El Melilla sufre para ganar en un duelo equilibrado, con el gol de Dani García en el minuto 75′, con dedicatoria al lesionado Migue García
La U.D. Melilla sumó este domingo su tercera victoria consecutiva del campeonato que le confirma como líder indiscutible del Grupo V de la Segunda RFEF, tras superar por un ajustado 1-0 a la A.D. Unión Adarve, en un choque igualado y emocionante que se resolvió en la recta final, con el tanto del oportunista Dani García, que se lo dedicó a Migue García, lesionado de una doble fractura de peroné en su pierna izquierda. Además, los locales han hecho de su terreno de juego un ‘fortín inexpugnable’, donde han ganado sus cuatro partidos que han disputado en este inicio de Liga.
Melillenses y madrileños completaron un buen primer tiempo, aunque los locales se vieron exigidos por un Adarve con muy buen trato de balón y peligroso en los metros finales.
Sin embargo, el equipo de Migue Rivera fue el primero en intentarlo, en el minuto 12, con un centro chut de José Enrique que el cancerbero madrileño salvó en el segundo palo, despejando a córner, y tres minutos después su compañero de ataque Sergio Pérez, tras sortear a dos defensores, disparó solo ante el meta Guille, que se lució en otra gran intervención, despejando a saque de esquina.
Los locales, que se sacudieron la presión del rival, se encontraron más cómodos a partir del minuto 15, y en el 16’, Álvaro Muñiz también lo intentó en otra buena ocasión, de potente chut, pero esta vez la defensa visitante despejó a córner.
La Unión Adarve, pese a que no dispuso de ocasiones en los primeros compases, sí que complicó la salida de balón de los locales, y pronto puso en apuros la meta de Salcedo. Así, en el 22’, Calleja dio el primer aviso a las intenciones de su equipo por intentar ganar el partido, con un disparo seco, al borde del área grande, pero el cuero se marchó fuera, por encima del larguero.
La réplica local no se hizo esperar, ya que un contragolpe de José Antonio González lo finalizó en una gran ocasión Fran Núñez, en el 24’, pero envió el esférico fuera, bastante alto.
El equipo madrileño encerró a los melillenses en la recta final de la primera mitad y en acciones a balón parado llevó mucho peligro. Así, en el 41’, una falta ejecutada por Calleja la salvó la defensa azulina a córner, que el propio Calleja se encargó de botar para marcar gol, aunque el tanto fue anulado por previa falta de un atacante madrileño a Salcedo.
La última ocasión del primer tiempo fue también de los visitantes, en el 44’, en un cabezazo a placer de Harta que salvó un defensor melillense en última instancia.
El guión apenas cambió en la reanudación, ya que los dos equipos seguían buscando la victoria, aunque con mayor iniciativa de los melillenses, ya que en el 53’ Sergio Pérez recortó dentro del área madrileña a un defensor y su remate final salió fuera, rozando el poste derecho, tras una jugada de José Antonio González.
Sin embargo, la intensidad en el juego y el cansancio físico en los dos equipos bajó el ritmo de partido, aunque la Unión Adarve seguía con la misma ambición que en la primera mitad, y en un contragolpe pudo llegar el 0-1 (68’), pero el meta Salcedo salvó el mano a mano de Luis Molina.
Si clara fue la acción de los madrileños lo fue también la del local Dani García, cuatro minutos después, tras una brillante jugada de Sergio Pérez, ya que se plantó solo ante el meta visitante y éste evitó el tanto, en una gran intervención.
El partido seguía abierto y cualquier conjunto podía ganarlo, pero fueron los melillenses quienes dieron un paso adelante en la recta final para llevarse el triunfo, ya que en el 75’, Sergio Pérez se fue de dos defensores y puso el balón en el segundo palo, donde apareció Dani García para empujarlo al fondo de la red. Precisamente, el goleador azulino aprovechó el tanto conseguido para dedicárselo a Migue García, lesionado el pasado miércoles en Lepe, en el partido de Copa Federación.
Con el 1-0, el Melilla no se encerró, pese a que la Unión Adarve seguía empujando a la defensa local en busca del empate, y en el 91’, Braun tuvo en sus botas la sentencia, en una jugada al contragolpe, pero tardó en plantarse solo ante el portero y dio tiempo a que un defensor se le echara encima para taponar su disparo.
