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Recuerda que eres mortal

MELILLA HOY 21 01 2024

Carta del Editor.

MH, 21/1/2024

Enrique Bohórquez López-Dóriga

 

Espíritu crítico. Un melillense famoso y bastante genial, Fernando Arrabal, escribió a lo largo de su dilatada vida diversas Cartas, muy ingeniosas, a personajes famosos: Carta al General Franco, Carta a Fidel Castro, Carta a José María Aznar, etc. Yo me permito hoy enviar una corta Carta, abierta, al presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, mi amigo Juan José Imbroda, con el siguiente contenido: Recuerda que cuando los ciudadanos y los empresarios en particular, se dirigen a tí y te piden algo, saben que lo que les puedes dar no es tuyo, a diferencia de lo que pasa con cualquier empresario: lo que podemos prometer y cumplir -la diferencia a veces es notable- es nuestro, y con lo que produzcamos, tras pagar los innumerables impuestos obligados, te pagamos a ti y a toda la estructura burocrática, políticos incluidos, que, en una democracia, están -o deberían estar- al servicio de los ciudadanos, no al revés. Recuerda que eres mortal, le susurraba el esclavo romano al César, cuando estaba celebrando una de sus victorias. Pues eso.

Carta abierta al presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla: recuerda que eres mortal

Le dirijo la Carta a Juan José Imbroda porque es el presidente de la Ciudad, pero la Carta es aplicable a cualquier político y a cualquier empleado público de nuestra ciudad. Soy consciente de que todos me contestarán que ya saben lo que tienen que hacer y que ya lo hacen, pero la cuestión no es decir, sino hacer, y la diferencia entre ambas cosas es, en Melilla, especialmente grande y extraordinariamente grave, como lo realidad nos demuestra un día tras otro y como los ciudadanos -resignados a lo que consideran imposible de cambiar- manifiestan una y otra vez.

Por citar solo una manifestación de esa resignación ciudadana suicida, expongo la vigencia en Melilla y la generalización de las ideas de no dar “ni un palo al agua” y de “colócanos a todos”, aunque ese mal no es solo melillense. Por citar un solo ejemplo notable: la Universidad de Harvard, considerada durante muchos años como la mejor del mundo, se está hundiendo, con su filosofía woke -lo políticamente correcto- y el abandono de la meritocracia, “que fue el pilar de esa Universidad y la savia de la civilización occidental”, como escribió Guy Sorman en el diario ABC el lunes pasado.

Oír a dos docentes profesionales defendiendo, con entusiasmo, “la cultura del esfuerzo” y su orgullo -compartido por muchos alumnos- por “la marca EAM” (Escuela de Arte Miguel Marmolejo) permite mantener la tesis de que el cambio en Melilla todavía es posible

Cuando en Melilla detecto una excepción a la norma, me alegro sobremanera. Por eso me alegró tanto la visita que el miércoles nos hicieron la directora de la Escuela de Arte Miguel Marmolejo, Bárbara Judel, y la jefa de Estudios, María Jesús Cobreros. Ya el nombre de la Escuela -Miguel Marmolejo- nos trae a los melillenses extraordinarios recuerdos de un ser tan excepcional, como lo fue mi amigo Miguel. Además,

Hay empresarios que siguen innovando. Por ejemplo, Juan Remartínez, promotor de la nueva Clínica Rusadir, situada en Cabrerizas Bajas

El nuevo hospital, privado

El empresario innovador es una valiosa especie que hoy, en tiempos del comunismo rampante, está en riesgo de extinción. Sin embargo, hay empresarios que siguen innovando. Por ejemplo, Juan Remartínez, promotor de la nueva Clínica Rusadir, situada en Cabrerizas Bajas, construida después de una larga tarea, mucha inversión y mucho tiempo. Va a tener, ya están instaladas, resonancia magnética y aparatos de última tecnología, atenderá quince especialidades médicas y tiene la mayoría de las especialidades ya cubiertas, a pesar de la labor titánica necesaria para que vengan médicos a Melilla. El edificio tiene 2.500 metros construidos, en 4 plantas. Se espera que esté funcionando antes de que termine este mes.Me invitó Juan a visitar la nueva Clínica Rusadir. Creí que iba a ver algo pequeño, pero lo que vi fue sorprendente: una gran aportación a la tan necesitada sanidad melillense. Causará la envidia de algunos, probablemente, pero merece la admiración de los melillenses.

 

 

 

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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