Estamos a punto de conmemorar un nuevo Día de Melilla conjugando la españolidad con el melillismo. Aquí sumamos, no somos excluyentes y acogemos al que llega, simplemente, porque igual que ellos también llegaron nuestros antepasados en busca de un futuro mejor y nacimos nosotros en esta tierra. En nuestro diccionario no se usan términos como charnegos ni es un insulto el llamar español a alguien o sentirse parte de una nación milenaria. ¡Qué buena herencia dejamos a las generaciones que nos siguen!, y que ¡patrimonio inmaterial de la humanidad disfrutamos! Sin ese sentido del que se vanaglorian muchos y del que siempre adolecieron. El melillense ama a su tierra, lo lleva en sus genes, siente morriña cuando lejos nos encontramos y los que hemos formado parte de la diáspora sabemos lo que eso significa. El 17 de Septiembre será otra jornada para recordar a los que en esa noche llegaron con Pedro de Estopiñán a la Vieja Melilla y a los que en los sucesivos siglos hicieron posible tener la Ciudad que nos ha sido legada. El Día de Melilla sabe a sacrificio, entrega, abnegación, Victoria, trabajo, esfuerzo, a sueños alcanzados o a ilusiones rotas. La mujer y el hombre melillense somos fuertes de carácter, tal vez nos moldea el poniente llevadero para golpearnos duramente el húmedo levante. Entre dos frentes nos encontramos y buscamos la mejor forma de llevarlos. En este 2.014 aun hay reivindicaciones por alcanzar, lograr un pacto de Estado por unas comunicaciones con la Península acordes al siglo XXI mas allá de avatares políticos, un pleno empleo o la mejora de la sanidad o la educación, sin olvidarnos que somos frontera exterior de la Unión Europea y que merecemos que tanto Madrid como Bruselas vuelvan sus ojos a estos 13 kilómetros cuadrados para resolver de una vez por todas un drama humano que no solo afecta a los que llegan a España sino también a los que aquí vivimos. Melilla debe ser considerada región ultra periférica de la UE y que el paraguas defensivo de la OTAN nos debe cubrir, al igual que lo hace con otras zonas. ¡Queda tanto por hacer!, pero sobre todo tenemos claro que cuando hemos usado la herramienta de la unión pocas cosas se han resistido. Mil calles llevan hacia ti y no tengo tiempo que perder, así nos volverá a cantar La Guardia y nos hará reflexionar al celebrar los quinientos diecisiete años de la fundación de esta Ciudad. También este año habrá medallas de oro de Melilla se impondrán al conocimiento representado en la Universidad de Granada y al valor demostrado por el policía melillense, Carlos López Martínez, al salvar a un hombre cuando había caído a las vías de la Estación de Ávila. Son ejemplos a seguir. Exportemos el sentimiento de ser de Melilla para que otras personas conozcan como somos sin maquillajes ni estereotipos, con la naturalidad que nos hace mejores. Feliz Día de Melilla.
