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¿Rencor o paz? Todo muy caro en Melilla. Desafección.

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Carta del Editor. MH, 20/10/2023

Enrique Bohórquez López-Dóriga

¿Rencor o paz?

Siguen las horas trágicas en Israel y Gaza. Siguen las preguntas sin respuesta. Por ejemplo: ¿Alguna vez la UE comprobó adónde iba la ayuda a Gaza?, se pregunta Guy Sorman, un liberal que, dice, ha elegido ser optimista porque es fácil ser pesimista. Su respuesta es que “ los bárbaros de Hamás tomaron el dinero y construyeron el poder militar que vemos ahora”.

Consulto con militares expertos sobre la posible entrada del Ejército israelí en Gaza. Leo (El Mundo, 16 de octubre): “Que el grupo terrorista Hamas haya cometido crímenes irracionales -el 7 de octubre- no significa que desprecie la estrategia”. Su estrategia parece ser la de llevar la invasión del ejército israelí a un combate urbano por calles estrechas y una enorme red de túneles, a un combata casa por casa y habitación por habitación. La opinión de los militares consultados es que no creen que Israel caiga en esa trampa, de desenlace incierto.

Ya veremos. Cuartango, en ABC, el martes, nos recordaba al sabio persa Manes, fundador en el siglo III de la religión maniquea, que sostenía que hay una eterna lucha entre el bien y el mal. El maniqueísmo ha resucitado en el conflicto entre árabes y judíos en Gaza, escribe Cuartango, que concluye que “el rencor pesa más que una paz que beneficiaría a ambos… y la solución no reside en este maniqueísmo infantil que concibe la guerra como un tebeo”. ¿Prevalecerá el rencor sobre la paz?

Es mas difícil reconciliar religiones que naciones. Todas las religiones tienen dos vertientes: una es fanática, la otra pacífica. Los fieles tienen libertad para elegir entre el bien y el mal. Esperemos que los fieles elijan bien, por la paz, en esta ocasión

Hay que considerar que el peso de la religión puede ser un obstáculo. Es mas difícil reconciliar religiones que naciones. Todas las religiones tienen dos vertientes: una es fanática, la otra pacífica. Los fieles tienen libertad para elegir entre el bien y el mal. Esperemos que los fieles elijan bien, por la paz, en esta ocasión.

Todo muy caro en Melilla. Desafección

Los melillenses opinan… que todo está muy caro, como se pudo comprobar en nuestra sección “Melilla opina” del pasado martes. Todo ha subido “una barbaridad” fue la respuesta dominante. Más que en el resto de España, como las estadísticas demuestran, muy probablemente debido al cierre de nuestra frontera comercial con nuestro incómodo vecino, Marruecos, que fue el que tomó la decisión unilateral de cerrarla, mientras el Gobierno sanchista -desgraciadamente, nuestro Gobierno- hizo lo que en él es habitual en las relaciones con Marruecos: callar y rendirse, por razones jamás explicadas y por casi todos imaginadas (hay que ponerse en lo peor, para acertar). Y de fondo, como decía ayer nuestro Editorial, ninguna reacción de la Administración pública al tsunami inflacionista. No les debe parecer, a ellos, ni importante ni urgente solucionar las causas de nuestra pobreza creciente.

Ninguna reacción de la Administración pública al tsunami inflacionista en Melilla. No les debe parecer, a ellos, ni importante ni urgente solucionar las causas de nuestra pobreza creciente

Me han regalado un libro que he elegido, entre varios, por su título: “La persuasión política. Claves para mejorar la comunicación entre la clase política y la ciudadanía en tiempos de desafección”.Efectivamente, las democracias se enfrentan en la actualidad a encrucijadas de gran envergadura: polarización y radicalización de la clase política y de la opinión pública, auge del populismo y de los extremismos, creciente desafección y hastío de los ciudadanos. Efectivamente, es necesario, imprescindible en cualquier democracia, especialmente imprescindible en Melilla, mejorar la comunicación entre la clase política y los ciudadanos. Y para lograr eso, es imprescindible el respeto a la libertad de expresión, guía inalterable de la acción política democrática.

Tampoco es eso demasiado novedoso. Ya Bartolomé de las Casas, 1484-1566, escribió: 1) todo poder deriva del pueblo; 2) los príncipes lo ostentan por delegación suya, y para servirle; 3) cualquier acto importante de gobierno requiere consulta y aprobación.

Estoy pensando en hacer, en Internet, una web con ideas concretas -en alimentación, sanidad, educación y justicia- para conseguir el desarrollo económico de esta ciudad laboratorio que es Melilla. Su objetivo final sería crear un auténtico movimiento de ciudadanos, unir los suficientes centenares o miles de voluntades, para que sus votos sean capaces de dar la victoria electoral al partido que acepte incorporar ese plan en su programa y en sus hechos.

 

 

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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