El Plan de Recuperación, Transición y Resiliencia presentado por novena vez por Pedro Sánchez es una auténtica aberración y un insulto a la inteligencia. Un Plan basada en cuatro pilares fundamentales: la ecología, la digitalización, la cohesión social y la igualdad de genero.
Entre los proyectos que se busca implementar están: la creación de adicionales más de 65.000 plazas de educación infantil, la “formación de capacidades digitales” del 80% de la población, el apoyo a la movilidad eléctrica con la creación de 250.000 nuevos coches eléctricos para 2023, y la habilitación de más de 100.000 puntos de recarga. La inversión verde representará más del 37% del plan, y la digital casi el 33%. Sánchez prevé que se crearán 800.000 empleos, y un crecimiento adicional del PIB de un 2.5% anual.
Acierta Juan Manuel López Zafra cuando escribe en Voz Populi que “el problema aparece cuando entramos en materia. El conjunto de obviedades y lugares comunes da auténtico pavor. Todo es sostenible, digital, inclusivo, justo e igualitario. No existe un detalle de las inversiones a realizar, simplemente un conjunto de programas dentro de cada uno de los 30 epígrafes.”
Un plan puramente propagandístico, financiado con unos fondos que todavía no han llegado, y gestionado por el propio Sánchez. Un plan que destinará al turismo menos del 5% de lo presupuestado pese a representar más del 13% del PIB de nuestro país. En definitiva, un plan que no deja de ser una lista de deseos, y un dinero que acabará destinado al gasto político.
Sánchez puede presentarlo no nueve, sino diecinueve veces si quiere, pero el plan es lo que es: un brindis al sol. Europa debería intervenir e introducir algo de cordura a lo que está sucediendo en nuestro país. Y sinceramente creo que lo hará, que se pondrá la llegada de los fondos en cuarentena hasta que se presente un plan serio, o se introduzcan mecanismos que garanticen que el dinero no se acaba despilfarrando. Está bien ser solidario, pero que te tomen por tonto es otra cosa. Tomar por tontos a los países del norte no se debe permitir, porque no solo salen perjudicados ellos, los que pagan, sino todos nosotros. A nosotros también nos perjudica en tanto en cuanto unos fondos necesarios acaban siendo despilfarrados en “ecologismo inclusivo con perspectivas de género” y demás estupideces. Si Europa no interviene corremos el riesgo de volver a 2008 o los 80, ambos gobiernos del PSOE, por cierto.
