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Pol Ballesté: “Vengo a ayudar a poner a la U.D. Melilla en la Primera RFEF”

Pol Ballesté portero de la U.D. Melilla
Pol Ballesté es un guardameta de 25 años de edad y 1’80 metros de altura

Pol Ballesté López se pronunció ayer por primera vez como nuevo cancerbero de la U.D. Melilla, después de que el pasado 4 de julio firmara por el plantel azulinoi, y afirma que viene a ayudar a poner a la Unión Deportiva donde debería estar, que “para mí es la Primera RFEF”. El guardameta barcelonés, de 25 años de edad y 1’80 metros de altura, llega procedente de la UE Olot, equipo con el que ha jugado en Segunda B en el pasado curso.

El cancerbero catalán asegura que tiene muchas ganas de llegar a Melilla, pero mientras tanto está recuperando fuerzas de cara a una exigente pretemporada. “Ahora mismo estoy un tanto desconectado de todo, pero también cuidándome e inevitablemente con la mente puesta en la U.D. Melilla. Tengo muchas ganas de empezar a tocar el balón, de conocer el estadio, la ciudad, los compañeros… Ya tengo ese gusanillo.

-¿Qué le ha convencido para firmar a más de un millar de kilómetros de su casa?

 Realmente lejos de casa llevo muchos años, y muchos por el sur. Bajé con 17 años a Málaga y he estado en El Palo, Granada, Murcia, Badajoz, etc… Me siento bien en el sur y con la gente del sur. Aparte he hablado con compañeros que han estado por allí abajo y todos me han hablado bien de Melilla. Como es un equipo serio, con nombre y aspiraciones, tiene todo lo que busco. Es lo que me ha pesado a la hora de valorarlo con respecto a otras opciones.

 -¿Qué sabe del Melilla?

 Tanis Marcellán y Ruano, con el que coincidí en Badajoz, por ejemplo, me ha hablado estupendamente bien del club, pero ciertamente todos me han dicho que el club es como una familia, que te cuidan como si fueras de ella y eso es algo que me gusta. Yo también soy una persona ambiciosa, pero que siempre está ahí para los compañeros, que intenta hacer grupo y que si ve a alguien que está pasando un bache o necesita ayuda le echa una mano. Creo que encajaré bien.

-¿Cómo ve el Grupo?

 Lo veo difícil, en comparación con otros, aunque realmente conozco más a los clubes del sur que a los del norte. Ahora, además, con la reestructuración de la categoría todo está un poco por ver, pero en principio tenemos rivales complicados.

-¿Le preocupa?

 No, todo lo contrario. Me motiva. Me gustan los retos. Y conseguir los resultados del equipo peleando contra equipos buenos solo hará que tenga más valor. Por nombre y categoría son clubes que nos lo pondrán difícil, pero estaremos preparados.

 -De usted se espera mucho, aunque ya tiene experiencia en la categoría, a pesar de tu corta edad. ¿Cómo lleva la presión?

 Bien. Soy joven, pero ya llevo unos cuantos partidos encima. Partidos en campos difíciles, ante público exigente y con presión. Esto es como te lo tomes, y yo al final le veo la parte positiva a las cosas. Yo transformo esa presión en ganas de ganar, ya que me considero una persona muy ambiciosa e inconformista y siempre intento mejorar desde la humildad y el trabajo. Creo que esa es la mejor manera de combatir la presión.

-¿Esta manera de gestionar dicha presión la aprendió en La Masía?

 Lógicamente. La gestión de la presión y el hambre de ganar es importante, y eso se me ha quedado. Allí, como en otras canteras grandes que he estado, tienen todo cuidado al milímetro y arropan mucho al jugador. Yo estaré siempre agradecido por cómo me trataron allí, no solo me hicieron un futbolista, sino también una persona, y que sea como soy es en parte por lo que me enseñaron en aquella época.

-¿Qué tal juega con los pies?

Eso lo tienes o no, por mucho que lo entrenes. A mí no se me da mal del todo. De hecho, en las categorías algo más inferiores jugaba de escondidas como futbolista en el colegio, como extremo. ¡Si se enteran me matan!

-¿De qué otra faceta se enorgullece como guardameta?

Realmente no me gusta mucho hablar de mis cualidades. Sé que suena a tópico, pero me gusta demostrarlo sobre el césped. Como ya he comentado soy ambicioso y trabajador, eso sí lo puedo decir, pero lo bueno que sea con los pies o lo seguro que sea bajo el arco prefiero que lo vea la afición.

Después de una temporada especialmente difícil por el descenso del Olot tendrá muchas ganas de reencontrarse con el fútbol y de una manera algo más agradable. ¿Qué espera de esta próxima temporada?

El pasado campeonato fue bastante complicado, pues veníamos de hacer una temporada muy buena, en la que estuvimos a puntos de meternos en el Play-Off, pero el Covid influyó en la buena racha que llevábamos y además fui el portero menos goleado de toda la Segunda B. En el siguiente curso, las expectativas eran muy altas, se marcharon algunos puntales por equipo, hubo lesiones… Y no se nos dio bien la temporada.

-Se perdió también unos cuantos partidos por lesión. ¿Qué pasó?

 Al menos no fue una lesión tan grave como podía pensarse. Me rompieron dos dedos de la mano y me la fracturaron, pero en un mes pude volver a jugar. Lo hice con dolor un tiempo, pero el equipo me necesitaba y es lo que hay que hacer por el fútbol y por uno mismo. Ya estoy perfectamente y esperando coger esta temporada con muchas ganas de resarcirme.

Y eso que en lo deportivo me fue mal, especialmente en lo colectivo, pero en lo personal no tanto porque estaba rodeado de grandes amigos en el vestuario, de los que me ha costado mucho despedirme. Pero bueno, eso quedó atrás y ahora vengo al Melilla con ganas de progresar y de ayudar a poner al equipo donde tiene que estar, que para mí es en la Primera Federación.

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Redacción

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