El fotoperiodista melillense Antonio Ruiz inauguró ayer en Santander la muestra ‘Niños de la calle, un mundo desconsolado’, en la que aparecen retratados en blanco y negro los menores que tratan de sobrevivir en las calles de Melilla. La exposición permanecerá hasta el 30 de mayo en la librería La Vorágine de la ciudad. A través de la mirada de Ruiz, se pueden ver «a niños que ríen, lloran, juegan y anhelan una vida plena y en libertad». Según sostiene el autor de las imágenes, con su trabajo pretende «dignificar» y «anular el lenguaje tóxico» que se usa en ocasiones al referirse a los menores extranjeros no acompañados. Los niños que malviven en las calles de Melilla han llegado a Santander. Lo han hecho a través de una serie de imágenes capturadas por el fotoperiodista Antonio Ruiz que desde ayer se exponen en la librería La Vorágine de la ciudad, donde permanecerán hasta el 30 de mayo.
La muestra bajo el título ‘Niños de la calle, un mundo desconsolado’ pretende dar rostro a los menores que llegan a la ciudad en busca de una vida mejor. En blanco y negro, a través de la sensibilidad y la mirada de Ruiz, se pueden ver a «niños que ríen, lloran, juegan y anhelan una vida plena y en libertad».
Dignificar a los menores
Como el autor de las imágenes afirma, con sus fotografías intenta dignificar y «anular el lenguaje tóxico» que se suele usar al referirse a estos menores. «Son niños que huyen del hambre, además de otras situaciones de vulnerabilidad», recuerda el fotoperiodista de El País.
Ruiz considera que se ha proyectado sobre la población «la falsa idea de que estos niños son culpables de la inseguridad ciudadana». Autoridades como el juez de Menores, Álvaro Salvador Prieto, afirman que sólo un 10 por ciento de los delitos son presuntamente cometidos por menores extranjeros no acompañados.
Falta credibilidad
A juicio del autor de las imágenes, el sistema de protección de menores de la Ciudad Autónoma de Melilla «ni es una referencia, ni tiene credibilidad alguna» entre los niños. Este es uno de los motivos por los que, a su parecer, ellos rechazan los centros de menores y optan por vivir en la calle.
Según resume el fotoperiodista, que ha publicado en medios nacionales e internacionales como El Mundo, ABC, Le Monde, The Guardian, Der Spiegel, Corriere della Sera o Magazine LIFE, estos menores «arriesgan» sus vidas intentando llegar a la Península como polizones para «poder ir al colegio, conseguir documentación» y buscarse un futuro.
«Las infancias nunca duran, pero todo el mundo se merece una», concluye el reportero.