Tomando datos que en su día escribieron Rafael Fernández de Castro, Francisco Saro Gandarilla y Antonio Carmona Portillo, debo agradecer al amable responsable de la Biblioteca del Instituto de Cultura de Historia Militar, Comandante Rodríguez, donde se recepciona y custodia toda la documentación militar de nuestra ciudad, los envíos que me hace para ampliar mis conocimientos sobre nuestra Historia.
Dice Saro que: “(…) todo lo antiguo, tiene poesía, una poesía honda y bella, que nos llega al corazón y, que nos colma el alma de una alegría desconocida, alegría que no sabe sentir nadie más que el investigador, nadie más que aquel que, habiéndose familiarizado con lo viejo, siente un amor grande e inextinguible hacia lo pasado, hacia aquello que fue y que constituyó algo de nosotros: un trozo de nuestra historia, un jirón de nuestra vida”. Lleva usted toda la razón, señor Saro; y si le digo que ese mismo motivo es el que me mueve a escribir y dar a conocer los nombres de nuestros Héroes y Mártires a los melillenses actuales, que es parte de nuestra Historia, como la presente pincelada, que hoy reflejo en estas páginas.
Comenzando por el 22.11.1774, cuando el Emperador, Sidi Mohamed envió, a través de su ministro, judío, Samuel Sumbel, a todos los cónsules acreditados en Marruecos, que el ataque a Ceuta no interferirá en el Tratado de 28.05.1767: “(…) En cuanto a las plazas que están en las Costas de Nuestros Dominios, y sobre los que el Rey de España reclama su derecho de pertenencia, no son ni nuestras ni de El, pertenecen a Dios Todopoderoso, que las dará a quien le plazca”.
El 9.12.1774, por la casa del Renegado, cerca del Atalayón, comenzaron a llegar las tropas marroquíes, iniciándose el Sitio a Melilla con 40.000 hombres, al mando del propio Sultán, montando el campamento general en las estribaciones del cerro de San Lorenzo, donde actualmente se encuentran la plaza de toros, barrio obrero y el Parque Hernández. Los vecinos de los alrededores, al ver a los sitiadores, se marcharon dejando todas las cosechas por temor al saqueo. Según Carmona: “…La línea que establecieron, fue de 5 baterías de cañones y 3 de morteros. Por parte española acudirían a la defensa de Melilla, las siguientes fuerzas: 1º y 2º batallones del Rgto. de Nápoles; 1º y 2º batallones del Rgto. de la Princesa; 2º Rgto. Ligero de Cataluña; los regimientos provinciales de artillería de Cádiz, La Coruña y Extremadura; 1º y 2º batallones de Zamora; 1º y 2º batallones del Rgto. de Brabante; 1º Bon. del de Bruselas; 1º Bon. del Rgto. de Guadalajara, y 1º Bon. del Hibernia. De todos ellos el que sufrió más bajas frente a los enemigos en los meses en los que el cerco fue más duro, en diciembre de 1774 y enero, febrero y marzo de 1775, fue el ligero de Cataluña con un total de 11, cifra que suponía la totalidad de los soldados que fallecieron en Melilla alistados en este regimiento; del de Nápoles fallecieron siete y de los de Zamora y Princesa, seis. No obstante fue el de Nápoles el que experimentó más bajas totales, sumando las producidas por enfrentamientos y por enfermedad, durante el tiempo en que estuvo destacado en Melilla, que fueron 40 en total…”. Como anécdota diré que el Emperador de Marruecos pasaba revista a sus tropas en las trincheras, en una carroza que le obsequió nuestro Carlos III, como la tienda que montó en su campamento. Cuando el bombardeo a la ciudad por parte del Sidi Mohamed, era seguido de un cañoneo los españoles, jocosamente, le llamaban el “Rosario de Mahoma”. A consecuencia de ese cañoneo, el 7.01.1775 la civil, María de Mora, vecina de la Plaza, cuando intentaba ayudar a un soldado, cayó muerta de un disparo traicionero, junto a las murallas. Como el niño de 15 años, Calixto Gil, grumete del chambequín de la Plaza,“Andaluz”, que murió en plena calle, a consecuencia de una bomba disparada por el enemigo. También existe la noticia del Armero Mayor de Carlos III, Tomás de Encuentra, que auxiliado por un artillero apodado El Aragonés, fue enviado a Melilla. Contaban que éste Aragonés inventó unos polvos que echaba en las fogonaduras de los cañones, que según los expertos aumentaba la potencia. Hay que decir que en el Tesorillo existen varias calles con los nombres de estos gloriosos regimientos, como el de “Voluntarios de Cataluña”, o “Rgto. de Nápoles”.
Por otra parte yo intento, que en cada escrito mío, ya sea el epistolario de “Cartas desde la Purísima”, como los que se refieran a nuestra Historia en defensa de la ciudad, es la de hacer flamear nuestra Bandera en homenaje a nuestros Héroes y Mártires, que fueron los que la defendieron y dieron sus vidas para que siga siendo España.
Y finalmente, si me lo permiten, a todo el que desee ampliar sus conocimientos sobre la Historia de nuestra ciudad debo indicarles que visiten, y disfruten del Archivo Intermedio del Instituto de Cultura de Historia Militar de Melilla, su Museo y Biblioteca del mismo Instituto, que como bien dice en su página, fue creado el 21.07.1935 con el nombre de “Biblioteca Militar de Circunscripción Oriental de las Fuerzas de Marruecos”; que tras varias ubicaciones, la Biblioteca, actualmente está situada en Hermanos Peñuelas nº 2. Con respecto a los contenidos de las obras, se pueden encontrar de temática militar, historia, estrategia, fortificaciones, legislación, etc.; así como obras de consulta general que son de indudable interés para los investigadores, estudiosos y público en general. Cuenta con casi 18.000 volúmenes, de los cuales 1.500 ejemplares son anteriores al año 1901, procedentes de las distintas Unidades de la Plaza y del Centro Cultural de los Ejércitos, siendo los que han nutrido fundamentalmente a la biblioteca, la cual está en continua ampliación a través de compra y donaciones. Por mi parte puedo dar fe de la amabilidad del personal que desempeña su labor en esa institución, y muy especialmente su Comandante D. Jesús Rodríguez.
