El Taller de Batucada del AMPA del CEIP León Solá lo ha vuelto a hacer. La segunda edición de esta actividad, que se desarrolló durante la mañana de ayer en el vivero de Guelaya Ecologistas en Acción, prácticamente duplicó la afluencia de personas respecto a las plazas disponibles. Todo un éxito de participación que ya se había dado en el primer taller en el verano y que evidencia que los ritmos afrobrasileños de los tambores han enganchado en Melilla hasta el punto de que esta actividad podría organizarse de forma más frecuente. Según explicó a MELILLA HOY el presidente del AMPA del colegio León Solá, José Luis Villena, para la actividad de ayer había 25 plazas por ser el número de tambores que había disponibles para desarrollar el taller. Sin embargo, en el vivero se presentaron 40 personas, muchas de ellas en familia, lo que obligó a organizar dos turnos para que nadie se quedara sin probar la sensación de tocar estos instrumentos del programa ‘Cañada Viva!’.
Apenas hicieron falta unos minutos para que todos los participantes se vieran inmersos en el buen rollo que transmiten los ritmos de la batucada, en un entorno natural y con la implicación de niños y mayores, que disfrutaron al unísono de una actividad que va camino de convertirse en imprescindible en nuestra ciudad.
Por ello, sus impulsores, que cuentan con la colaboración de Sambiosis y de la asociación PIDES, están estudiando la posibilidad de que la batucada se estabilice en Melilla con talleres mensuales en vez de esporádicos, como ocurre ahora. Para ello, se aprovecharía la oportunidad que brinda tener los tambores de la BatuCañada disponibles para cualquier familia que quiera participar, abriendo esta actividad al resto de la ciudadanía.
Encuentro familiar
El objetivo es “generar unos espacios de encuentro familiar donde los niños enseñan a los padres, y los padres disfrutan con los niños alrededor de la música”.
Y al mismo tiempo, insistir en la meta marcada con el programa ‘Cañada Viva!’, que es “tumbar los muros interiores que hay dentro de la propia ciudad, en la que los niños y las familias de la Cañada muchas veces no se relacionan con el resto de la ciudadanía melillense y viceversa”.
Villena mostró la satisfacción que supone para los organizadores de este taller los resultados que ya se empiezan a ver gracias a “una actividad donde se comparte espacio, en la que niños del colegio Hipódromo se divierten y aprenden con otros del León Solá o el Rusadir”. Porque como recordó Villena, de esa manera “los niños de la Cañada normalizan su presencia en Melilla sin tener la etiqueta de que pertenecen a un barrio problemático”.
Además, otro de los logros conseguidos al ritmo de la música de los tambores es que los chicos que participan en la BatuCañada se responsabilizan de recoger el material después de los ensayos, conformarse en grupo y no pelearse. “La satisfacción es infinita”, apuntó el presidente del AMPA del colegio León Solá.
