Fadela Mohatar considera adecuado el presupuesto de Cultura que supera algo el millón de euros. En su primera entrevista con MELILLA HOY deja claro que el derecho del acceso a la cultura que tiene la ciudadanía no debe circunscribirse sólo al papel de mero espectador, sino que es necesario potenciar, al mismo tiempo, iniciativas de participación social en el panorama cultural.
- Dejó el periodismo para introducirse en el servicio al ciudadano. ¿cómo se encuentra en el ámbito político?
- Al principio, en mi primera etapa, con cierta preocupación por la gran responsabilidad que representa el servicio al ciudadano. Entiendo que debes aportar lo mejor de ti y no puedes evitar sentir dudas por si serás capaz de responder a las expectativas, las de la ciudadanía y las que depositó en mí el presidente de la Ciudad. Tras esta primera experiencia, ahora me siento más cómoda, sin olvidar nunca que lo primero es esforzarte por ser útil a tu ciudad del modo más honesto y eficaz posible.
- En este nuevo Gobierno ha pasado del mundo de la mujer al cultural. ¿Satisfecha de su primera etapa en el Ejecutivo local?
- Muy satisfecha. No sé cómo se habrá percibido desde fuera, pero yo me he volcado en mi obligación de trabajar por avanzar en la igualdad de oportunidades. Por mucho que hayamos evolucionado como sociedad, tenemos un largo camino por delante para asimilar que sin una educación en valores, que desde la más tierna infancia enseñe a niños y niñas a valorarse y medirse como seres que valen lo mismo, no tendremos una sociedad justa e igualitaria. Hemos trabajado la familia, la sanidad, la educación, la coordinación en la atención y la protección de las víctimas de violencia y sus hijos e hijas. Sin embargo, es un camino que hay que seguir abonando cada día porque a la vista está que seguimos asistiendo a comportamientos desiguales y violentos, y lo que es más preocupante, lo seguimos padeciendo en las etapas adolescentes.
- ¿Qué le ha quedado por hacer?
- En el campo de la igualdad siempre quedan cosas por hacer y lo importante es afianzar lo iniciado. Estoy contenta de haber impulsado la creación de la primera asociación de mujeres empresarias y emprendedoras de la ciudad, de haber iniciado el primer programa de intervención con mujeres gitanas o de haber logrado que el ministerio de Justicia apruebe la implantación en Melilla de un instituto de medicina legal, fundamental para contar con informes periciales eficaces en los casos de violencia de género. Es decir, durante estos años no me he cansado de plantear iniciativas, que a mi entender tuviesen fuerza y eficacia, para remover los obstáculos en el camino por la igualdad… Pero si hay algo que ha quedado sin concluir (pero que me planteo potenciar desde el área de Cultura) es el proyecto de moda ética, sin duda una iniciativa de formación, empleabilidad y desarrollo cultural en el que he puesto muchas expectativas.
- Recuérdenos en qué consiste el proyecto y cómo lo piensa potenciar?.
El proyecto, propuesto a la viceconsejería de la Mujer por la Fundación Orbayu y la colaboración de Diseño para el Desarrollo y la Fundación Ana Bella ha consistido en un trabajo de año y medio, en el que se ha intervenido con un grupo de mujeres víctimas de violencia de género desde el ámbito personal y psicológico, hasta la concienciación empresarial, una vez que se las ha empoderado y fortalecido emocionalmente, formándolas en la confección de diseños acordes a la cultura local y con posibilidad de rentabilidad en un comercio muy específico del país. Actualmente, el taller surgido de este trabajo, la creación de la asociación Lala Buya y los arduos contactos que ya se establecieron en mi etapa en el área de Mujer, sitúan la iniciativa en un momento crucial para su despegue como alternativa de desarrollo cultural y por eso he querido continuar con el trabajo.
Qué duda cabe que la consejería de Cultura, por sus atribuciones específicas en cuanto a la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, puede asumir el impulso y desarrollo de este proyecto, que reivindica el valor del arte manual y de la sostenibilidad del patrimonio cultural como elementos auspiciadores del progreso económico y de la cohesión social. Mi voluntad es que se impliquen otras áreas del gobierno para que la iniciativa sea más sólida, entre ellas la propia Viceconsejería de la Mujer y el área de Economía y Empleo. A día de hoy creo que el proyecto tiene futuro y ojalá logremos nuestras expectativas. Está claro que en los últimos tiempos la cultura ha comenzado a redefinir paulatinamente su papel frente a la economía y al desarrollo.
- Pasemos a la actualidad. Sin duda un sector más creativo. La Cultura y sus múltiples facetas. Un área muy extensa. ¿De qué presupuesto va a disponer?. ¿Podrá mantener la oferta anterior?
- En mi opinión, el presupuesto de Cultura es adecuado, algo más de un millón de euros, aunque deben abarcarse más ámbitos si tenemos en cuenta la amplia dimensión que puede y debe dársele al concepto de cultura. Como decía en la anterior pregunta, el papel de la cultura frente al desarrollo o su relevante papel ante la cuestión de la diversidad cultural son aspectos que no pueden soslayarse, más bien al contrario. Así que mi intención es racionalizar el presupuesto con el que se cuenta, solicitando un leve incremento y replantear algunas políticas, intentando no aminorar la potente oferta cultural de la que dispone en estos momentos la ciudadanía melillense
- ¿Cuál será su impronta al frente de Cultura?. ¿Potenciará el arte local, la participación y el protagonismo incluso de los propios ciudadanos.
- Creo que el derecho del acceso a la cultura que tiene la ciudadanía no debe circunscribirse sólo al papel de mero espectador, sino que es necesario potenciar, al mismo tiempo, iniciativas de participación social en la cultura. No quiero con ello desmerecer lo primero, que no se me entienda mal. Me pregunta por cuál será mi impronta y esa es la que me gustaría dejar: además de continuar con la gran labor ya implantada en este área, trabajar para acercar más la cultura a la ciudadanía, a modo de una mayor participación y protagonismo social. Ya sabéis que siempre aposté y confié en la interesante repercusión social, cultural y de desarrollo de la metodología del proyecto Kahina, financiando sus programas desde el principio desde el Instituto de las Culturas. Pues creo que el área de Cultura debe aprehender en ciertos aspectos la filosofía de Kahina y dedicar algún esfuerzo presupuestario a ese modo de democratizar la cultura. En esta respuesta ya queda implícito, claro, la potenciación del arte y la cultura local. Serán fundamentales para crear esas redes de más cultura y cultura para todos y todas.
Y que conste que éste es un proyecto que actualmente está entre las competencias del Instituto de las Culturas, pero claro, yo no estoy hablando de trasvasar proyectos de un área a otra, ni siquiera de gestionar este mismo, sino de cooperar y potenciar aquellas experiencias que ya han demostrado que dan buenos resultados para el conjunto de la ciudadanía.
- Hay apartados culturales que cuentan con una gran demanda en la ciudad como son el teatro y la música. ¿Cuál es su idea al respecto?.
- Pues seguir atendiendo esa gran demanda, por supuesto. El teatro Kursaal se ha convertido en motor cultural en nuestra ciudad y son miles los espectadores que se cuentan ya en este primer semestre del año. También tenemos una oferta musical de una gran calidad, tanto por parte de la Orquesta y Banda de Música, como por ejemplo con los conciertos de la Asociación Amigos de la Música. Seremos continuistas en esta línea. Pero claro, como decía, con algunas cuestiones que replantear.
- A lo largo del año se desarrollan numerosos concursos, certámenes, conmemoraciones de días internacionales, jornadas literarias, históricas, premios, etc. ¿Se van a conservar reducir, ampliar?.
- Llevo apenas unas semanas en el cargo y, efectivamente, compruebo que la oferta de certámenes y jornadas son muchas e interesantes. En este sentido, queremos empezar a valorar el impacto que tienen, tanto este tipo de actividades como otras que se desarrollan, para valorar la necesidad de, o bien mantenerlas igual, o bien introducir alguna innovación para adaptarlas a las nuevas necesidades de la ciudadanía.
- Qué le parece la labor que desarrollan las diversas entidades y asociaciones culturales y artísticas. ¿Se van a mantener las subvenciones y convenios?.
- Por supuesto que se van a mantener los convenios y subvenciones. Son fundamentales para lograr la participación y el fomento de la cultura. Sin embargo, yo animaría a que las entidades participasen más en estas convocatorias, creo que falta protagonismo de algunos ámbitos de la cultura y hay que aprovechar estos canales de financiación pública. En este sentido, se van a variar algunas cláusulas (ya se ha hecho en esta convocatoria que está a punto de salir a la luz) para primar aquellas iniciativas que profundicen en los valores del patrimonio cultural inmaterial y entre ellos los que sean declarados patrimonio de la humanidad, como el flamenco, por ejemplo. Melilla, entre otras impresionantes herencias culturales, tiene flamenco en sus venas y hay que evitar que las nuevas generaciones se olviden de potenciarlo. Hablo del flamenco, como lo diré también de aquellas entidades que fomenten cualquier de las facetas de nuestra identidad cultural plural y diversa. Yo animaría a la creación de asociaciones con estos fines. Son fundamentales para que sigamos creciendo como sociedad.
- ¿Qué bagaje le gustaría llevarse tras estos próximos cuatro años?
- Pues el mismo que me he llevado tras mi anterior etapa. La tranquilidad de haber volcado toda mi ilusión, esfuerzo y capacidad en el trabajo que se me ha encomendado. No sé si lográndolo mejor o peor, pero desde luego poniendo todo mi interés en ello, y, por suerte, con el apoyo y colaboración, que siempre he encontrado, en las personas con experiencia y trayectoria en las áreas en las que he trabajado.
