La reciente prohibición por parte de las autoridades de la festividad del Toro De La Vega es algo que a todas luces parece lógico, ya que soltar a un toro en medio del pueblo y que salgan todos los mozos y lo maten a lanzazo limpio, eso ni es arte ni es nada, es simplemente algo “grotesco” y “cruel”.
Sin embargo, hay que ponerse desde la perspectiva de un paisano veguense para que pensemos que un niño que ha visto a sus padres ir delante y detrás del toro para clavarle una lanza empatizando con el resto de sus paisanos… quiera de mayor tener el “honor” y el “valor” de demostrar que él no es menos que sus padres ni sus amigos. Podemos asegurar que los ciudadanos del lugar el susodicho “Toro de la Vega” lo han “mamado” desde siempre… Cientos de años. Por todo ello, considero lógico que el hecho de que venga ahora el político de turno a quitar esa costumbre y a decirle a los veguenses que son unos… Ni da gusto, ni creo que se lo vayan a tolerar.
Sin embargo, en nombre de la “tradición” no tenemos derecho a disfrutar con el sufrimiento de los animales. El ser humano, desde mi perspectiva, no tiene derecho a hacer sufrir a los animales, ni a ningún otro ser vivo. No podemos quemar el bosque, no solo porque nos perjudique a nosotros, sino porque perjudicamos a los seres vivos que nos rodean. Soy de la opinión que las tradiciones no deben desaparecer, si lo hacen perderíamos nuestra identidad y eso no lo podemos tolerar, pero hay recursos, recursos cívicos. Pienso que si todas las festividades tuvieran que empatizar con la tradición, deberíamos de obviar el Fútbol y volver a los Gladiadores: Peleas a muerte entre hombres, presumiblemente esclavos… Ese era el padre del espectáculo europeo y no la Champions League.
Desde mi perspectiva, La fiesta del Toro de La Vega no creo que deba desaparecer nunca, pero en vez de lanzarle lanzas al toro hasta matarlo, cortarle los testículos y exhibirlos en el pueblo como el máximo grado de honor en un estandarte…Una alternativa podría ser ponerle al toro una tela desde el lomo hasta la testuz y adosarle algunos emblemas de fibra. De esta manera, los mozos o equipos participantes que le quiten al toro más emblemas, los exhibirían en su estandarte y sería la cofradía ganadora del Toro de La Vega ese año… Cada cofradía tendría su local y sus vitrinas donde mostrar sus triunfos históricos. Para jugar con el toro de este modo, se le limarían los cuernos al toro, para que éste no pueda herir a nadie de muerte. Esto lo veo menos arriesgado y más valeroso para los ciudadanos de tan noble villa, ya que aunque sería muy difícil que el toro pudiera matar a nadie, habría que acercarse más al animal para quitarle los emblemas.
Hay que tener en cuenta que la festividad de poner las gallinas colgadas boca abajo en una cuerda y que los concursantes pasen por debajo de ellas a la carrera y le arranquen el cuello de cuajo con las manos ha sido sustituido por unos aros con cintas y ha sido todo un éxito. Y creo que lo ha sido porque tiene más mérito, ya que aunque la competición es la misma, requiere más puntería, equilibrio y serenidad e implica menos brutalidad. Creo que si no cambiamos los conceptos sociales y morales, difícilmente podremos cambiar el rumbo de nuestra política, economía y moral social… Será muy difícil, por no decir imposible.
