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Restar

Por Miguel Platón

El lenguaje político necesita muchas veces ser traducido. El esperpento de nueva formación política que se define a sí misma como Sumar es, en realidad, un proyecto encaminado a Restar, cuya principal virtud es que durante las próximas semanas o meses nos permitirá disfrutar de unos ratos divertidos, algo parecido a lo que nos alegraron aquellos “proveristas” de la Transición.

Sumar resta, en primer lugar, a Podemos, puesto que se alza sobre su desprestigio para ofrecer una alternativa que tenga mejor venta en la opinión pública. Es una antigua y bien conocida estrategia comercial. Cuando la venta de un producto empieza a caer se cambia el envoltorio y se modifica el nombre o se añade alguna característica que prometa una mejora: “Nuevo”, “Super”, “Ecológico”, “Verde”, o algo similar. Últimamente vende mucho lo de la “economía circular” y el término “sostenible”.
El diseño de la campaña todavía no esta definido por completo. Una alternativa es el mantenimiento en el mercado de los dos productos, el viejo y el nuevo, en espera de su aceptación por el mercado. En función de la respuesta del público, Podemos podría integrarse -sumar-, o bien desaparecer. En uno y otro caso, una parte de sus actuales dirigentes no son reciclables y su destino será el basurero de la historia, según la expresión con la que Trotsky pronosticó en 1917 el destino de los soviets. Es difícil evocar mejor antecedente para quienes se definen como comunistas. A fin de cuentas la purga ha sido una de sus constantes históricas. Sólo un puñado de los bolcheviques de Lenin sobrevivieron a Stalin.
Sumar también resta al Partido Socialista. Hay un precedente: en las elecciones autonómicas madrileñas de mayo del año pasado, una formación de nuevo cuño, Más Madrid, superó a un PSOE que había quedado en primer lugar dos años antes. El descrédito del actual sanchismo es la principal baza con la que Sumar cuenta para obtener un resultado decente. Necesita no sólo mantener el mayor número posible de los antiguos votantes de Podemos, sino también morder en la cantera socialista. Querrán presentarse como algo nuevo, más moderno, aunque en realidad no lo sean. ¿Ideología? Ninguna, pura estrategia de ventas para continuar chupando del dinero público. No será lo mismo que ahora, pero buscarán mantener todo lo que puedan y formar, allí donde sea posible, las típicas coaliciones de perdedores de nuestra izquierda nacional.
Como en toda campaña, tiene que existir alguien que muestre las supuestas excelencias del producto, para afirmar con una sonrisa que lava más blanco, cura el resfriado o resuelve los problemas de audición. Ese mascarón de proa se lo ha atribuido la actual vicepresidenta “Yoli” Díaz, de la que se presume cierta popularidad a pesar de ser el ejemplar político más cursi que ha aparecido en la política española en mucho tiempo. Es la misma elementa del todos, todas y ”todes”, o que propone “Matria” en lugar de Patria, aunque su máximo hallazgo ha sido la expresión “Ausenté mi presencia”. ¿Que no se lo creen? Lo juro, lo dijo: “Ausenté mi presencia”.
Como siempre hay un gen loco en las personas y en los colectivos, hay quienes piensan que semejante líder conseguirá un notable respaldo popular. El mensaje real es que ninguno de los actuales dirigentes de Podemos tiene un mínimo respaldo, como bien se vio en el caso de su fundador Pablo Iglesias, que abandonó la política tras quedar en quinto lugar en las elecciones madrileñas. El tirón electoral de las Belarra, Montero o Echenique está muy cera de la nulidad.
Pero el caso es que “Yoli” no tiene un solo escaño en su región de origen, Galicia, lo que cuestiona mucho las expectativas de Sumar. Hija del que fue durante mucho tiempo el líder de Comisiones Obreras en Ferrol, papá Díaz solía recomendar a los trabajadores que tramitasen sus cuestiones legales en el despacho de la hija abogada. De ahí viene su promoción política. Su gran éxito ha sido una reformilla laboral que denomina “fijos discontinuos” a los trabajadores temporales, con el fin de liar las estadísticas.
La presentación del engendro, el pasado día 8, congregó a varios miles de personas en un local donde la temperatura rondaba los 40 grados. Para no hacer sombra a la nueva líder carismática, que desgranó un tópico tras otro, junto a ella sólo pronunciaron discursos media docena de “desconocides”. Uno de ellos era una psiquiatra. Fue lo más lógico del evento. Un rasgo de lucidez que promete tardes de gloria.

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