La educación postsecundaria ante la sociedad del conocimiento y de las comunicaciones (III)
La crisis global se extiende actualmente a todos losaspectos y sectores de la vida y de la civilización.Tampoco la Universidad ha quedado exenta y pordoquier se constata su profunda y prolongada crisis.Este es un fenómeno natural, ya que, de entre todas lasinstituciones sociales, pocas hay que como la Universidadactual de masas reflejen más inmediata y sintomáticamentelos problemas de su tiempo.
Frente a estarealidad se impone una mejor selección del talento desus profesores y de sus alumnos, un implacable esfuerzoen favor de la creatividad cultural y científica y unapoyo ilimitado a la investigación y la innovación.
El hecho de que la Universidad se vea sacudida por lacrisis no la descalifica ni puede dar lugar a que lasociedad le rehúse su apoyo. Ese apoyo es tanto másnecesario por cuanto la Universidad puede abrir nuevoshorizontes en una etapa decisiva de cambio y detransformación como la que atravesamos, en cuyaresolución se manifiestan insuficientes los esquemaseconomicistas. Los problemas actuales requieren unavisión a plazo medio en vez de las soluciones a cortoplazo al uso por razones electorales. La Universidadtiene que tomar parte activa ante los grandes desafíosde la sociedad de nuestros tiempos. En esa maravillosatarea constructiva hallará también la mejor solución desus propios problemas.
De ahí que la Universidad viene a ser, con todofundamento y a pesar de sus graves problemas internos,una institución da valor decisivo para que, a travésde la movilización de los inmensos recursos de lacultura y de la ciencia de que ella es depositaria, elmundo pueda superar las dificultades de todo orden enque actualmente se debate. Pero este objetivo exige unreplanteamiento moral y ético de las aspiraciones individualesy sociales y una actitud de profunda renovaciónespiritual. La Universidad, por su propia naturaleza,está en condiciones de cooperar con la máximaeficacia al logro de semejante tarea, sobre todo ofreciendouna sólida formación humana: Que no se limitea formar profesionales y especialistas, ni tan siquierainvestigadores y profesores, sino sobre todo hombres ymujeres cabales.
En consecuencia, lo decisivo es la concepción de quédebe ser o qué queremos que llegue a ser la Universidaden su relación con la sociedad. Y en este sentido, silas metas deseables son identificadas como la luchacontra la pobreza y la injusticia social, la lucha por lacalidad de la vida, el encuentro del hombre con valoressustantivos y la reafirmación de su dignidad personal,es en función de tales metas como deberá perfilarseluego la estructura institucional para responder mejor acrecientes desafíos, y entre ellos el que presenta elmundo del empleo. En este contexto merecen serdestacados algunos de los cambios estructurales que sevan generalizando en el mundo, a saber:
a) Las Facultades tradicionales se ven sustituidas pordepartamentos organizados por saberes y áreas concretos,y éstos, a su vez, tienden a articularse entre sí,desarrollando nexos entre todos ellos y llegando aformar un verdadero sistema de cooperación, en el cualse engloban los estudios literarios humanistas, junto alos científicos y técnicos regulares, incluidos programascortos que unas veces son de carácter técnico peroque en otras tienen carácter formativo general o soncomunes a diversos estudios.
b) Las Instituciones universitarias empiezan a utilizarsistemática y crecientemente los medios de comunicaciónsocial y los nuevos principios pedagógicos basadosen el aprendizaje individualizado, lo que contribuyea conformar progresivamente modalidades deformación y entrenamiento de menor duración (carrerascortas) mejor adaptadas a las múltiples necesidadesconcretas de cada sociedad.
c) La parte más especializada de los estudios universitarios,organizados en Institutos de Investigación, sesitúa con creciente extensión al final de la carrera y enestudios de postgraduado, para los cuales se introduce,cada vez más, una fuerte diversificación, con criteriosde exigencia y selectividad crecientes.
d) La aparición de nuevas Instituciones universitarias,con una orientación más práctica y aplicada, secaracteriza por una especial vinculación o relación consu ámbito cultural, comunitario y territorial más inmediato.También se observa el creciente desarrollo devínculos entre las Universidades y las organizaciones,empresas y grupos sociales de su entorno, a la vez queentre las Universidades entre sí, en el ámbito de losrespectivos países, regiones e incluso mundialmente.
A propósito de este último aspecto de los cambiosestructurales en curso, conviene destacar que la Universidadde nuestro tiempo tiene que asumir nuevasobligaciones sociales como resultado de la creciente interdependenciaque se está desarrollando en todos losórdenes de la vida moderna y, en consecuencia también,de las Universidades con los Gobiernos, con lasempresas, con las Fundaciones, etc. Esta realidad ydesafío requiere nuevas respuestas en el gobierno de laUniversidad, cuya preciada autonomía, incipiente enEspaña, tiende de hecho a reducirse en la mayoría delos países con larga tradición de autonomía universitaria,esencialmente debido a la necesidad de mayoresaportaciones presupuestarias del Estado, lo que conllevala' intervención no sólo en la determinación deprioridades de las investigaciones, sino también en unaobligada adecuación de sus programas a las exigenciassociales y económicas, sobre todo en tiempos de crisis.Con matices y condicionantes bien distintos, no deja deoperar un grado similar de interdependencia negociadaa la hora de cooperar con empresas, Fundaciones yotras entidades públicas y privadas como contraprestaciónde unos medios cada vez más necesarios. En estascircunstancias, la autonomía universitaria tiene que serconcebida más bien dentro de un acto de solidaridadsocial.
Estos y otros nuevos condicionantes de la Universidadde nuestros días hacen verla demasiadas veces comouna institución al servicio del desarrollo social yeconómico de la respectiva sociedad, a diferencia decuando se la concebía fundamentalmente para formardirigentes y llevar a cabo investigaciones en busca delsaber y de la verdad. No es, por lo tanto, de extrañarque su imagen más reciente, como referencia de unestatus social y como instrumento de progreso, hayaprovocado la gran demanda social, sobre todo desde los años 60 del grancrecimiento económico.
