Avanzan que en los próximos meses se irán de la ciudad dos facultativos, pediatras y médicos a Andalucía o Madrid, donde las condiciones laborales «son mejores»: «Y esa fuga cuesta muchísimo reemplazarla», avisa César Feliú, vocal del Sindicato Médico de Melilla, quien pide a la población que «empiece a ser consciente de la gravedad de la situación»
Los médicos de Melilla han avisado a la población de que «empiece a ser consciente de la gravedad de la situación» en la que se encuentra la sanidad en la ciudad, «que ha ido empeorado» desde el comienzo de la huelga sanitaria a principios de marzo, y les ha advertido de una «fuga masiva» de profesionales sanitarios si se prolonga la crisis sanitaria en la ciudad.
De hecho, en declaraciones a los periodistas, el vocal del Sindicato Médico de Melilla, César Feliú, ha adelantado que en los próximos meses se marcharán de la ciudad dos facultativos pertenecientes al servicio de medicina interna, un endocrino y una reumatóloga, así como pediatras y demás profesionales a Andalucía o Madrid, regiones españolas donde las condiciones laborales «son mejores». «Y esa fuga cuesta muchísimo de reemplazarla», avisa, lamentando que que «en vez de ponerles una alfombra roja» a los facultativos «se les pongan zancadillas» desde la Dirección Territorial del INGESA.
«Tenemos facultativos especialistas de medicina y urgencia en otros hospitales que quieren trasladar su plaza aquí y que no les dan ninguna facilidad, y, a cambio, lo que tenemos son internistas bajando a la puerta de Urgencias para cubrir huecos», explica, denunciando este «despropósito».
Por ello, la semana pasada remitieron una misiva a la nueva ministra de Sanidad, Mónica García (Sumar), para que atienda las principales reivindicaciones de los médicos de Ceuta y Melilla, que consideran «justas y necesarias». En ese sentido, le tienden la mano para seguir negociando en esta cuestión. No obstante, lamentan que, por el momento, no han recibido ninguna respuesta al respecto.
«Páramo sanitario»
La alarma que ha emitido Feliú con respecto a la delicada situación sanitaria en la ciudad se sustenta en el empeoramiento de las condiciones de los profesionales sanitarios conforme pasa el tiempo, con «una fuga de médicos» que provoca una «sobrecarga» en plantillas como las de pediatría.
«Estamos cargando sobre nuestra espalda una presión asistencial como nunca antes hemos soportado, y lo que va a hacer es que de aquí a los próximos meses haya una fuga masiva porque las condiciones aquí son una auténtica porquería porque el que gestiona no tiene ni idea de gestionar», critica con dureza, admitiendo el hastío de los sanitarios melillenses, pero deja claro que seguirán reclamando lo que consideran «justo y necesario para que Melilla no se convierta en un páramo sanitario en el que pretenden convertirla».
A preguntas de los periodistas, el vocal del Sindicato Médico de Melilla descarta que se realicen «parones» en Navidad para evitar perjudicar tanto a los profesionales sanitarios que estén trabajando como a los pacientes. No obstante, señala que «la huelga sigue» y convocarán «parones en días puntuales para que el seguimiento sea masivo», aunque que intentarán que tenga el menor impacto posible en las listas de espera, que están «tan dilatadas por la falta de profesionales». «Hay profesionales que no han hecho huelga y sus listas de espera son de medio año», pone a modo de ejemplo, dejando claro que «no hay suficiente gente en consultas externas para atender la demanda, seguir operando y mantener la planta».
En su opinión, la movilización de la ciudadanía en esta cuestión es «fundamental».
«Habría que darle un impulso a esta huelga en el sentido de que la ciudad tiene que tomar conciencia de que si mandan a tu niño al cardiólogo infantil y en vez de verlo en una o dos semanas como antes le dan la cita para mayo o junio, pues eso es un problema», pone a modo de ejemplo, afirmando que están pidiendo «esas mejoras» para evitar que se acaben dando ese tipo de situaciones en la ciudad.
Al final, llega a la conclusión de que esto es «un problema político«. «Eso se soluciona con tres llamadas de teléfono entre los ministerios, pero no hay voluntad, y eso es un problema», lamenta al final.
