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MELILLA HACE 100 AÑOS

Meses de enero y febrero (y II)

…08-02-1921. El Carnaval.
Dada la extensión del artículo solamente muestro las nominaciones importantes del mismo.
En las calles. Los bailes, el del Casino Militar. El del domingo. El de anoche. Para hoy. El del Casino Español. El de Unión y Recreo. Baile infantil. Casino del Real. Club Melilla. Bailes públicos. Segado
12-02-1921. La paralización de la metalurgia inglesa repercute dolorosamente en Melilla. Se avecina en nuestra plaza gravísima crisis obrera.
La crisis del trabajo, que sufre el mundo en la postguerra y se extiende á nuestra nación, preocupa hondamente al Gobierno.
Tiene Melilla un gran comercio de exportación: los minerales de hierro de Beni Bu Ifrur. En 1914, se exportaron 6.100 toneladas y en 1920, más de 421.000. Efectuándose las cargas y descargas de forma primitiva, mediante espuertas llevadas á brazo.
La Compañía Española de Minas del Rif y la Setolazar, principales explotadoras de las minas, venden á Inglaterra. La mezcla de los minerales de ambas empresas es magnífica, por complementarse sus características. Excepcionalmente compraron partidas Francia y Estados Unidos.
Pero la metalurgia está en crisis y en los mercados de hierro se acentúa la baja. Como la exportación melillense se halla estrechamente unida á la metalurgia inglesa, la crisis de ésta, repercute dolorosamente en nuestra plaza.
La carga de minerales paralizada; los muelles de ribera también estarán terminados y holgarán unos cuantos cientos de obreros; en edificar nadie piensa.
Atentos siempre á los problemas de Melilla damos á tiempo la voz de alarma.
Si los centenares de obreros invertidos en la carga de mineral y en los muelles de ribera no encuentran ocupación, emigrarán, dejando aquí sus familias (cosa demasiado frecuente) atendidas á la caridad sin límites, de un pueblo, que no puede soportar, ni le conviene, la carga inmensa que supone el número ya grande de los que de ella viven.
13-02-1921. Los temblores de tierra en Marruecos.
Se ha tratado ahora de averiguar la mayor o menor frecuencia de los temblores de tierra en Marruecos, con escaso éxito, pues no se conserva dato alguno de los mismos. Sin embargo, como de padres a hijos se tramite el relato de los hechos salientes, un paciente investigador ha podido recoger los siguientes datos:
1642. Terremoto muy violento que derribó varias casas y durante el cual aparecieron surtidores de agua negra.
1657. Fuertes temblores en todo Marruecos. La población tuvo que abandonar sus casas e irse al campo.
1712. Ligeros temblores.
1724. Terremoto de gran violencia.
1751. Una verdadera catástrofe. El Océano Atlántico subió de nivel, llegando sus aguas al Zoco de Ghezel, de Rabat. Hubo un pánico terrible. Parte de la torre de Hassán fue derribada.
Según algunos autores españoles, hubo en la costa de Marruecos, cuando el terrible terremoto que se registró en Lisboa el año 1755, importantes temblores de tierra, formándose barras en las bocas de los ríos. Desde aquella fecha ha perdido importancia el puerto de Rabat Salé, reduciéndose mucho su comercio de importación y exportación.
1839. Hubo un violento temblor de tierra que no tuvo consecuencias.
1885. Un temblor ocasionó serias averías en muchas casas.
1896. Pequeños terremotos acompañados de ruidos que se parecían a los de un molino.
Se sabe que los grandes temblores de tierra de 1904, 1905 y 1909, que tantos perjuicios ocasionaron en Calabria, Chile y Martinica, no fueron notados en Marruecos.
En 1908, hubo un ligero temblor de tierra que duró un segundo, y todo el mundo recuerda aún dos pequeños terremotos que se notaron en el año 1917.
Por lo que a Melilla se refiere, pues los anteriores datos son de la costa Atlántica, en la historia de don Gabriel de Morales, se anotan: Uno el 31 de agosto de 1792, que produjo grandes destrozos y obligó a la habilitación de barracones para viviendas.
En marzo y Abril de 1821, se sintieron otros que ocasionaron muchos daños, con gran ruido y olor a azufre.
El 6 de noviembre de 1887, un terremoto abrió la Bocana de Mar Chica y pocos años después otro la cerró. Todos los años con más o menos intensidad, hay fenómenos sísmicos, siendo sensible que no existan sismógrafos para registrarlos.
13-02-1921. Al amparo de la lluvia, logra fugarse el cautivo Muñoz.
Dada la extensión del artículo solamente muestro las nominaciones importantes del mismo.
Setenta y seis horas de marcha vertiginosa. Como le trataron. Frente al Peñón. En la Comandancia de Marina. A la Península. Otro tripulante del “San José”. La fuga. En un bote le conducen al Peñón. Su llegada a Melilla.
17-02-1921. Se reproduce el temporal de Levante.
Durante la madrugada de ayer se reprodujo con gran violencia el temporal de Levante. El viento, muy fuerte, hacía arbolar mucho la mar y las olas empezaron a batir el espaldón del dique Villanueva, poniendo en situación bastante difícil a los buques allí fondeados, que eran el “Cabañal”, el minero inglés “Tenement” y algunos veleros.
En las primeras horas de la mañana el oleaje rompió las amarras de proa del vapor “Tenement”, que falto de presión, estuvo a punto de chocar con la obra. La tripulación efectuó las maniobras propias del caso y el buque quedó en el centro del abrigo impidiendo la salida del “Cabañal” que no podía mantenerse en su fondeadero.
Hubo momentos de verdadero peligro y de gran ansiedad por parte de los que se hallaban en los muelles presenciando las maniobras de la tripulación del “Tenement”, el cual, al fin, consiguió ponerse en franquía.
Poco después, abandonaba el puerto el “Cabañal” sin haber podido efectuar la descarga de las diversas mercancías que traía consignada para Melilla. Este vapor se refugió en Cala Tramontana, en espera de que amaine el tiempo para volver a terminar su descarga.
Cuando la tripulación del “Tenement” trabajaba con gran actividad para salir del dique, dos balandras, la llamada “San Segundo” y la “Vicente”, se vieron también en situación comprometida, pues el ancla de dicho vapor rompió algunas de las amarras de los veleros.
La “Vicente” sufrió la pérdida de una buceta que, según los inteligentes, es posible que sea puesta a flote cuando cese el oleaje.
Una vez en franquía el “Cabañal” y el “Tenement”, la situación de los veleros que quedaban atracados al dique mejoró notablemente.
En previsión de que el temporal arreciara reforzaron sus amarras, ayudándoles en esa faena el personal de la Comandancia de Marina.
Además de las dos balandras citadas, están en el puerto el pailebot “Urci”, laud “Barceló” y una pareja de vaporcitos de pesca.
También quedó atracado el vapor “Gandía”.
Ayer era esperado, procedente de Ceuta, el vapor “Villarreal”. Este buque, en la imposibilidad de venir a Melilla, marchó a Cala Tramontana, trasbordando el pasaje al “Cabañal”, que llegó allí huyendo del fuerte oleaje, que le impedía permanecer en nuestro puerto.
Hecha esta operación, sin accidentes, el “Villarreal” reanudó su marcha con dirección a Almería.
Como decimos al principio, el “Cabañal” volverá cuando el estado del mar lo permita.
17-02-1921. Plaza y Campo.
Ha sido nombrado médico de la Compañía Española de Minas del Rif, el reputado facultativo don José Linares.
22-02-1921. Es libertado el último cautivo del pailebot “San José”.
Peñón, 21
Ha llegado a esta plaza el grumete Francisco Más Andrés, hijo del patrón del pailebot “San José”, saqueado por los moros el 21 de enero.
Esta mañana se vió arribar una barquilla mora, propiedad del indígena Amarcito.
En ella venía el infortunado niño, que ha permanecido en poder de los moros un mes. Su entrega se ha conseguido sin condiciones de ninguna clase, lo que constituye un triunfo para nuestra política.
El pequeño marinero ha hecho el relato de su cautiverio.
Vestía un abriguito viejo y calzaba unos borceguíes muy grandes para sus pies.
Al desembarcar, entró en la casa del sargento de la Compañía de Mar don José García, donde se le dio alimento, pasándose a viso al Comandante Militar, don Adolfo García Cantorné. Momentos después, pasó el rescatado a la Comandancia, y en ella los señores de Cantorné le prodigaron sus cuidados, dándole alimentos y ropas.
Aprovechando la llegada del vapor “Sister”, embarcó en él el joven Francisco, recibiéndole cariñosamente el capitán.
A bordo le aguardaba la sorpresa de hallar a uno de los tripulantes del pailebot “San José”.
Al reconocerse, hubo una escena emocionante.
Se ha telegrafiado a la familia del grumete, que reside en La Línea de la Concepción. Como he dicho, los moros se han avenido a entregar el muchacho sin condiciones.
27-02-1921. El Grupo Escolar y el desdoblamiento de escuelas. Hacia la instrucción obligatoria.
El magnífico edificio levantado en la calle de Villafañas (actual Duquesa de la Victoria), por los cuidados de la Junta de Arbitrios, con destino al Grupo Escolar, sólo esperaba para abrir sus puertas, a recibir su dotación de menaje y que el Ministerio de Instrucción Pública ultimase los trámites necesarios a la designación de maestros que debieran de hacerse cargo de la enseñanza.
En el último presupuesto municipal se consignó la cantidad precisa para mobiliario y material, de suerte que tan pronto como los maestros estuviesen nombrados, ese edificio, honra de Melilla, recibiría a la niñez, bien necesitada, por cierto, de lugares en que fuera instruida y educada, dentro de las mejores condiciones apetecibles.
Nadie ignoraba, en 27 de febrero de 1921, que las escuelas de Melilla no estaban en proporción con el censo infantil, pues bien era sabido que sería preciso multiplicarlas todavía; pero, desde el momento en que el Grupo a que nos referimos se encontrara funcionando, se habría dado un paso importantísimo, y se tendría sólida base para una reforma que hasta ese momento no había podido realizarse.
En la calle de Villafañas, de conformidad con la opinión del inspector don Juan García Magariño, que el año anterior visitó a la prensa, se establecerían los tres grados de niñas y los tres de niños previstos, y ya con ese aumento y con las escuelas que han de resultar del desdoblamiento, también acordado por la Corporación Municipal, se contará para el próximo curso con escuelas cuyo número nos haga pensar en ir derechos a la enseñanza obligatoria. Habría desaparecido entonces todo motivo a la alegación de que los niños vagasen por las calles por no ser admitidos a la matrícula escolar.
Necesario era, en efecto, separar a los pequeños de la vía pública, donde todo vicio tiene su origen y donde se siguen fatales caminos hacia el analfabetismo. Por fortuna, no estaban lejos del momento en que ese mal podría evitarse.
La instrucción obligatoria era absolutamente precisa, si se quería el progreso del pueblo, con sus conminaciones y sus castigos para los que huían de la escuela, consagrándose a la mendicidad, y para los padres que se resistiesen a cumplir ese imperativo de la educación, muy olvidado en verdad en ciertas clases sociales.
La Junta de Arbitrios no escatimó sacrificios de ninguna clase, convencida de que la función docente era sagrada y de que era de primordial interés cuanto con la enseñanza se refiere. Que jamás pudiera decirse en Melilla por padres algunos que no mandaban sus hijos a las escuelas por no existir en número suficiente.
En esa fecha, había en la ciudad ocho escuelas de niños, cuatro de niñas y cuatro de párvulos, las primeras sin auxiliares y las otras con ellos, y cuando las graduadas estén abiertas, se habrán aumentado en tres las de cada sexo, habiendo entonces posibilidad de que las que están cercanas al emplazamiento del Grupo, vayan a los barrios que en esos momentos no las tenían, como son el Industrial, Tesorillo, Batería J y algún otro donde el volumen de población las tenía insuficientes, como ocurría en el Real, que contaba con una sola escuela de cada sexo, y en el Hipódromo, con sólo una de niños.
Se pensaba que con la apertura del Grupo de la calle Villafañas, habría de hacerse un reparto y un emplazamiento proporcional, para la mejor dotación de los barrios. Y para que pueda formarse juicio de la importancia de la reforma que había de realizarse, bastará decir que con la inauguración del Grupo y el desdoble de las de niñas y párvulos, el número se elevaría de ocho escuelas de niños a once, de cuatro de niñas a once, y las de párvulos, a las que asistían ambos sexos de los cuatro a los siete años, pasarían de cuatro a ocho. Con ello, la matrícula escolar, que en ese momento era de 1200 alumnos aproximadamente, se elevaría al duplo.

Bibliografía…. El Telegrama del Rif

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