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Reportaje

Érase una vez. La historia de Pilar

melillahoy.cibeles.net fotos 1343 Pilar recien nacida

“Érase una vez, de noche, era invierno, y en una barca llegaron muchas personas. Una mujer y su hijo se cayeron al agua. No sabían nadar. La mujer llevaba en su barriguita a una niña…que sería preciosa cuando naciera. Pilar. Esa niña eres tú.”

Javier que rescató a su madre cuando estaba casi de ocho meses embarazada de ella, y a su hermano de seis años, no quiere contarle la historia de lo que le pasó a Pilar con la crueldad del drama de la inmigración,” cuando pueda contárselo, quiero hacerlo como un cuento. El cuento de Pilar.”
Un día 10 de Noviembre del 2011, llegó a las costas de Melilla una barca con una decena de inmigrantes subsaharianos a bordo. Se acercaron, de noche, y a escondidas para no ser detectados, hasta una escalera cercana al cantil del Muelle donde atracan los grandes buques. La Guardia Civil, y los GEAS, alertados, fueron hasta la zona. Vieron como los inmigrantes comenzaban a subir por la pequeña escalera, pero en ese momento, una mujer y un niño cayeron al agua, no sabían nadar y desaparecieron de la superficie.

Javier González Ferrón, cabo de la Guardia Civil, y perteneciente al grupo de submarinistas, los GEAS, se lanzó al agua para intentar rescatarlos.” No se veía nada, todo estaba oscuro, yo sólo vi un bulto de alguien que cayó al agua y no volvía a salir a flote. Me quite las botas y me tiré.” El rastro de las burbujas que iba dejando mientras se hundía” es lo que me sirvió de guía para localizar a la persona. La abracé y empezamos a subir, habíamos llegado a unos ocho metros de profundidad”. Pero mientras subía a la mujer, se encontró con otra fila de burbujas, de un menor, que se hundía también. Lo agarró “y me lo puse en la espalda, y subimos. Parecía interminable esa subida con las dos personas, a una la abrazaba con una mano y a la otra la tenía enganchada al cuello. Pero has generado tanta adrenalina ante los acontecimientos, que puedes con todo”
Al llegar a la superficie, la ambulancia les esperaba. Ella estaba embarazada de casi ocho meses, Lydie Vanina Gbamale de 28 años de edad y su hijo tenía unos 6 años. Procedían de Costa de Marfil. Su marido también viajaba en la barca.

Pasó el tiempo, y a principios del año 2012, se presentó en el Cuartel de la Guardia Civil una subsahariana con una recién nacida en brazos. Lydie preguntaba por un guardia, que se tiró al agua para salvarla. Quería saber el nombre, para ponérselo a su hija.
“¡Javiera es ridículo!, bromeaban mis compañeros,-dice Javier- había que buscarle otro nombre a la niña. Y pensamos en Pilar, que es el nombre de nuestra Patrona, la Virgen del Pilar.”
Desde entonces, Pilar forma parte de la vida de Javier y de su pareja, Marina. Los fines de semana o cuando libraba, la recogía del CETI ,el centro temporal de inmigrantes que era donde estaba alojada la familia, y se la llevaba con “ sus nuevos primos de Melilla” de excursión, a la playa..,con los sobrinos de Javier.

Hace un par de años, a la familia le concedieron el permiso de residencia y se trasladaron a la Península, concretamente la madre trabaja y vive en el País Vasco. El padre y el otro hijo se marcharon a Francia.

Para Javier supuso una” tristeza, pero sabía que volvería a verla porque acordamos que en vacaciones me la traía a casa”.

Y así ha sido durante dos años: la madre, se traslada con ella hasta el aeropuerto de Málaga y allí le espera Javier para recogerla. El figura legalmente como tutor, así lo quiso Lydie,” para que pasara lo que pasara, la niña siempre estuviera protegida.”
A Javier lo llama “padrino” y a Marina, la llama “mami”. Cuando llega al aeropuerto, Pilar sale corriendo y se tira a los brazos de Javier. Su imagen no se va durante el resto de los meses porque mantienen un contacto continuo por teléfono y por wasap.

Este año Pilar estará más tiempo que otras veces, las vacaciones al completo, llegó en Junio y estará hasta mediados de septiembre en Melilla.

Pilar sonríe, siempre sonríe a todo el mundo y nos agarra de la mano. Le encanta tocar todo y es traviesa como cualquier niña de 3 años. Cuando sabe que ha hecho una trastada, te mira y sonríe, mientras te coge el block, te lo pinta, toquetea el teclado, agarra el teléfono..

Habla poco, “porque ella en el país Vasco sólo aprende euskera y francés que es el idioma de la madre. Cuando está con nosotros le enseñamos castellano para que pueda integrarse con el resto de los niños.”
Le preguntamos que le gusta y con sonrisa de oreja a oreja, dice “la playa”. Es uno de sus sitios favoritos. “Las casualidades de la vida han hecho que el medio en el que podría haber muerto su madre, su hermano, sea su medio favorito.” Javier le enseñó a nadar y “se desenvuelve con maestría. Y es cuando pienso que algún día llegará la hora en la que deba contarle el cuento de Pilar”. Cuando lo relata, da un respingo, se le ponen los vellos de punta al recordar aquella noche de invierno.

Durante estos meses de vacaciones,” los castillos de arena, jugar a las paletas, ver los dibujos animados de Pepa Pig y la doctora juguete, son su pasatiempos preferidos”. Comenta Javier, que la educa como a una hija” diversión, educación y disciplina”. Pilar busca a sus “ primos” porque con ellos se divierte como si lo de venir a Melilla, fuese ir a un campamento de verano o a estar con su familia de la otra punta del País. Aunque ella es el verdadero juguete para todos sus compañeros, para los que la llevan a ver las motos, las barcas, los todoterrenos, los animalitos del SEPRONA. “Javi tráete a la niña” es la frase constante de todos los días, de algún amigo, familiar o compañero de trabajo.

Pilar” forma parte de la familia, tiene tíos, primos, abuelos,” y los llama así.

El cuento de Pilar es la historia de un final feliz, y para el cabo Ferrón” es lo que me hace recordar porqué todos los días me pongo el uniforme”.

Pilar se marchará en Septiembre y pasará casi un año hasta que vuelva a tener “su custodia compartida”, ya que el resto del año las vacaciones del cole son muy cortas y supone un gasto excesivo el desplazamiento.

Y se reunieron todos, y fueron felices y comieron helados y Pilar pasea por la calle a cocoletas o agarrada de la mano de quien le salvó la vida cuando aún no había nacido.

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