Enterado de todo; por eso la sociedad conversa, se dice, se comenta, se versa, se escribe y se intenta comprender; otra cosa es que se dé la razón al que la tiene, cuestión de difícil acceso dado que el imperio del ego impone una (a veces) obcecación y otras supone una cesión de opinión, con el fin de no confrontarse en una discusión de tú y yo.
Y no digamos si hay una causa política de por el medio. Entonces, sólo entonces, empiezan los aspavientos o lo que es lo mismo, la gesticulación.
La gesticulación como hecho de afirmación, la practica el político con una facilidad asombrosa; tenemos ejemplos de fina elegancia, como Rajoy, Sánchez, Rivera, y de menos gesticulación pero de mucha y rápida verborrea, tenemos a Iglesias. Este apoya menos la palabra con la gesticulación, pero nos inunda con su lección estandarizada para cada momento. Y mira por donde, a usted y a mí, nos gusta esa cierta gesticulación que nos hace ver la afirmación de la palabra envuelta de verdades. ¡Pero eso sí! sin violencias, nada de puñitos en alto, ni mano abierta, eso ya debió de pasar al olvido, aunque hoy en día nos sigue recordando la extrema izquierda que ellos erre que erre. Incluido el terrorismo etarra y el rescoldo encubierto de indignados. Y luego vienen los ERES y las Manos Limpias, y claro, entran en juego las cuentas B de implicados. Resultando que “podemos” volver a lo mismo, si éstos callejeros no guardan las formas, lo que es a todas luces, son antidemocráticas. Pero para ello no se les puede dar malos ejemplos, cubiertos de democracia; por supuesto neo-liberales.
Pero se preguntará usted, qué tiene que ver todo lo expuesto con la gesticulación. Explico que, visitando a un amigo en su despacho, y estando yo un poco sublimado por causa de una nueva pastilla de medicamento, pasó que dentro de la conversación, cuitas y lecturas habidas de aquí y de allá, en la vanguardia de la información, salió a relucir las posibles cortapisas que en materia de religión, España habría impuesto en Fernando Poo. Hay algo consustancial, y es que cada potencia impone a través de su religión mayoritaria, una manera de llegar al pueblo más fácilmente que con arengas políticas. Y es aquí que, los apoyos se daban a la iglesia, por supuesto más a la mayoritaria, hacerlo de otra forma es dar campo al enemigo o competidor, que va a intentar ir penetrando lenta pero tenazmente su propia influencia. Y en este juego entraban Francia (Camerún y Gabón) e Inglaterra e incluso EE.UU(Nigeria) como potencias con apetencias sobre Guinea Ecuatorial Española. Prueba de ello ha sido posteriormente el afrancesamiento y americanización de Guinea Ecuatorial. (Madera del Continente –Rio Muni, o petróleo en la Isla de Santa Isabel –Bioko. A pesar de ello, la población es en un 82% católica, un 5% de otras, un 2% nativa, y el resto pudieran ser de origen nigeriano (bien musulmana (Hausas) y cristiana (Ibos) y los clásicos que no entienden, no saben, no contestan. Una muestra de ello es que durante los (1858-1968) más o menos 110 años, no solo ha quedado impreso el idioma, sino el catolicismo y misiones, Y por supuesto sus respectivas catedrales, dignas de cualquier capital española.
En cuanto a la ayuda directa del Estado Español a iglesias o religiones no históricas en España, era la debida a su falta de existencia histórica y demográficamente nacional y por supuesto significativamente física. Y es aquí, donde no sé por qué, salió a relucir mi gesto o gesticulación afirmando la falta de veracidad y limpieza en la vanguardia de la memoria del pasado. Haciendo muestra de cómo se retuerce la verdadera Memoria Historia (y no por cierto la de Zapatero) con el gesto de estar retorciendo la toalla empapada de agua. Saliéndome el gesto del alma, y esto no es social, ni político, ni nada de nada, ¡Eso sí! fue sinceridad sin disimulo, harta de tantas retrospectivas miras hoy tan interesadas que salen a la “vanguardia” de intereses escondidos con un fin; la confusión.
