“Negociemos libres de miedo. Pero no temamos negociar (John Fitzgerald Kennedy)”.
“Está bien celebrar el éxito, pero es más importante prestar atención a las lecciones del fracaso (Bill Gates)”.
El miedo o el excesivo respeto (como decía JFK) por la otra parte son malos a la hora de negociar cualquier tema. Las negociaciones con Marruecos se llevan a cabo, al menos durante todo el tiempo que ha estado ¿gobernando? nuestro ahora gobierno en funciones, bajo un respeto y un miedo excesivos (muchos opinan que por temas inconfesables de Pinocho) a consecuencias previsibles (invasión de inmigrantes, por ejemplo) e imprevisibles.
No se entiende, sin tener en cuenta lo antes expresado, la situación de las fronteras de Ceuta y Melilla, en las que, en la práctica, se hace lo que a nuestro vecino se le ocurre en cada momento. Un ejemplo son las colas que se provocan (al dejar un único carril para ello en la parte marroquí de la frontera) para los melillenses que tienen familiares en Marruecos y que quieren cruzar la frontera, en contraposición con los dos carriles, y la agilidad de los mismos, que se han habilitado para el paso de los marroquíes (y extranjeros no españoles de origen marroquí) que vienen desde Europa en la llamada “operación paso del estrecho” u OPE.
Deberíamos prestar atención al fracaso en nuestra relación con Marruecos, que sigue reclamando Ceuta y Melilla y que, cada vez más indisimuladamente, pretende asfixiar a ambas Ciudades Autónomas. Por el contrario (como ha denunciado Imbroda, del PP), seguimos facilitando la operación paso del estrecho (OPE) con subvenciones al transporte de vehículos y pasajeros que deberían ser para promocionar el turismo en nuestra ciudad, pero que sirven para que ciudadanos extranjeros (que no dejan un euro en la ciudad y sí muchos problemas de tráfico, suciedad y gastos en policía, organización y un largo etc.) se aprovechen de ellas para ir a su país de origen (Marruecos).
A España y a Melilla (también a Ceuta) no les interesa la OPE. La gran mayoría de los que cruzan la península con destino a Marruecos (con paso por Melilla y Ceuta), desde Francia, Alemania, Holanda y otros países europeos, no dejan ni un euro en nuestro país (más allá del combustible) y, sin embrago, dan mucho trabajo de organización y suponen el empleo de importantes medios materiales y humanos que podrían emplearse para otros temas más importantes. En la situación actual lo mejor es que los viajeros “low cost” que atraviesan España con destino a Marruecos vayan por otro camino.
Cuando se bote a Pinocho y compañía (con ellos al mando no parece posible revertir la situación) se debe negociar con Marruecos, libres de miedo, habiendo acordado previamente con Europa un apoyo decidido a la europeidad de ambas ciudades y a su vital importancia como fronteras sur de Europa con África. En ese momento, la OPE será un tema más sobre la mesa (como un gran favor que España hace a Marruecos) junto con, entre otros muchos, la pesca, las aguas y la seguridad jurídica y agilidad de ambas fronteras europeas.
Lista negra de la AEAT
También debería ser posible negociar con Hacienda libres de miedo, pero es de ingenuos pensar que ello es posible. En este caso negociar no es posible, porque una negociación se basa, principalmente, en que ambos ceden para llegar a un acuerdo que deja lo más contentas posibles a las partes. La AEAT se sitúa en una situación de superioridad y desde ahí dice algo así como: “Esto es lo que hay y si no estás de acuerdo acude a los tribunales, que te costará el doble y, con mucha suerte, dentro de 5 años a lo mejor me ganas el litigio/controversia”.
Hablando, el pasado fin de semana, con un familiar cercano, en un viaje a la preciosa ciudad de Lisboa, me di cuenta de que mucha gente ve bien que Hacienda publique la lista de morosos (algo que inicio el PP con Montoro y que ha continuado con el PSOE a través de la ministra Montero, ¡curiosa la similitud de apellidos!).
La Agencia Tributaria (AEAT) publicó el pasado viernes su novena lista de morosos, la segunda en seis meses y la tercera en un año, en cumplimiento de las novedades que incluye la Ley de Lucha contra el Fraude, en vigor desde el pasado 10 de julio.
Algunos datos generales de la última lista:
Los morosos con Hacienda le deben algo más de 17.700 millones de euros frente a 18.200 millones en la lista publicada en diciembre de 2021, un 2,9% menos. Se trata de 7.037 deudores, un 3,3% menos.
Este nuevo listado incluye por segunda vez a los deudores solidarios, esto es, 3.566 directivos y empresarios que antes se ocultaban al no aparecer como deudores principales, que le deben 6.506 millones de euros.
Los contribuyentes que aparecen son quienes tiene deudas con el Fisco de más de 600.000 euros, cuando hasta el 27 de diciembre era de 1 millón.
De los 7.037 morosos, 1.387 son personas físicas, por importe de 2.125 millones de euros y 5.650 personas jurídicas, por importe de 15.585 millones de euros.
Del importe total, 6.787 millones de euros (el 38%) se corresponde con deuda de deudores en proceso concursal (2.067 deudores, el 29% del total) y, por tanto, es deuda afectada por un proceso en el que las posibilidades de cobro efectivo se encuentran limitadas por el propio proceso concursal.
Reflexiones: No todos (aunque los hay) los que están en las listas son unos caras (que parece ser el objetivo de la publicación de los nombres); muchas de las reclamaciones de Hacienda son discutibles e infladas por las multas e intereses; muchas deudas son porque la empresa o persona física en cuestión (por razones de mercado, mala gestión, cambios estructurales, falta de adaptación, mayor competencia, reducción del mercado, mayores costes, etc.) ha entrado en concurso (casi el 40 % del importe total de las deudas), lo que ha hecho que, en muchos casos lo pierda todo (incluso su patrimonio anterior); las cantidades reflejadas están basadas en leyes injustas que sólo aplica la AEAT, para la cual eres culpable hasta que demuestres lo contrario y en las que lo que Hacienda dice (aunque sea sin prueba alguna) tiene presunción de veracidad.
Yo no estoy de acuerdo con estas publicaciones porque a muchos se les ha perseguido sin razón (luego, como en el caso de Ancelotti, se les ha quitado) y a otros muchos se les arruinado bastante la vida como para sumarle el escarnio público de la “listita”. Es mejor tener más medios y perseguir (cosa que en muchos casos no se hace por miedo a las consecuencias físicas para los “valientes” inspectores) el mercado negro; en cualquier caso, debe hacerse con presunción de inocencia y debe ser la AEAT quien pruebe la defraudación del que llaman (que somos todos) el “obligado tributario” (¡menos mal que no nos llaman el reo tributario!).
