Tal y como estaba previsto, en la mañana de ayer dos agentes de la Policía Local entregaban el acta de clausura de la actividad del histórico comercio Ati II a una de sus dueñas, Dolores García. Todo ello, a causa del "incumplimiento" de las medidas de seguridad al no tener habilitada una segunda salida en caso de incendio que ordenó en dos ocasiones Medio Ambiente. Una salida, que aparentemente ayer estaba habilitada y operativa. Hasta que los agentes de la Policía Local no llegaron con la orden del cese de actividad del histórico Ati II nadie terminaba de creérselo. Y es que a las 9,30 horas más de una treintena de vecinos y de familiares de los 14 empleados que trabajaban en el establecimiento, estaban en la puerta del comercio que cumple 19 años desde su apertura, y que ayer cerró sus puertas.
Vecinos y familiares se concentraron ante las puertas del comercio como forma de apoyo a las empleadas que por el momento pasarán a engrosar las listas del paro. Posteriormente, tras ver que los técnicos de la Ciudad no asistían, entraron al comercio, como si de cualquier día se tratase, aunque ayer era diferente, puesto que las horas estaban contadas.
A las 10,00 horas dos agentes de la Policía Local entraron con la orden del cese de la actividad y los clientes pararon de comprar. Dolores García, una de las propietarias, recibió a los agentes y firmó la orden con la que se daba fin a la actividad de un histórico comercio del barrio. Fue el momento en el que, especialmente las empleadas rompieron a llorar de la frustración y es que la decisión era incomprensible para todos los presentes.
Entre aplausos y lágrimas se escuchaban a gritos "¡Siempre pagan los mismos, los trabajadores!" y la gente empezaba a dejar los carros llenos hasta arriba y a abandonar el local con muchas incógnitas que se tendrán que ir resolviendo.
“Especulación urbanística”
Y es que lo que sospechan empleados y vecinos es que se quiere derribar el edificio para construir una gran superficie y el papel de la Ciudad estaría supuestamente en facilitar esta gran operación de “especulación urbanística”.
Por otro lado, la segunda puerta de salida que habría sido reclamada hasta en dos ocasiones por la Consejería de Medio Ambiente estaba instalada con una barra antipánico tal y como se había solicitado.
Sin embargo, alguien habría tapiado la parte de atrás dejando inoperativa dicha salida y según los dueños no han sido ellos y han llevado este asunto a los Juzgados. Según explicaban, la única persona que tiene las llaves de dicho patio común es el propietario del edificio, que precisamente fue el mismo que denunció el incumplimiento de las medidas de seguridad contra incendios. Aún así, en la mañana de ayer la puerta podía abrirse y había restos de un muro que se habría construido detrás de la puerta.
Dichas afirmaciones, contrastan con lo señalado en el comunicado enviado por parte de la Ciudad en el que se indicaba que en noviembre de 2014 se dictó orden para que se habilitara la segunda salida del local a un espacio seguro, no estando operativa hasta el momento. Así, en abril de 2016 se volvió a ordenar la apertura de una segunda salida, o bien la reducción de la longitud del local hasta la medida permitida para una sola salida,
Sentencia en firme del edificio en ruina, según el Ati II, “técnica”
La Ciudad Autónoma señalaba hace unos días que además del “incumplimiento” de la normativa de seguridad contra incendios, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) declaró que el edificio se encuentra en Estado de Ruina, por sentencia firme. Además, indican que en un inicio el Ejecutivo local se opuso a esta declaración en defensa de los intereses de los comercios afectados y de sus empleados.
Sin embargo, Dolores García, una de las dueñas, aseguró que no es ruina como tal sino que es ruina “técnica”, es decir que su derribo es más económico que su rehabilitación. Además, García indicó que hace unos días que lo que está en ruina es la parte trasera del edificio, que no afecta a su local.
Muestras de solidaridad
María Ángeles Belmonte, una de las vecinas del barrio y familiar de una de las trabajadoras culpaba a la Ciudad del cierre de este comercio y sostenía con impotencia que tenían que verse los representantes políticos en esta situación, para que tuvieran mayor empatía a la hora de cerrar. Belmonte no comprendía esta decisión y es que al igual que el resto de personas veían que la puerta estaba construida.
Otra de las vecinas aseguraba a los medios que era una "injusticia" y que espera que los dueños del Ati II los reubiquen dado que no es suficiente con una indemnización sino que tiene que pagar los gastos de una familia.
"Son padres de familia, con niños pequeños y con hipotecas y como está la vida te hacen el desahucio en un momento", sostenía la melillense. Además, lamenta el cierre de este comercio ya que es uno de los pocos establecimientos grandes que hay por la zona y donde podían también disfrutar de varios descuentos.
