La U.D. Melilla se quedó a ocho minutos de llevarse los tres puntos. En un partido intrascendente, el equipo melillense salió de la atonía en la que se había involucrado en los últimos encuentros y salió a competir con ambición desde el principio, aunque al final no pudiera mantener su ventaja y tuviera que conformarse con el empate a dos goles. Fue un Melilla del que sentirse orgulloso, un equipo esta vez que se mostró comprometido y que luchó como si realmente necesitara los puntos. A ello se sumó un acierto superior al habitual y eso le valió por lo menos para llevarse un premio de consolación, aunque mereció ganar porque el árbitro metió al Lucena en el partido al señalar un penalti inexistente, cuando el marcador reflejaba el 0-2.
Desde el principio puso de manifiesto que no se iba a dejar llevar por la desidia. Y prueba de ello es que los de Juan Moya cruzaron su campo con asiduidad y le mostraron al Lucena que el camino del triunfo no le iba a resultar sencillo. Pese a esa ebullición del Lucena en los primeros minutos, el partido entró en una fase más plana hasta que el Melilla pudo inaugurar el marcador a los veinte minutos, tras una gran jugada de toda su delantera. Migue Montes pasó sobre Chota, éste hizo lo propio con Nacho Aznar que cedió para que Guille Roldán definiera con precisión al primer palo, sin que el ex jugador del Lucena celebrara el gol.
El gol fortaleció al Melilla e hizo mucho daño al Lucena, que desapareció del terreno de juego. De eso se aprovechó el conjunto melillense, que viendo la vulnerabilidad de su rival se fue a por el segundo tanto, llegando con frecuencia a la línea de tres cuartos, aunque allí le faltó efectividad al fallar en el último pase.
Partido casi sentenciado
El Lucena intentó reactivarse en la recta final de la primera parte y empujó al Melilla hacia atrás provocando varios saques de esquina. Pero los cordobeses no tenían las ideas claras y el Melilla se sentía cada vez más fuerte ante un rival al que la ansiedad le comenzaba a pasar factura. Quedaban solo dos minutos para el descanso cuando el equipo visitante lograría el segundo gol que casi sentenciaba el partido y que le daba un nuevo mazazo a su rival. Todo nació en una jugada de estrategia en la que Chota tocó de cabeza sobre Miguel Montes para que batiera con aplomo al meta José Ramón.
Aún pasaron cosas antes del descanso, porque primero pudo acortar distancias el Lucena en un remate de Alex Quillo, que se fue fuera por muy poco, y el Melilla también dispuso de una tercera oportunidad en la que Chota estuvo muy cerca de embocar un servicio de Migue Montes. Así, con el partido encendido, terminaba el primer período.
Tras el descanso, el Lucena salió muy mejorado y con un planteamiento más ofensivo, aunque apenas generó peligro el equipo de Falete en los primeros diez minutos, hasta que dos tiros desde fuera del área de Gato y Javi Salero crearon cierta preocupación en el equipo de Juan Moya.
El encuentro estaba abierto y mientras el Lucena buscaba el gol de forma casi constante, el conjunto melillense no desaprovechaba la oportunidad para intentar hacer daño a la contra. El técnico de la U.D. Melilla movió el banquillo y dio entrada primero a Manolo y después a Fran Miranda para dar más oxígeno a los suyos y poder contrarrestar las llegadas de un Lucena que con el paso de los minutos era cada vez más peligroso.
Un penalti inexistente que metió al Lucena en el partido
Se mascaba el gol del Lucena desde que el Melilla dio un paso atrás y este llegó con un penalti inexistente de Richi, que le ganó la partida en el salto a Javi Gómez, pero ante la sorpresa de todos, el árbitro señalizó la máxima pena.
El gol impulsó a un Lucena que vio factible el empate mientras el Melilla no era capaz de neutralizar el intenso juego de los locales, que acecharon el área de Munir sin dar apenas respiro. El portero del Melilla se empleaba a fondo y paraba todo lo que le llegaba, hasta que cuando sólo quedaban ocho minutos para el final Gato se sacó de la manga una genialidad y después de regatear a dos defensores remató con la mala fortuna de que el balón rebotó en Richi, despistando a un Munir que no pudo hacer nada por detener el balón.
El gol, lejos de dejar indiferente al Melilla, le enrabietó y se fue a por el triunfo. Y lo tuvo en sus botas Nacho Aznar, sólo ante el cancerbero cordobés, pero su disparo se estrelló en el lateral de la red. También buscó el gol del triunfo el Lucena, pero para entonces ya fallaban las fuerzas y también consecuentemente el acierto.
