Soraya Sáenz de Santamaría era una de las pocas integrantes del Gobierno que aún no habían visitado Melilla. Hasta ayer, día en que aterrizó en la ciudad para apoyar al PP en la campaña electoral y conocer un poco más de cerca los rincones de Melilla. Durante cerca de una hora, la vicepresidenta del Gobierno paseó por todo el centro y palpó de cerca el cariño de muchos melillenses que, al toparse con ella, no dudaron en saludarla y pedirle una foto para el recuerdo. Sáenz de Santamaría tuvo tiempo, incluso, de entrar en una tienda y comprar un juguete para su hijo Iván, de 4 años y medio.
“Me ha pedido cualquier tipo de vehículo. Un coche, una moto, un algo”, comentó Sáenz de Santamaría metida en su papel de madre en el interior de la tienda de juguetes, que enseguida se llenó por todo su equipo, los principales dirigentes del PP local y los periodistas que la siguieron durante el paseo. Y junto a la dependienta, con toda la expedición detrás, acudió hasta la estantería de los cochecitos para elegir ella misma el juguete que su hijo le había encargado antes de coger el avión para viajar a Melilla.
Fue una de las anécdotas de las horas en que la vicepresidenta estuvo en nuestra ciudad, donde se dejó pocos rincones del centro por ver durante un paseo que se extendió durante algo más de una hora, demostrando que tiene tanto tirón como Mariano Rajoy porque fueron muchos los que la pararon para pedirle fotos, selfies y mostrarle su apoyo.
“¡Grande, Soraya!”, “¡Soraya, presidenta!” y “Bienvenida a Melilla” fueron algunos de los piropos que Sáenz de Santamaría se llevó de nuestra ciudad, aunque otros ciudadanos, sobre todo algunos jóvenes sorprendidos por tantas cámaras mientras caminaban por el centro, demostraron conocerla de vista pero sin saber quién era realmente. Fue el caso de un grupo de adolescentes que al final de la Avenida, cuando se toparon con la Caravana Popular, no les salía el nombre de esa mujer a la que habían visto por la tele y lamentaban que no hubiera venido Rajoy, “como otras veces”.
Anécdotas similares se fueron sucediendo durante todo el paseo, en el que Sáenz de Santamaría recorrió la Avenida Juan Carlos I, la Avenida Reyes Católicos y parte de calle O’Donnell, además de la Plaza Héroes de España, el Parque Hernández, Carlos Ramírez de Arellano, antiguo Hospital de Cruz Roja, Plaza de Toros y Plaza de San Lorenzo. Un itinerario en el que tuvo tiempo de ver en primera persona los efectos del terremoto, además de conversar con los candidatos del PP local, saludar a quienes se le acercaron, hacerse fotos con ellos, felicitar a los jardineros del Parque Hernández por tenerlo “bien bonito” y comprar el juguete prometido a su hijo Iván antes de volver a casa tras un día intenso en Melilla.
