver a la normalidad". Añade el consejero que no se puede hablar del tiempo que se tendrá realojada a estas familias, pero sí que se buscarán alojamientos más económicos si la situación se prolonga.
Apoyo psicológico
Reconoce el consejero que resultó "muy duro para todos" despertar con los temblores de un terremoto que "parecía que no se iba a acabar nunca", de ahí que esto generara "un pánico y ansiedad tremenda, una inseguridad que hace que estés en un estado de alerta muy alto todo el día esperando a ver si vuelve a ocurrir".
Por ese motivo la sensación generalizada de los melillenses es que "todos estábamos como esperando a ver si ocurría otro terremoto similar, sintiendo con facilidad las réplicas porque estábamos más sensibilizados, con lo que volvía la ansiedad". Pero recordó que los terremotos no se pueden predecir y que tras uno de la magnitud del lunes, trae consigo otros temblores menores que son réplicas que van perdiendo su fuerza hasta que todo vuelve a la normalidad.
Por ese motivo señaló que "lo propio que podemos hacer todos es volver a la vida cotidiana, empezar a resolver los problemas que nos han causado el terremoto, regresando al trabajo, la familia y los estudios, y aprender a vivir con la experiencia que hemos tenido".
Aconseja el también psicólogo de profesión, que "cuanto menos se mire hacia atrás mucho mejor, porque no tenemos que lamentar víctimas personales, sino sólo cuestiones leves de las que se saldrá adelante". Insistió en que hay que volver cuanto antes a la normalidad porque "es la fórmula para superar el miedo y es que no se puede estar todo el día esperando que se vuelva a repetir, porque entonces no viviríamos".
"Hay que mantener la tranquilidad y hacer nuestras vidas con total normalidad. No nos dejemos apoderar por las sensaciones negativas. Esa situación de pánico la hemos tenido todos, porque es una reacción normal de ansiedad ante una situación que ninguno controlamos. Todos hemos tenido nervios y mal cuerpo, a algunos les ha costado dormir, pero hay que empezar a hacer la vida con total normalidad", reiteró. Añadió que no sería bueno que nadie se obsesionase con lo ocurrido, porque entonces precisará ayuda de especialistas.
"El que no sepa salir del miedo vivido, que no sepa apártalo y volver a la vida cotidiana, tendrá un problema psicológico importante y necesitará ayuda médica o profesional, porque no le va a permitir vivir con normalidad. Si después de unos días se sigue con el miedo y la inquietud, que no se dude en acudir al médico de familia y evitar que se puedan cronificar los síntomas", indicó.
