El día 20 de marzo de 2011, fallecía en Cádiz, el Maestro de Escuela, D. Eladio Algarra. La triste noticia me la dió nuestro común amigo, José Luís Blasco. Todos los que conocimos al “Poeta Andariego de Rusadir”, como yo le llamaba, cariñosamente, y a él le agradaba, nos sentimos huérfanos de su poesía. Contestando a unos humildes poemas que yo solía enviarle para que los leyera, y buscar su parecer, él siempre me contestaba en unas líneas, sobre una postal de la “Tacita de Plata” (tengo decenas de ellas):
“Yo te respondo con esta postal de nuestra Andalucía. ¡Lástima, que no figura en ella nuestra bendita Melilla!”. El correo epistolar que manteníamos ambos, era tan fluido que quizás en sus pertenencias estuviera mi última carta, ya abierta, que él me leyó recostado en la cama de su dormitorio: “Eladio, ¿Quién ha escrito esto?: ”. “¡Venga ya, Juan Jesús, pero si eso es mío!”. Así, con las sonrisas en nuestros oídos, eran el acompañamiento, cada día que platicábamos de poesía, que era lo que él amaba, con todo su corazón. Por las conversaciones, que a menudo manteníamos, tuve la sensación que la añoranza por su tierra, nuestra Melilla, y las piedras de sus murallas, que él palpaba, en sus paseos, le llegó, junto con su enfermedad, la tristeza, suave y lenta, dejándola mecer en sus palabras de gran poeta; y la muy ladina, por fin se instaló cómodamente en su gran corazón. Desde estas líneas, mi buen amigo, D. Eladio Algarra, Maestro de Escuela, como a ti te gustaba que te llamaran, hombre bueno, que lo fuiste en vida, te digo, que aquél 20 de marzo, fue un día desolado y entriste, por tu marcha humilde y silenciosa. Atrás han quedado el busto de tu bondadoso rostro, que iban a colocarlo en uno de los torreones de tu Rusadir; también el de una escuela, y una calle con tu nombre. Ya no escucharemos tus trovas, ni tus lejanas miradas a nuestro mar desde el Bonete, pero sí que nos alumbrará, tu gran estrella llena de poesía, brillando en nuestro cielo azul, como nuestra bandera.
Recibe un virtual abrazo, mi buen amigo, e insigne “Poeta Andariego de Rusadir”. Como siempre te decía: Yo te nombro “Melillense de Honor”, que mereces estar en el ara de los poetas ilustres y preclaros de la ciudad, que tanto amaste, nuestra Melilla.
