A finales de diciembre de 2015, tras la interposición de una denuncia en la Comandancia, la Guardia Civil interceptó en nuestra ciudad un coche de alta gama, concretamente un Maserati Ghibli de más de 90.000 euros, que había sido sustraído a una oficina de alquiler de coches de París, Francia. Los acusados, que fueron “cazados” en el interior del vehículo, han sido vinculados por la Guardia Civil con una presunta red de compraventa (con destino Marruecos) de coches obtenidos por diversos medios, incluido el robo. El Ministerio Fiscal interesó para los acusados la imposición de una pena de 23 meses de prisión por la comisión de un delito de receptación, mientras que la defensa pidió su absolución. A finales de diciembre de 2015, un ciudadano francés se personó en la oficina de denuncias de la Guardia Civil para contar a los agentes que uno de los vehículos de lujo de su agencia de alquiler de París había sido localizado (gracias a la señal del GPS que estos coches llevan incorporado) en nuestra ciudad, y para pedir su recuperación, ya que había sido robado y en la citada agencia temían que el vehículo acabase cruzando la frontera para su venta en Marruecos. El coche en cuestión, un Maserati Ghibli valorado en 90.000 euros, había sido ubicado por el GPS en dos puntos diferentes de la ciudad durante los días 26 (Monte María Cristina) y 27 (barrio del Real) de diciembre. Los agentes comenzaron a hacer un seguimiento del vehículo y terminaron por interceptarlo el día 28 en la misma Plaza de España, encontrándose en ese momento ocupado por los dos acusados, conductor y copiloto, quienes fueron conducidos a la Comandancia de la Guardia Civil para aclarar lo sucedido. A uno de los acusados se le incautaron 20.000 Dirhams. Una vez en la Comandancia, los acusados se contradijeron al explicar el porqué de que se encontraran en el vehículo. El conductor afirmó que le habían dado la documentación y las llaves del coche con el encargo de dejar el vehículo en un Parking “cercano a Beni Enzar o en la Cañada”, dado que la intención era cambiarle las placas de matrícula y acabar sacándolo a Marruecos. El copiloto, por su parte, afirmó en la Comandancia que los 20.000 Dirham eran para “comprar un coche en Melilla con destino Marruecos” y, si bien negó que se tratara del Maserati, el conductor llegó a decir que estaba dando una vuelta al otro acusado para enseñarle el coche antes de la compra. Los agentes de la Guardia Civil que declararon afirmaron que el conductor ya tiene antecedentes por hechos similares, “en sus móviles tenía fotografías de la documentación de otros vehículos […] había indicios de que se dedicaba al tráfico de coches robados; uno de los coches de las fotos tenía un señalamiento en Bélgica por robo”, concluyó uno de los guardias. El Ministerio Fiscal recordó que el contrato de alquiler no estaba a nombre de ninguno de los acusados y que, además, estipulaba que sólo podía conducirse el vehículo por Francia, Alemania, Bélgica y Suiza. Atendiendo a los indicios aportados por la Guardia Civil, el Ministerio Público consideró probados los hechos e interesó para ambos acusados, que no comparecieron en el acto de la vista oral, la imposición de una pena de 23 meses de prisión por un delito de receptación, además de decretar judicialmente la devolución del coche, que sigue intervenido por las autoridades desde su incautación. La defensa pidió la absolución alegando que no hay pruebas de la intención de los acusados de sacar el coche a Marruecos y que nunca se les vio por la frontera o sus inmediaciones.
