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La columna de Salido

A ti padre

Al mejor amigo que se puede tener. Mañana es de nuevo tu día, solo te pude disfrutar, sentirte cerca, quererte cerca también 19 años completos y luego 6 separados. Para algunos puede significar mucho tiempo, para aquellos que lo perdieron siendo niños por los motivos que fuesen, fallecimiento, abandono del hogar familiar, o incluso, estando en casa eran lo contrario de lo que se considera ser padre.
A mi sin embargo todos esos años me saben a poco, a muy poco, me hubiese gustado verlo, disfrutarlo y sentirlo muchos años más, pero que le vamos a hacer, así es la vida.

He leído a una chica que dice no haber tenido padre, que la abandonó al nacer. A otra que dice que tuvo el mejor padre, que lo sigue extrañando y que Dios lo bendiga allá en el cielo. Cada uno de nosotros somos un mundo, una historia y por suerte o desgracia, todos hemos tenido un padre, algunos incluso dos, no habiendo sido el segundo su progenitor pero con comportamiento ejemplar como tal.

Yo que soy también padre y de cuatro (mis padres también tuvieron cuatro varones), por lo menos veo que mi hija mayor pronto cumplirá 42 años y el menor tiene 32, bastante más están disfrutando de nosotros, sus padres y ahora también abuelos de sus hijos, cinco nietos tenemos “de momento” y ¡Como los queremos! En nuestro caso, por suerte, todo es cariño recíproco y armonía, eso nos da vida también.

Mi padre, Antonio, como su tercer hijo que fui yo, no era nativo melillense aunque así se sentía y la quería, su lugar predilecto de paseo el “el muelle”, puerto ahora, allí nos fue llevando a todos sus hijos para contemplar su belleza, la carga del mineral cuando llegaba aquel tren “del mineral” también, otros buques desembarcando o cargando otros tipo de mercancías, cuando los estibadores después de finalizada la guerra “no tenían los derechos que ahora tienen, sobre todo el de protestar o hacer huelga, cualquiera la hacía”. En otras ocasiones nos llevaba al parque Hernández o al Lobera, a pasear por nuestra Avenida de toda la vida, a aquella de nombre Generalísimo que no era “santo de su devoción precisamente”, aunque de eso me enteré mucho más adelante, de ese tema que yo recuerde no nos hablaba ni en casa ni en la calle, era muy prudente.

Fue maestro albañil, muy buen albañil y trabajaba para la Comandancia Militar, por ese motivo, malagueño de Cómpeta él, dejó el campo después de finalizada la guerra para trabajar en la construcción de cuarteles o casas cuartel, mañana y tarde casi al oscurecer, incluso, muchos fines de semana realizando trabajos extras para alimentar a toda la familia. Mi madre no trabajó nunca fuera, eran otros tiempos, siempre la recuerdo muy impedida de sus piernas y con mucho sufrimiento por ese motivo. Todos teníamos que ayudar lo que podíamos en casa y nuestro padre el primero.

Fue un buen hombre, excelente marido, amigable y tratable vecino y el mejor padre que se puede tener, siempre con su boina trabajando y otra para salir, solo la dejaba en casa si paseaba con su traje de los domingos. Lo recuerdo cuando compró una radio para casa, con más potencia que aquellos transistores del Mantelete, calle Margallo o Avenida. Pegaba la oreja sobre todo de madrugada para escuchar Radio Pirenaica o Intercontinental, no sabíamos lo que escuchaba, ni nos lo decía para no comprometernos.

Podría seguir escribiendo todo lo que hiciese falta, porque se lo merece como padre y esposo ejemplar que fue. Aún guardo uno de aquellos sobres antiguos de solapa triangular al que dábamos lametones a la goma seca para pegarlo, con su letra, cuando estuve de Cartero en Manresa, con destino en el anverso y remite claro en el reverso, sin códigos postales, eso no existía en el año 1974 recepción de la carta donde me mandaba la partida de nacimiento y posiblemente Fe de Bautismo para poder celebrar nuestra prevista boda el 19 julio de 1974, no me quise casar el 18, ese día yo no quería celebrar nada y mi padre seguro que tampoco. Por desgracia, falleció el 26 de octubre en el hospital de la Cruz Roja de Melilla y no lo pude acompañar ni estar a su lado en ese triste momento. Había estado una semana allí, llegado desde Manresa porque según mis hermanos que vivían en Melilla, su fallecimiento era inminente, no ocurría y desde mi destino me llegó un telegrama para que me incorporase al día siguiente. Nada más llegar, al día siguiente, fallece mi querido padre, mis hermanos me dicen que mejor que no fuese, mi madre estaba también ingresada en el mismo hospital en planta baja recién operada y le ocultaban a ella, bastante débil, el fallecimiento de su esposo, compañero y padre de sus cuatro hijos. Ella aguantó poco más, el 16 de diciembre, también salió como él del hospital, hacia su última morada, nuestro Campo Santo. A ella si la pude acompañar. Paradojas de la vida, en principio muy feliz año 1975 para mí por el nacimiento de nuestra primera hija y algunos meses más adelante, muy triste por el fallecimiento casi continuo de mis padres. Ese mismo año, un 20-N también falleció aquel dictador responsable de tantísimas muertes y destrucción de su propio pueblo. Esa pena siempre me ha quedado, que mi querido padre no se pudiese enterar de aquel hecho por haberse ido, por desgracia, un mes antes que el impresentable que no se merece ningún busto ni estatua en Melilla ni en ningún lugar de España por criminal.

Papá, siempre te recuerdo y te recordaré hasta que cualquier día te acompañe a ti y a mamá, no por ser Día del Padre o de la Madre os voy a recordar más, eso ocurre cada día de mi vida, simplemente porque te lo mereces, porque os lo merecéis sobradamente. ¡Os quiero!

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