El 27 de enero de 2005, los habitantes de Melilla se despertaron con una sorpresa extraordinaria: una nevada cubría la ciudad, transformando por completo el paisaje costero al que estamos acostumbrados. Este fenómeno meteorológico inusual, poco común en esta región, dejó una marca imborrable en la memoria de los melillenses.
Las calles, edificios y playas se vieron envueltos en un manto blanco, creando una estampa insólita que contrastaba con la imagen típicamente soleada de la ciudad. Melilla raramente ha experimentado grandes nevadas, lo que hizo que este evento se convirtiera en un acontecimiento histórico y único.
Los melillenses se sumaron a la fascinación generalizada, y aun circulan por redes sociales las fotografías de este enero que se ha convertido en un recuerdo preciado para quien tuvo la suerte de verlo.
Hoy día, sigue siendo tema de conversación.
ELI
«Fuimos corriendo a ver la nieve. era la primera vez que veía nevar»
“Recuerdo que estaba haciendo un curso en CC.OO. y una compañera gritó “¡Está nevando!” comenta emocionada Eli. “Fuimos corriendo a ver la nieve, era la primera vez que veía nevar. De la emoción, no me fijé en que los escalones tenían escarcha y patiné por ellos, cayendo finalmente al suelo” comenta entre risas. Para Eli fue una experiencia única y asegura que le encantaría que volviese a suceder.
OLIVER
«Mi madre me despertó para ir a clase y vimos todo nevado. Al estar en primaria, lo disfruté más que nadie»
“Recuerdo perfectamente ese día porque mi madre es conserje del CEIP Pintor Eduardo Morillas y vivimos en el colegio, me despertó para ir a clase y vimos todo nevado: los árboles, el patio” comenta Oliver con nostalgia. “Creo que al estar en primaria, lo disfruté más que nadie” dice entre risas el melillense.
MARI CARMEN
«La verdad es que cada vez que lo recuerdo, sonrío muchísimo»
“Tengo un vago recuerdo de estar jugando con mi padre y con mi abuelo. Nos lanzábamos bolas de nieve en un sitio donde había árboles” recuerda emocionada Maricarmen. Para ella, fue una experiencia única. “La verdad es que cada vez que lo recuerdo, sonrío muchísimo” dice con ternura. Le entristece no recordar el lugar exacto en donde estuvo jugando con su familia, pero igualmente atesora ese recuerdo en su memoria
SAMI
«Me junté con mis amigos en la calle para hacer una guerra de bolas de nieve»
“Recuerdo que estaba en el instituto, en clase. De repente, escuchamos a alguien que dijo que estaba nevando y todos salimos como locos al patio” dice Sami. “Los profesores nos dejaron irnos a casa, y estando en casa me junté con mis amigos en la calle para hacer una guerra de bolas de nieve, pero no cuajaban mucho y se acababan derritiendo” comenta entre risas el melillense.
MAR
«Lo recuerdo con mucho rencor porque ese día yo estaba en Málaga y mi vuelo no pudo salir»
“Lo recuerdo con mucho rencor porque justo ese día yo estaba en Málaga y mi vuelo no pudo salir porque la pista de Melilla estaba nevada” dice con tristeza Mar. “El único día que nieva en Melilla y yo no estuve ahí. Me lo perdí. Mis padres, mis hermanos, todos me mandaron fotos, pero yo no lo pude vivir”. Comenta que le hubiese encantado estar ahí para vivirlo.
SARA
«Nos mandaron a casa y fui con mi familia a Los Pinos a jugar sin parar, como bebés»
“Yo estaba en clase, en el Instituto, y alguien gritó que estaba nevando. Al asomarme por la ventana, lo vi todo nevado” dice Sara. “Nos dejaron salir al patio a ver la nieve, y luego nos mandaron a casa. Fui con mi familia a Los Pinos a jugar sin parar”. Sara recuerda que fue un momento inolvidable y asegura que jugaron “como bebés”.
