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Los estereotipos de género están más arraigados en los chicos que en las chicas de Melilla

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Los chicos melillenses tienen "más arraigados" que las chicas los estereotipos de género, según las conclusiones del proyecto de investigación sobre "Democratización Familiar para prevenir la Violencia de Género" que ha desarrollado la UGR en Melilla y que ha contado con el patrocinio de la Consejería de Cultura. El estudio recoge que en los hogares melillenses "el reparto de las tareas del hogar no es equitativo, sino que el peso mayor recae en la madre, mientras que el padre realiza tareas ocasionales". Las autoras del proyecto señalan que para lograr una igualdad real, es preciso trabajar en las familias educando a hombres y mujeres en que la corresponsabilidad es el camino. Según explicó la viceconsejera de la Mujer, Fadela Mohatar, con la presentación de las conclusiones se ha cerrado el proyecto de investigación sobre "Democratización Familiar para prevenir la Violencia de Género" que durante dos años ha venido desarrollando en la ciudad gracias a un convenio de colaboración entre la Consejería de Educación y la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la UGR en Melilla. Apuntó que es el primer trabajo de investigación de estas características que se lleva a cabo en la ciudad y que ha permitido "evaluar, a través de un amplio número de personas, el grado de desigualdad que se da en los roles de género de las familias melillenses".

Se busca que las conclusiones de este proyecto "nos puedan dar pautas de actuación, porque la principal conclusión es que queda mucho por hacer para avanzar en igualdad en Melilla". Para ello apuesta no sólo por incidir en la educación de los más pequeños, sino también "trabajar con las familias para ir mejorando esas relaciones de desigualdad".

Conclusiones
Por su parte Inmaculada Alemany, vicedecana de la Facultad de Humanidades del Campus de Melilla, indicó que el resumen de esta investigación es que en las familias melillenses siguen existiendo los estereotipos machistas. Así, en sus conclusiones se recoge que los chicos tienen "más arraigados los estereotipos de género que las chicas, siendo en ambos casos elevada su interiorización. Son los estereotipos de género uno de los predictores de la violencia de género", señala.

Otra conclusión del informe es que padres y madres utilizan distintas estrategias en el control de conductas en la familia, es decir, cuando los hijos se comportan mal. Así, mientras las madres recurren "a asumir responsabilidades, a la omisión y el castigo verbal, los padres utilizan más el castigo físico o la fuerza como forma de control de conductas inadecuadas". Además, padres y madres emplean técnicas diferentes de control dependiendo de si es un chico o una chica, "por lo tanto se mantiene la desigualdad en el género y la percepción de diferencias en el grado de exigencias en hijos e hijas". Por ello, "las madres se ocupan más tanto de la disciplina como del cuidado y del estudio de sus hijos e hijas".

A esto se suma que "el reparto de las tareas del hogar no es equitativo, sino que el peso mayor recae en la madre, realizando tareas rutinarias, mientras que el padre realiza tareas ocasionales puntuales". Este comportamiento cala en los hijos, con lo que se demuestra que "la democracia ha llegado a la esfera pública, pero no a la privada". Señala Inmaculada Alemany que para conseguir ese cambio necesario, es preciso "comenzar con un reparto equitativo de las tareas, porque la igualdad se empieza con pequeñas cosas".

Reconoció que hasta alcanzar esta meta de la igualdad es preciso trabajar en todos los campos y precisa de la implicación de toda la sociedad en su conjunto. "Hay que trabajar en las creencias de género, en los estereotipos que se repiten incluso en los jóvenes, en los salarios que no son equitativos, etc., podemos hablar de leyes y normas, pero todo debe empezar con la corresponsabilidad en casa".

Condicionados
Apuntó que no hay una causa-efecto a la hora de determinar que condicionantes sociales, religiosos o culturales influyen más o menos en estos comportamientos de desigualdad, porque "la falta de equidad o de igualdad de género es multicausal".

De hecho dijo que estamos condicionados desde el mismo momento de nacer, estableciendo diferencias en los colores de la ropa con la que se viste al bebé según su sexo. A esto se suma después otros conceptos de desigualdad que se dan de forma cotidiana en la vida de hombres y mujeres, desde los chistes a los cuentos tradicionales, las canciones o roles que establecen que "los niños no lloran y las niñas deben ser más cariñosas". "Todas estas creencias erróneas se naturalizan y se convierten en verdades absolutas que establecen que la mujer debe estar en casa y el hombre trabajar fuera, por lo que hay que conciencias y reflexionar, y la educación lo puede todo. Debemos ser conscientes de que la casa es 50% para uno y para otra, y asumir cada uno esa pequeña responsabilidad nos ayudará a mejorar", afirmó.

Por todo ello, el informe señala que "se hace necesario trabajar con el alumnado y las familias en programas de democratización familiar para desarrollar vivencias basadas en la equidad de género y de autoridad, que implican relaciones de corresponsabilidad entre hombres y mujeres en el cuidado y protección de los hijos, en la resolución de las necesidades del grupo familiar, tanto psicoafectivas como económicas, quitando a la mujer de la responsabilidad única o principal de las tareas domésticas y cuidado de los hijos”.

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Jesús Andújar

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