Nueve personas, la mayoría naturales y residentes en Melilla habían sido puestas a disposición judicial como presuntos integrantes de una importante organización dedicada al tráfico de drogas. Dinero, vehículos, joyas, sustancias estupefacientes e incluso explosivos en perfecto estado de uso habían sido intervenidos por la Policía después de una prolongada investigación desarrollada durante meses. La red operaba fundamentalmente con Barcelona e introducía la droga a bordo de coches de lujo. El pago se realizaba tanto a cambio de dinero en metálico como de cocaína. Llamó la atención el hecho de la incautación de armas de fuego, alguna cantidad de explosivos, detonadores, mecha lenta, granada de fusil y numerosos cartuchos.