Pues si, señor: Creo que está imperando la cordura, y a pesar de los tres “mantecados que porta en su bocamanga”, y sin ordenar firmes y mirando a la bandera, el orden en esa Institución -sin ánimo de lucro-, es completamente de acuerdo con la democracia.
Yo creo que si alguien hace mutis por el foro, y sale con la cara parecida a la de un señor de color, en una fiesta del Ku Klux Klan, hay que hacerle palmas con las orejas, y dejar que se marche con el aire fresco por Torreón de San Juan, hacia La Florentina, si es que sale con coche; y si es a música talón, pues por las Peñuelas, pero desde un precioso puente de plata, pañuelo en mano, y a coro: ¡¡adioooos, adios, adios, adiooos, adioooos….!!. Pero deben pronunciar la “o” con medio tono más alto que las demás, como del mi al fa, o del si al do, más o menos; pero eso sí: Que sea parecido al comienzo del suave preludio de “La Traviata”, de Verdi, que se te mete por las “tapaeras del sentío”.
En algunas de estas instituciones suele haber personas que piensan, si nadie les pone coto, que es su cortijo privado, en el que puede hacer lo que le venga en gana: Como algunos charnegos, nacidos en Barcelona, hijos de andaluces y murcianos, que con sus sobreactuaciones, se creen más catalanes que el niño del “Tambor del Bruc”, cuando son solamente eso: Hijos de andaluces. Hace dos años supe, que cuando usted nos invitó a mi esposa y a mi, a visitar la AEM hubo alguien, practicante de la absurda ojana, que cogió un rebote de cojones, cosa que en el fondo me alegré muchísimo, porque en esos momentos pensé, que su “patata”, la que todos tenemos en el pecho, la que impulsa constantemente la sangre, rica en oxígeno, desde la masa gris de la “melondra” a las piernas y los brazos, se movería por las venas a gran velocidad; y eso a una persona joven, aparte del desahogo frustrante, por nuestra grata visita, le sentaría estupendamente: Más o menos como una patada en plena bolsa escrotal.
Yo sé que todos los seguidores del que se ha largado con ese viento fresquito, no cabrían “arrebujaitos”, en el puesto de castañas que yo conocí en la calle Margallo, cerca de la Relojería Alemana, en los años 50; pero usted, mi querido amigo, tiene a su lado, a la mayoría de la gente culta, que están en la “pomada” de la Historia de nuestra ciudad, y le puedo asegurar que somos más de los que se imagina.
Los amantes de nuestra cultura lo admiramos por el incansable trabajo que está llevando a cabo, como es el exhaustivo inventario de todo lo que está expuesto en esos locales; las interminables, e incontables conferencias sobre nuestra Historia; los talleres de divulgación de la temática melillense; su presencia, sin colarse de rondón, en los actos oficiales, en los que es invitado según el protocolo; los viajes de investigación a los alrededores de la ciudad. Pero lo más significativo, por su carácter familiar y bondadoso, son las inmejorables relaciones con la ciudadanía, y con las autoridades civiles y militares; y también el mantener las puertas abiertas para todo el que desee acceder a sus instalaciones.
Sin pertenecer a esa digna Asociación yo, como un melillense normalito, pero que amo a la ciudad donde me nacieron, en el Callejón del Aceitero, con humildad, propongo a los componentes de esa entidad, que se reúnan y le sorprendan con la concesión del “Escudo de Oro de la AEM”. Pero también, si hay alguien que diga que le entreguen la “Placa del Mérito Social”, bienvenido sean ambos. Además: ¿Por qué no?: Si se han entregado premios, como concesiones de calles con sus nombres, a quienes son unos “mindundis”, que no son lo que figura en los letreros, que no han hecho nada por Melilla. Yo creo que este señor, por su amor a la ciudad, trabajando y dejándose la piel, sin percibir un céntimo, creo que se merece algún reconocimiento.
Así que, señor Benito: Reciba un cordial saludo, y un fuerte abrazo, y solo decirle: ¡Ánimo!.
