Como es lógico, voy a comentar lo que me parecían aquellos duelos entre Real Madrid y F. C. Barcelona (tampoco era Barça en aquellos tiempos) en los años de mi niñez que se jugaban en el Santiago Bernabeu y en Camp Nou inaugurado en 1957 (no he conocido otro). Algunos amigos dándonos cita en el Parque Hernández nos acercábamos a las inmediaciones de aquel gran bar o cafetería al aire libre muy próximo a la salida de General Marina por la puerta central del parque, no recuerdo su nombre (en esa salida, en la acera, había un quiosco de prensa y chucherías), allí a todo volumen nos deleitábamos con las narraciones radiofónicas de los Matías Prats (padre) y otros locutores en esos “carruseles deportivos de los domingos”. Se jugaban casi todos los partidos a la misma hora, se sucedían los goles, los penaltis, las grandes jugadas de los Kubala, Evaristo, Eulogio Martínez, Segarra, Gensana, Garay, Zcibor, Kocsis, etc. por el lado culé y los Kopa, Rial, Di Stéfano, Gento, Puskas, Santamaría, Zoco, etc. por el lado madridista, no recuerdo bien si ya le denominaban el equipo “merengue” y grandes porteros como Ramallets, Sadurní, Alonso, Bentancourt y otros. En ese café se daban cita también personas mayores que disfrutaban de las narraciones entre caña y caña con su tapa correspondiente o entre café y copa. El dueño, o encargado intentaba siempre echarnos de allí para no hacer bulto, cosa que no conseguía. Eran los años 50 y 60 sin televisión, en algunos bares repartían una hoja con los resultados de primera, segunda y del Melilla C. de F. (U.D. ahora) y su grupo. También radiaban los partidos de nuestro equipo melillense voces como Abelardo Valenzuela, este vivía en Barrio la Victoria puerta con puerta con mi tío Rafalito, otro era Avelino Gutiérrez (si me he equivocado en algo en los nombre de estos dos grandes locutores, pido perdón).
Supongo que en aquellos tiempos se daban patadas también, existirían broncas, ¿cómo no? y grandes duelos personales, yo recuerdo los de Benítez y Gento; también los de Eladio y Amancio, o en la medular entre el ceutí Pirri y el alicantino Asensi etc.
La violencia engendra violencia, no tengo duda ninguna, en muchas actividades no solo en el fútbol. Incluso, hasta no hace mucho eran los propios presidentes de clubs quienes la “propiciaban”, con ayudas muy variadas a esos “ultras propios”. ¿Había que informar o no sobre esa violencia? En aquellos tiempos existía la censura y era quien marcaba las pautas de lo que el régimen consideraba estipulado. Ahora existe la “libertad de expresión”. Son los mismos medios de comunicación quienes deberían fomentar la imparcialidad y eso es lo difícil.
Son los dos clubs con más seguidores en nuestra geografía patria e incluso, me atrevo a decir que fuera de nuestras fronteras también y ahora con la televisión los más seguidos cuando se enfrentan en esos denominados “clásicos”. Hemos asistido a muchas decenas de enfrentamientos entre ellos, la mayoría incluso de disfrutarlos. En otras ocasiones también la desgracia de contemplar como la rivalidad mal entendida desembocaba en tánganas continuas (¡Ay! la era Mouriñista), lamentable entre profesionales del balón.
En ocasiones, más de las necesarias, a los medios de comunicación también les gusta calentar los previos, les va el “morbo” y al finalizar los partidos, se centran incluso más en sus crónicas en lo puramente antideportivo ó extradeportivo. Las tánganas no son exclusivas del fútbol moderno pero en tiempos del “Caudillo y Generalísimo de todos los ejércitos”, el dictador Franco, dichas crónicas evitaban “meter el dedo en la llaga…por imperativo legal”.
He leído, yo no había nacido, que en la década de los cuarenta, cuando se iban a enfrentar Madrid y Barcelona, los directores de periódicos “recibieron esta notificación” (sic):
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