El Colegio La Salle vivió ayer una gran fiesta con motivo del Día Escolar de la No Violencia y la Paz. En el centro del patio, una gran paloma blanca. Alrededor, cientos de niños con esperanza en un mundo mejor. Durante la mañana conmemoraron la fecha con distintos bailes y actuaciones a través de los que invitaban a dejar a un lado las diferencias para luchar por un mismo objetivo. Al evento asistieron los distintos representantes religiosos de la ciudad, que impartieron una valiosa lección de respeto y unidad. Ayer se celebró el Día Escolar de la No Violencia y la Paz. Una fecha muy importante en el calendario de los alumnos del Colegio La Salle, que ayer hicieron de este día una gran fiesta para pedir por un mundo mejor. Y no lo hicieron solos. Contaron con la presencia de los cuatro representantes religiosos de la ciudad, que aprovecharon el acto para impartir una valiosa lección de respeto y unidad ante cientos de estudiantes.
Tanto el presidente de la Comisión Islámica de Melilla (CIM), Dris Mohamed; como el Hermano Crescencio; el portavoz de la Comunidad Judía, Jaime Azancot; y los representantes de la Comunidad Hindú, Ramesh Ramchand y Lachmi Ghanshandas incidieron en la importancia de trabajar codo a codo, de olvidarse de las diferencias y de centrarse en el prójimo para conseguir la paz. De este modo, pusieron de manifiesto que todas las religiones persiguen el mismo objetivo: que desaparezca el terror en el mundo.
Una paloma blanca realizada por los alumnos con tapones de botellas se situaba en el centro del patio. En torno a ella, como símbolo de la paz, se sucedieron distintos los bailes que representaron las distintas culturas presentes en Melilla. Fue una mañana de esperanza, en la que el fin de la violencia parecía una realidad alcanzable con el esfuerzo de todos.
